Asociación Civil Bolivariana "Defensores del bolívar"

sábado, septiembre 29, 2007

Calidad y Cantidad en la Educación Venezolana

Por Manuel C. Martínez M.
29-sep-07

Pocos países en el mundo actual pueden exhibir la cantidad de centros educacionales de Preprimaria, Primaria, Secundaria, Universitaria y Postuniversitaria como lo hace Venezuela. Poco falta para que cada parroquia, cada centro urbano, o poblado, tenga su *aldea universitaria*, así denominada, con toda la carga implícita en tan denigrante vocablo.

Efectivamente, se cuenta en decenas el número de universidades, y de varios millones el número de primoescolares. Estas informaciones meramente cuantitativas ocupan buena parte de las alocuciones de nuestros infatuados gobernantes de ayer y de hoy mismito.

Pero bien miradas las cosas, debemos preguntarnos cómo es que ese gran número de centros y de población estudiantil no se da en los países técnicamente más y mejor desarrollados del mundo, de los cuales y desde siempre nos ha venido casi toda la literatura tecnocientífica que puebla nuestras bibliotecas y librerías.

Nos aventuramos a respondernos: Efectivamente ni en USA ni en Europa, ni en la sobrepoblada Asia se da ese fenómeno de centros educacionales a granel, como tampoco se pretende convertir cada ciudadano en un egresado con toga y birrete.

Resumamos: Cada centro de estudio, nuevo o reparado y repotenciado, supone jugosas e inmediatas comisiones, vulgarmente conocidas como *matracas*. Si un Aristóbulo, por ejemplo, pudiera ser honesto, lo admitiría, pero eso sería tanto como pedirle óvulos a los testículos.

Cada dotación de equipos, utilería y demás complementos involucrados: pupitraje, laboratorios, enseres, sustancias experimentales, bibliotecas, etc., suponen otra no menos jugosa matraca.

Y hasta allí todo marcha de mil maravillas. Luego viene la dotación de personal, generalmente exclusiva para docentes y administrativos medios humillados y prostituidos. Deben ser adulantes por excelencia, deben saber lavar sus inmundas ropas a escondidas, y, particularmente, deben ser sumisos y tolerantes con los salarios de hambre que caracterizan todas las nóminas de los centros educacionales del país.

El día que estos gobiernos decidan reconocer salarios que sí se correspondan con el valor del servicio prestable por buenos y excelentes profesionales, ese día deberá cerrar definitivamente un elevado porcentaje de esos numerosos, pero falsos e inservibles centros de estudios sostenidos sólo a punta de los referidos sueldos de hambre.

Europa, Asia y USA tienen pocos centros de estudio pero todos son de alta calidad, dotados con el mejor personal del mundo, no sólo en capacidad tecnocientífica, sino moral.

El lamentable caso es que Venezuela tiene más centros que ningún otro país, pero con la peor de la calidad educativa. Desde luego, con las escasas excepciones del caso. El colmo y lo evidente son el puñado de delincuentes de toga y birrete, quienes encumbrados como autoridades universitarias fueron denunciadas como delincuentes, según la actuación del valiente Ministro Samuel Moncada, y unos delincuentes quienes, por cierto, siguen tan impunes como el peor de nuestros corruptos tradicionales, a pesar de haber cometidos sus delitos durante más de 40 años..

viernes, septiembre 28, 2007

Reforma constitucional: globalización, disciplina y estatización

Por Rafael Uzcátegui
rafaeluzcategui@hotmail.com

Intentar realizar un cambio por medios constitucionales es consecuencia de pensar al Estado como instrumento, mediante el cual se pueden alcanzar ciertos objetivos. Esta perspectiva constitucional aísla al Estado de su propio contexto. Lo que el Estado hace y lo que el Estado es, en realidad, está condicionado por el hecho de ser un punto en una red de relaciones sociales. Esa trama, del cual el Estado es uno de los nodos medulares, se estructura de la manera en la cual su modelo productivo se organiza. Para Venezuela es la exportación barata de energía, sintetizada bajo el nombre de "socialismo petrolero", según la reciente categorización efectuada por el primer mandatario.

Recapitulemos. Tras el final de la Guerra Fría comenzó un período caracterizado por la interdependencia multilateral creciente entre los diversos Estados nacionales, proceso conocido como globalización económica: un planeta, un mercado. Los Estados-nación tejen una abigarrada red de intereses y negociaciones, articuladas en geometrías diferentes según cada tema. La noción de imperialismo se sustituye por la de imperio, en la que una nueva lógica de dominio, el flujo planetario de capital, une a la serie de organismos nacionales y supranacionales que forman la actual soberanía global, caracterizada por la pluralidad de fuentes de autoridad.

No fue casualidad que a comienzos de los 90´s, cuando apenas comenzaba a vislumbrarse esta condición multipolar, la izquierda latinoamericana, perpleja por la caída del Muro de Berlín, configure su discurso casi exclusivamente en contra del neoliberalismo y en defensa de los Estados nacionales. Como huída hacia delante y retorno a sus pretensiones estadocéntricas, reinventa su estrategia de privilegiar la toma del poder estatal para producir el cambio oxigenándose dentro del discurso altermundista. Pero este entendimiento simplista acerca de la globalización, la mera sustitución de los Estados por multinacionales manipuladas desde un centro, no comprendía las propias mutaciones y reacomodos de los propios Estados. De antiguos sujetos soberanos pasaron a convertirse en actores estratégicos, fomentando la productividad y competitividad de sus propias economías en sintonía con los flujos económicos globales. El Estado nunca se ha visto amenazado de desaparecer como práctica histórica. Cedieron, sí, parte de su soberanía para establecer mecanismos de gobernabilidad supranacionales y subregionales, pero continúan siendo esenciales para asegurar la productividad de las unidades económicas localizadas en su territorio. Los Estados-nación regulan, facilitan o bloquean los movimientos de capital, trabajo e información, disciplinando a sus poblaciones para cumplir con los compromisos surgidos de su rol en la economía planetaria.

Pdvsa es de todos (casi)
El 27 de febrero de 1989 constituyó una línea de fuga para la reestructuración mundial del poder. La erupción de pasiones e irracionalidad enfrentada a la naciente arquitectura de la libre circulación del capital. La necesidad de la relegitimación sistémica tenía como precondición, claramente expresada en el llamado Consenso de Washington, la gobernabilidad. Una nueva forma de subordinación disciplinada debía difundirse por el entramado social e internalizarse por los ciudadanos: el devenido socialismo petrolero, el populismo chavista realmente existente. Mistificada por un discurso izquierdista, la Constitución de 1999 acopla el territorio venezolano con las exigencias del momento, otorgándole a la inversión extranjera las mismas condiciones que el capital nacional en su artículo 301. Esta normativa revertía definitivamente el proceso de nacionalización petrolera de 1974. El resto de los 349 artículos, incluyendo los magnificados acerca de los beneficios sociales, eran maquillaje de utilería. En la reforma propuesta se profundiza el modelo, otorgándole rango constitucional a las empresas mixtas, la figura jurídica por la cual las empresas extranjeras han devenido en socias del gobierno venezolano en la explotación energética. Al proveer de manera segura y confiable de recursos energéticos al mercado mundial, el Estado venezolano gotea los beneficios creados por su iniciativa empresarial. Este orden es a la vez una forma de producción, una forma de gobierno, un discurso y un estilo que recrea una determinada subjetividad.

Ficción constituyente
A estas alturas afirmar que la propuesta de reforma constitucional estatiza los canales de participación ciudadana es un lugar común. Diversos pronunciamientos de organizaciones de izquierda revolucionaria, al margen del bolivarianismo, y algunas expresiones del chavismo radical coinciden en el punto. Al distinguir entre poder constituyente y poder constituido, difieren en la génesis del fenómeno de recuperación. Una tendencia considera que la autodenominada "revolución bolivariana" ha sido una serie de hechos constituyentes que han constituido un poder "popular" cuya figura visible es el Presidente Chávez. Según esta teorización, la reforma constitucional sería una estrategia de diversos factores de la naciente institucionalización para secuestrar el proceso iniciado en 1999. Ante esa situación, argumentan, sólo cabría una rebelión para convocar, de nuevo, una asamblea constituyente que "recuerde" al primer mandatario por donde deberían ir las cosas. Esta "revolución dentro la revolución" –para usar sus propios términos- es tan fantasiosa como imposible. En principio porque esta dicotomía mítica y nítida entre el "poder popular" y el poder político no existe. Y segundo, porque su razonamiento parte de una exaltación acrítica de las propias organizaciones sociales chavistas, sucedáneo de las certezas sobre la vieja dictadura del proletariado que subyacen en el imaginario bolivariano.

La cooptación del movimiento popular no comienza con la aprobación de la reforma constitucional. El desmantelamiento del tejido insurgente de base, en cambio, se inicia cuando un candidato presidencial logró capitalizar a su favor el descontento catalizado tras el Caracazo. Al ganar las elecciones en 1998, se inicia un proceso dialéctico de simbiosis entre el nuevo gobierno y las organizaciones sociales. Por una parte la nueva burocracia transformó activistas en funcionarios, decapitando liderazgos locales ante la ausencia de relevos generacionales. En otra dimensión, parte de los propios movimientos abogó activamente por ser reconocido e integrado en la política de subsidios estatales, negociando leyes para reglamentar su legitimidad y acceso a los recursos. La integración fue tanto económica como discursiva. Al utilizar su retórica, vacía de significado, el gobierno pudo ganar a su favor buena parte de las organizaciones sociales que lo precedieron, imponiéndoles su propia agenda política y electoralizando su calendario de movilizaciones. La polarización política hizo el resto. La implosión y fragmentación de las organizaciones barriales, sindicales, ambientalistas, estudiantiles, de mujeres y contraculturales era una condición para imponer una nueva gobernabilidad y la paz social.

La autonomía beligerante de las bases chavistas fue reiteradamente erosionada por la imposición sucesiva de modelos de organización decretados desde arriba, no resultantes de las luchas y experiencias concretas de la gente. Tal efervescencia obnubiló a entusiastas del "empoderamiento popular", quienes pasaron a difundir una percepción sesgada de su dinámica empírica. Círculos bolivarianos, fundos zamoranos, consejos comunales, cooperativas, comités de tierra urbana, medios comunitarios, cultivos hidropónicos y gallineros verticales se fundaron, en gran parte, como extensión de la oferta política, institucional y simbólica del Estado. Volviendo sobre los términos: siendo creaciones del poder constituido. Como ha sido desarrollado por otros, y los hechos reiteran, la amplia base de apoyo al primer mandatario no construye su identidad en torno al socialismo, sino en torno a la figura del Presidente. No son revolucionarios, son chavistas. Las consecuencias son diversas, entre ellas la ausencia de lazos de solidaridad horizontales y la presencia de todas las perversiones jerárquicas, individualistas y competitivas de la cultura imperante.

La hipotética reforma de la carta magna representa, en efecto, un momento de inflexión del modelo chavista de dominación. Pero a su vez, no significa una ruptura con la evolución de las políticas delineadas en los últimos años. Constitucionaliza y legitima una serie de prácticas conocidas, entre ellas, el encasillamiento y subordinación del movimiento popular. Para ello, no debemos olvidarlo, usando los recursos económicos producidos por una de las mayores bonanzas petroleras de los últimos 30 años. Cualquiera que se tome la molestia podría descubrir, hurgando en la historia venezolana, la coincidencia de los ciclos de estabilidad y revuelta social con los de abundancia y crisis económica. Pero este ya es tema para otro artículo.

TEMAS ENERGETICOS

Por MARZHA NAVARRO

Normalmente no damos importancia cuando oímos hablar de ofensiva energética, cruce energético, anillo energético, integración energética, o inclusive, de la crisis energética.
Les invito a hacer una rápida suma en sus economías domestica, la cuenta de luz, mas la cuenta de agua, mas el gas para la cocina, el combustible del auto, de las calefacciones y etc. El resultado final será sorprendente, pues descubrimos que lleva de nuestro presupuesto casi la mitad, lo que muestra claramente la vital importancia de discutir y entender este tema.

Pocas personas saben que la globalizacion surgió de la profunda preocupación, especialmente de ecologistas y ambientalistas, pero también de economistas, por la futura crisis energética que sufrirá el planeta, principalmente si continuamos sin ahorrar, sin administrar y promocionar una especie de equilibrio en las extracciones de todos los recursos, naturales o artificiales ya existentes.

Aquí van algunos ejemplos, si México, Venezuela o cualquier país con reservas petrolíferas, extraen de sus subsuelos indiscriminadamente cantidades exorbitantes de petróleo, sin cuidados con el impacto ambiental, el subsuelo queda hueco y un día se hundirán pueblos enteros – lo que se llama acomodación de tierra, sin olvidar que es una energía no renovable.

Ya en el caso de Rusia Alemania o Francia, si solamente usan energías nucleares, que si son renovables y más económicas, pero, a parte de ser dañino al medio ambiente, un eventual accidente es absolutamente catastrófico.

Por los motivos arriba mencionados el Banco Mundial y los investigadores de la ecología recomiendan el ahorro y la diversificación en el uso de los recursos energéticos en todos los países del mundo por ello también el nuevo orden mundial y las nuevas estructuras políticas, vivimos una especie de aglomeración, privatización y nuevas administraciones de todos los recursos energéticos del planeta. Como un consorcio multinacional.

Todos los países deberán organizarse de forma que se use dosificadamente todas las energías en pequeños consumos, energía eólica, energía solar, energía nuclear, energía eléctrica, termoeléctrica, biodiesel, gas, petróleo y otros. Los precios están subiendo estratégicamente pues es hora de ahorrar, no opcional, para proteger el planeta, nuestras mismas vidas. Debemos integrar y complementarnos para reducir asimetrías. Ningún gobernante o político del mundo podrá obviar esta cruda realidad

domingo, septiembre 23, 2007

Señor Presidente, No regale nuestro Salario

Por Manuel C. Martínez M.
23-sep-07

De muchos es sabido que fiscalmente el Estado se alimenta de todos los impuestos provenientes legalmente de la masa de ciudadanos trabajadores, según lo dice la Constitución, Art. 316 y 317.

Los tributos, tanto directos (IVA e impuesto anual sobre la renta anual) como los indirectos (impuestos sobre importaciones, tasas varias, etc.) tienen como finalidad el costeo de los Gastos Públicos (servicios e inversiones productivas), una contraprestación que ha sido coadmitida dentro del esquema administrativo según el cual el Estado centraliza, coordina y da cuenta de los servicios colectivos de todos los habitantes, y estos consecuencialmente deben cubrirlos con sus ingresos individuales.

El resto de las necesidades cotidianas menores corren a cargo de los bolsillos particulares de quienes tengan poder adquisitivo, o en su defecto el Estado prevé servicios de beneficencia pública, hoy conocidos como Misiones. Es el modelo de vida individualista dentro del cual cada ciudadano debe trabajar para cubrir sus necesidades, salvo aquellas que por su envergadura y calidad forman parte obligatoria de los Servicios Públicos.

Los salarios sirven para la satisfacción personal de necesidades menores, las compras de comida, calzado, ropa, zapatos, divertimentos, salud, etc., y en dichas compras el Estado interviene con sus impuestos, unos más abusivos que otros, unos más justificados y otros menos.

En nuestro país se ha vendido reforzando exitosamente la actividad tributaria indirecta, y ahora se dispone de un servicio de recaudación tributaria (Seniat) que si bien ha mejorado la recaudación, no así vigila para nada la aplicación de estos ingresos fiscales. Tenemos un Seniat con grandes logros tributarios al lado de una Contraloría Nacional que sigue tan desvergonzadamente inoperante como antes del Seniat).

Pero lo de la incongruencia entre Seniat y Contraloría Nacional lo dejamos a un lado para enfocarnos hacia el uso que viene dándole el Estado al tributo conocido como IVA, o sea, Impuesto al Valor Agregado, es decir, impuesto por concepto de trabajo realizado, única fuente lícita que permite a un comprador disponer de ingresos para ir al mercado y decir, por ejemplo: *Píqueme de esta carne, señor carnicero*.

Ahora bien, el Fisco Nacional o Erario Público dispone de variopintos ingresos tributarios. En él desembocan el Impuesto sobre la renta anual, el IVA, las regalías mineropetroleras, las tasas aduaneras, etc. Con estos variados tributos se forma un fondo común, una caja única con cargo a la cual van todos los gastos que el Estado realice.

Particularmente nos llama la atención que el Presidente de la república ahora dispone a su arbitrio de esta Caja Común para hacer cuantiosos donativos al exterior, y no precisamente para cubrir contingencias, sino para cubrir ciertos déficit presupuestarios de algunos países, unos donativos que lógicamente están siendo costeados por esos impuestos que satisfacen los trabajadores venezolanos.

El Ingreso petrolero quizás no lo sintamos en carne propia porque se trata de una fuente natural donde el trabajo colectivo participa con poco esfuerzo, pero destinar el IVA al donativo de *ayudas* a al exterior es poco menos que una burla y un abuso tributario.

E independientemente de las razones e intenciones de dichos donativos, por considerar que ningún impuesto que recaiga sobre los hombros de los trabajadores deben tener como destino su salida gratuita hacia otros países, le rogamos al estimado Señor Presidente que por favor no siga regalando nuestro trabajo, que no siga regalando nuestro salario.

¿Es posible abatir el mercado negro y la inflación en Venezuela?

Por Eudes Vera
eudesvera@cantv.net

El dólar paralelo ya ronda los 5000 bolívares. Se vaticina que la tasa de inflación al cierre de este año refrendario superará el 18%, la más alta de Latinoamérica, después de Haití.

Ahora bien, ¿Por qué tenemos tan elevada inflación en Venezuela? ¿Cuál es la razón fundamental? Los economistas “ortodoxos” tanto los de la Cuarta como los de la Quinta esgrimen una serie de razones: Que la causa es el exagerado gasto público, o bien la baja productividad agroindustrial del país, que si el exceso de liquidez, etc. Yo, que soy un lego en materia económica me hago sin embargo la siguiente pregunta: En el hipotético caso de que no existiera un mercado paralelo del dólar (pero manteniendo el Control de Cambio), o que reducido a su mínima expresión, ¿tendríamos tan elevada inflación como la actual? Creo que No y voy a explicar por qué.

Sabemos que nuestros comerciantes y empresarios fijan el precio de las mercancías y servicios que ofrecen en función de la cotización del dólar en el mercado paralelo y no en función del dólar oficial. La excepción a esta regla general tal vez ocurre con aquellos productos de la cesta básica que están regulados. Pero nuestros comerciantes y empresarios se las arreglan para burlar los controles, o simplemente, desaparecen de los anaqueles esos artículos regulados, como sucede con la leche, por ejemplo. De tal manera que al problema de la inflación se le agrega el no menos serio problema del desabastecimiento.

Teóricamente entonces, si no hubiese mercado negro de divisas, y si estas últimas fueran entregadas oportunamente por CADIVI, nuestros abnegados comerciantes y empresarios no tendrían más remedio que usar como referencia el dólar oficial para fijar el precio de los productos y servicios que venden u ofrecen.

Pero, ¿Por qué las divisas no son entregadas oportunamente por CADIVI? Sospecho que hay varias razones, entre ellas podemos citar:

1. La corrupción. Aquellos empresarios y comerciantes que se bajen de la mula generosamente, pues recibirán más divisas y de manera más expedita y rápida que aquellos que rehúsan a pagar comisiones. La solución a este problema en un gobierno verdaderamente revolucionario sería la aplicación eficaz de los servicios de inteligencia del Estado para detectar, destituir y poner detrás de las rejas a los funcionarios corruptos.
2. Ausencia de criterios de eficiencia y de prioridad en el otorgamiento de un bien escaso como las divisas. Por ejemplo, es válido y correcto que el Estado otorgue divisas para la adquisición de insumos para industrias esenciales como la textil, la farmacéutica, la automotriz, las telecomunicaciones, las alimentarias, la construcción, o para la importación de artículos educativos como libros, computadores, etc. Sospecho que se están otorgando divisas para la importación masiva de artículos suntuarios o no esenciales, como vehículos lujosos, whisky, caviar, etc., etc. En aras de la transparencia, CADIVI debiera publicar periódicamente los renglones y empresas a los cuales está otorgando divisas. Me temo que priva mucho el criterio de discrecionalidad de los funcionarios, a la hora de otorgar las divisas.
3. Mala administración de las reservas excedentarias, las cuales son manejadas de manera discrecional por el Presidente de la República. Esto hace que el respaldo de la moneda sea mucho menor que el que tiene actualmente (una liquidez de 130 billones de bolívares es respaldada apenas por unas reservas de 28.000 millones de dólares, cuando bien podrían ser el doble. Habría que ponerle coto a esta atribución inconstitucional del Presidente. En la campaña electoral pasada propuse la promulgación de una ley que eliminara o limitara no sólo el monto de las emisiones de deuda, sino también el de las donaciones presidenciales, la compra de armas y los bonos basura de otras naciones.

Imaginémonos ahora que llega al poder un gobierno auténticamente revolucionario que solucione la problemática de la entrega oportuna y eficiente de divisas. Es obvio, entonces, que para minimizar la inflación que nos azota (y también el desabastecimiento) en un país como Venezuela, en el cual el componente importado está presente en mayor o menor grado en TODOS los bienes y servicios que consumimos o usamos los venezolano(a)s, lo primero que habría que atacar es el mercado negro del dólar, a los fines de reducirlo a su mínima expresión. Muy bien, pero ¿cómo podemos lograr esto último? La respuesta es muy sencilla y no la oirán ustedes de labios de un economista de la Cuarta o de la Quinta: Para acabar con el mercado negro de divisas y minimizar la inflación, basta simplemente con revaluar el bolívar. ¿Cómo hacerlo? Tal como lo planteábamos en la pasada campaña electoral, la revaluación se puede hacer de manera progresiva, llevando el tipo de cambio oficial del valor actual (Bs. 2150/dólar) a por ejemplo Bs. 500/dólar, en un lapso por ejemplo de 10 meses, disminuyéndolo a razón de Bs. 165 por mes. Es decir, cada mes el dólar oficial valdría 165 bolívares menos. Ahora pregunto: ¿Quién va a comprar dólares en el mercado negro hoy sabiendo que en un mes el dólar oficial valdrá 165 bolívares menos? Sería el colapso de ese mercado. ¿Y que pasaría con la inflación? Tendría que bajar obligatoriamente. Pongamos un ejemplo. Actualmente la tonelada de trigo se cotiza en 430 dólares (o Bs. 924.500). Al llevar el tipo de cambio oficial a Bs. 500/dólar, la tonelada de trigo pasaría a costar Bs. 215.000, una reducción del 76,74%. Ahora pregunto, si este fuera el caso, ¿ustedes creen que el pan aumentaría o disminuiría de precio? De Perogrullo que bajaría y bastante. Algo similar ocurriría con todos los demás bienes y servicios: Bajarían de precio y así llegaríamos al fenómeno económico conocido como deflación.

¿Qué objeciones pondría un economista ortodoxo de la cuarta o de la quinta a nuestra propuesta de revaluar el bolívar?

Pues probablemente diría que la revaluación es una locura porque se produciría de inmediato una fuga masiva de divisas. Sin embargo, es imposible que tal fuga ocurra si se mantiene el control de cambios y CADIVI opera de manera eficiente.

En segundo lugar ese economista diría que la revaluación no es procedente porque el país no cuenta con el suficiente respaldo de divisas. Hay dos premisas falsas en tal afirmación. La primera es que ya hace bastante tiempo que el respaldo de una moneda dejó de fundamentarse en el nivel de las reservas extranjeras o en los lingotes de oro que el Banco Central tenga almacenados. Por ejemplo, los dólares que actualmente circulan en el mundo no tienen respaldo ni en divisas extranjeras ni en oro en el Fort Knox de Estados Unidos. Podremos afirmar entonces, sin temor a equivocarnos, que los Estados Unidos desde hace varios años viene emitiendo dinero inorgánico, es decir dólares carentes de respaldo. Esto ha permitido que los estadounidenses disfruten de un elevado estándar de vida que se traduce actualmente en unos elevadísimos déficits fiscal y comercial. En otras palabras, Estados Unidos importa y gasta mucho más de lo que produce y mantiene una deuda elevadísima con países como Japón y China1 (US$668.000 millones y US$263.000 millones, respectivamente, al cierre del 2005). De hecho, en el 2005, los Estados Unidos se endeudaron a razón de 2.000 millones de dólares diarios2. En el 2005 el déficit comercial estadounidense superó un nuevo récord al llegar a 725.800 millones de dólares3.

A la luz de estas realidades, podemos concluir entonces, que la moneda estadounidense está fuertemente sobrevaluada. Pero esa sobrevaluación es lo que ha permitido que ese país disfrute de una bajísima inflación.

Algo similar pasa con otros países como México, Brasil y Chile, cuyas monedas se han venido revaluando en los últimos años. De hecho, para el año 2004, el peso mexicano alcanzó una sobrevaluación del 425,49%; el real brasileño 218,94%, y el peso chileno 133,63% . En todos esos países, al igual que en los Estados Unidos la inflación no pasa de un dígito4.

En contraste, en Venezuela el bolívar se ha devaluado en un 32% en los últimos 4 años. El resultado es una tasa de inflación de dos dígitos, actualmente.

La solución es muy sencilla: Simplemente revaluar el bolívar de manera progresiva, a los fines de: recuperar el poder adquisitivo de los venezolano(a)s; incrementar la confianza de esto(a)s en su moneda; echar las bases para convertir el bolívar en una moneda fuerte, aceptada en transacciones internacionales de la misma manera que hoy lo son el dólar y el euro; abastecer nuestra industria y agroindustria de los insumos que requiere para su desarrollo; propiciar el retorno de capitales; y lo más importante, utilizar la moneda nacional como arma de justicia social para la recuperación de la plusvalía despojada a los trabajadore(a)s venezolano(a)s como consecuencia de las políticas devaluacionistas implantadas en nuestro país desde el viernes negro (1983) y que este gobierno ha mantenido, favoreciendo a una minoría ínfima de tenedores de dólares en detrimento de la calidad de vida de millones de venezolano(a)s.

La segunda premisa falsa en que se sustentan los devaluacionistas para oponerse a la revaluación del bolívar es que esta última sería fatal para nuestras exportaciones no petroleras las cuales perderían competitividad en el exterior. Pero se olvidan de dos detallas importantes. Primero: Que las exportaciones no petroleras de Venezuela son prácticamente marginales en comparación con las exportaciones petroleras. Segundo: Que países típicamente exportadores de manufacturas como Brasil, México, Colombia, Chile, China, etc., han tenido revaluaciones de sus monedas nacionales sin que ello se haya traducido en una pérdida significativa de la competitividad de esos países.

La revaluación como arma para devolverles a lo(a)s trabajadore(a)s la plusvalía perdida en 21 años de devaluaciones.

Los Defensores del bolívar vemos la apreciación de nuestra moneda como una política socioeconómica dirigida a recuperar para los trabajadore(a)s venezolano(a)s la plusvalía que les fuera arrebatada por el gran capital nacional e internacional en 21 años de devaluaciones y de saqueo del país.

En efecto, desde el viernes negro hasta nuestros días, nuestra moneda ha sido devaluada por un factor del 49.900% (Un récord mundial negativo). Si bien ha habido incrementos en el salario mínimo en bolívares, los mismos están muy lejos de compensar la pérdida de poder adquisitivo y el deterioro de la calidad de vida de los venezolano(a)s. Han sido 21 años de depreciación del bolívar, acompañados de fuga de capitales, endeudamientos innecesarios y saqueo de los recursos del país, vía Concesiones y Convenios Operativos en la Cuarta República y ahora en la Quinta vía Empresas Mixtas. Ya es tiempo de darle un parao a esas funestas políticas. Es más, lo que planteamos es una reversión de las anteriores políticas en función de una que conlleve la repatriación de capitales y la mejora del poder adquisitivo y compense por todos los años en que el venezolano (a) ha sido privado (a) del disfrute de la calidad de vida a la cual tiene derecho. Pero eso sólo lo puede hacer un gobierno verdaderamente revolucionario, que gobierne para las mayorías. Se podría empezar con la revaluación del bolívar, como la hemos propuesto, de tal manera que el salario mínimo pase de su valor actual (Bs. 614.790 o 285,95 dólares) a 1.229, 58 dólares, lo cual lo haría comparable al de los Estados Unidos.

La idea sería hacer que el poder de compra de los venezolano(a)s volviera progresivamente al nivel que tenía para el 18 de febrero de 1983 (Viernes Negro), cuando el sueldo mínimo estaba en Bs. 1.500 mensuales, pero equivalía a 349 dólares de los de esa época, que llevados a la época actual muy posiblemente equivalgan al doble o más.

La idea sería entonces que un(a) obrero(a) venezolano(a) disfrute de un estándar de vida igual o superior al de un(a) obrero(a) estadounidense.

El verdadero valor del bolívar debe basarse en las reservas petroleras de Venezuela

Los Defensores del bolívar defendemos la tesis de que, de la misma manera que los Estados Unidos no basa el valor de su moneda en el monto de sus reservas de divisas extranjeras ni de oro, ni siquiera en lo que produce, sino más bien en otros parámetros como su poderío militar, Venezuela debiera basar o atar el valor de su moneda al monto de sus reservas petroleras, recurso escaso que tiende a aumentar de valor en el futuro, pero en el cual nuestro país es la mayor potencia mundial.

Estados Unidos ha utilizado su rol como Primera Potencia mundial para emitir dólares que carecen de respaldo real, pero que ha permitido a las familias norteamericanas disfrutar de un elevado estándar de vida en comparación con el de las familias venezolanas.

¿Por qué Venezuela no puede utilizar su inmenso poder energético para revaluar su moneda progresivamente, no sólo con respecto al dólar sino también con respecto a otras monedas fuertes como el euro, para llevar la calidad de vida del venezolano(a) a niveles comparables a la de los países desarrollados? ¿Qué impide llevar a cabo una medida como la que planteamos, si según el gobierno somos un país soberano?

Como lo señalábamos en un artículo anterior5, con la revaluación del bolívar podemos lograr en corto tiempo que el sueldo mínimo esté muy por encima de la canasta básica, amén de otras ventajas, como el retorno de capitales, la elevación sin traumas sociales del precio en dólares de la gasolina, la reactivación del aparato industrial, etc.

Hemos, modestamente, indicado el camino para combatir eficazmente la inflación. Tendremos que esperar a que tengamos un gobierno verdaderamente revolucionario que acometa esa tarea.


Eudes Vera
eudesvera@cantv.net


Fuentes:

http://es.wikinews.org/wiki/El_d%C3%A9ficit_fiscal_enfrenta_al_Congreso_y_al_gobierno_de_los_Estados_Unidos.
www.rebelion.org/noticia.php?id=12037
www.clarin.com/diario/2006/02/11/elmundo/i-03015.htm
http://www.finanzasdigital.com/ , Agosto 2004
“Sin Revaluación no hay Revolución”, http://www.soberania.org/Articulos/articulo_2837.htm )

jueves, septiembre 06, 2007

Los Marginales no son Asalariados

Por Manuel C. Martínez M.
6-sep-07

Los movimientos revolucionarios modernos, y socialistas por antonomasia, surgieron con el asentamiento del régimen capitalista en aquella Europa donde la figura del proletariado, del asalariado industrial, reemplazaba a cada minuto al decadente sirviente campesino y citadino que permitieron esa vida regalada y parasitaria que disfrutó durante siglos la aristocracia feudal con sus reinatos y monarcatos a la cabeza.

Antes de la llegada del sistema burgués sólo hubo revueltas esclavistas y rebeliones campesinas contra los maltratos físicos y la miseria y hambruna que sufrían los productores del campo. Obsérvese que fueron movimientos contra esclavistas inicuos, y contra aristócratas, vividores descarados del trabajo ajeno.

Con la dominación burguesa y su ascenso al poder político se consolidó la mutación sociológica y económica del campesino, productor arrendatario, y del artesano, en asalariados, cuando estos quedaron libres de toda atadura feudal, cuando quedaron sin amos, sin señores y sin tierras de cultivo, sin protección social, sin medios de trabajo, sin Estado ya que para entonces sólo existía el feudo señorial.

Los asalariados aparecieron cuando los productores del campo y el artesanado medioeval se quedaron a solas con el sudor de su frente, con su potencial laboral sin medios de producción para su empleo personal. Todos los medios y objetos de trabajo, pero principalmente la tierra de cultivo, pasaron a manos de la burguesía. La tierra fue arrancada a la Iglesia católica, y a la aristocracia conformada por reyes, duques, marqueses, etc.

Por ejemplo, el humanista Víctor Hugo, desde su holgada posición novelística, o de oficina, cargado de mucho humanismo pero absolutamente empírico en su interpretación de las causas de los males sociales, se abocó a introducir asomos de revolución antifeudal, y de allí la Revolución Francesa antiaristocrática. Este movimiento no tuvo nada que ver con un socialismo anticapitalista, ya que aquel surgió en pleno proceso de ascenso industrial capitalista. La Revolución Francesa dio cuenta de la servidumbre medioeval y del parasitismo aristocrático, pero no del industrialismo emergente, sino todo lo contrario. La caída de la Aristocracia apuntaló el ascenso burgués, y unos explotadores reemplazaron otros.

Así llegamos a la cuestión *obrera* que sigue vigente y que es el eje alrededor del cual empezó a girar el movimiento auténticamente socialista como salida a las *miserias burguesas*, a la problemática proletaria. Esta problemática se reduce al logro de mejores condiciones para los trabajadores, para los asalariados. Por esta razón el sindicalismo y la filantropía empresarial burguesa y la Política populista y demagógica han tenido buena acogida en estos pueblos oprimidos, pero han sido acciones y banderas que no han respondido jamás a la supresión de los explotadores de toda índole, económicos, políticos, castrenses y religiosos.

Ocurrió que buena parte de la feudalidad señorial se unió a este nuevo sistema de vida asalariada, se aburguesaron, y todavía los tenemos inclusive con sus mismos valores políticos representados en esos vestigios monárquicos ingleses, suecos, españoles, etc.

Ahora bien, entre nosotros conviven los marginales, de vida miserable, hambrientos de toda índole, de todo grado y carentes de toda propiedad, como otrora lo fueron los ex siervos del campo medieval, sólo que a estos ya nadie empleará, por cuanto son los peor dotados productivamente, y no es a hacia este tipo de trabajador que debe dirigirse ningún socialismo científico, habida cuenta que mal puede marginarse, reemplazarse, la mano de obra de mejor calidad, la más productiva, para su reemplazo por la ya marginada clase del sistema burgués.

Es triste y llamativo que precisamente el llamado Socialismo del Siglo XXI se esté alimentando de los marginados que el Puntofijismo y el sistema capitalista engendraron, y que esté paralelamente formando un nuevo contingente de marginados constituido por toda la masa laboral altamente productiva que el presente gobierno desprecia y margina, como si fueran los culpables de esa marginalidad que él usa para mantenerse en el poder con cargo a un PTB no garantizable por el trabajo de esos marginados, sino del petróleo.

Los trabajadores que ahora este gobierno desprecia son quienes siguen siendo el explotado natural del sistema capitalista, independientemente de que haya trabajadores asalariados que a punta de sobreesfuerzos personales muestren una vida con menos penurias económicas que la sufrida por el lumpen que ahora usan los partidos contemporáneos para hacer carrera política, para la toma del poder.

Estos políticos que afirman su ascenso al poder y su permanencia en este con los marginados burgueses, y no con los trabajadores asalariados, están llamados al fracaso, y una prueba de esta perspectiva es la asombrosa publicidad y el descarado manipuleo que hace el gobernante para seguir en el poder.

Jamás se había fundido tanto la gestión gubernamental con la cuestión política. Sólo gobernantes que se sienten inseguros pueden hacer un uso tan abusivo del Fisco Nacional para su proselitismo y propagandismo políticos, como lo vemos a cada segundo y por todos los rincones de nuestra geografía nacional y extranjera.

Un socialismo que vaya en contra del asalariado, proteja al empresariado capitalista y cuente sólo con el marginado de menor potencial productivo podrá recibir todos los títulos políticos imaginables, pero no el de verdadero, porque sencillamente los marginados no son trabajadores, ni mucho menos asalariados ni explotados. No puede ser socialista un gobierno que desprecia al verdadero asalariado por considerarlo culpable de las miserias pasadas, como si los trabajadores fueran el enemigo de la humanidad, y no, sus explotadores capitalistas.

Un Estado y un gobierno que se proponen proteger a los propietarios privados de medios de producción y reduce la propiedad del trabajador asalariado a sólo bienes de consumo y uso es un Estado y es un gobierno que podrán recibir todas las denominaciones menos la de revolucionario socialista., porque los marginados no son asalariados.

Replica a “¿Quién los entiende?”

Por Manuel C. Martínez M.

Para entender hay que disponer de plenas facultades intelectivas, esto de entrada.

Llegar y adentrarse en las fronteras y territorios de la senilidad para no ver lo que no necesita anteojos es claramente un fase etaria de "Decrepitud sin Alzheimer". No otra cosa podría inferirse de quien no termina de entender que *ser elegido*, a secas, deja una clara incertidumbre sobre el número de veces que un Presidente puede seguir en esa *manguangua* del Poder.

No otra cosa que *decrepitud sin Alzheimer*, por ejemplo, es decir que RCTV no siguió operando porque se le acabó su tiempo de concesionaria, y que no fueron los intereses de la competencia los que terminaron en usar al Ejecutivo para dar por terminado su contrato, sin renovación, porque ahora las oportunidades del continuismo ad infinítum son exclusivas para elPresidente, ni siquiera para sus digitalizados gobernantes, ni diputados,ni afines.

D. sin A. es hacerse el orate con el evidente ventajismo presidencial que supone su concurso a unas elecciones con el control de la CANTV, máxime con un CNE de dudosa imparcialidad , con una Asamblea con deficiente profesionalidad y lamentable honrilla, que sigue en pie a sabiendas de que es legalmente *ilegítima*, por cuanto, de perogrullo, sólo representa una porción de la población venezolana, lo que significa que en su seno mal puede darse la figura de las *constitucionales* discusiones previstas para la elaboración y aprobación de leyes y reformas ad hoc, puesto que *discutir* temas y proyectos presentados por el Ejecutivo Nacional entre colegas, entre amigos, entre digitalizados por el propio EN, y entreamigotes, entre panas , de consuno y entre camaradas de un mismo saco, no es discusión , sino simple desbaratamiento de los egos entre sí, es competencia en una simple carrera por ver quién gana el galardón de mejor incensario, independientemente de que la porción no representada en esa ilegitima Asamblea, roja, rojita, se haya abstenido lógicamente de participar en unas elecciones con un CNE, muy cuestionado en materia de objetividad institucional.

Decrepitud sin A. es confundir la gimnasia con la magnesia: es afirmar que la minoría pueda aprobar lo que *han dado en llamar reelección de por vida* del Presidente sin tomar en cuenta que al final de cada período existe la posibilidad de que uno o más candidatos se presenten para optar a lapresidencia*. De lo que se trata es que una parte de la minoría no chavista está consciente del ventajismo presidencialista. Y con la abstención masiva,cualquiera que gane, solo, solito, estaría practicando lo que ocurre cuando no está presente la mayoría en una Asamblea, ya que sería como aprobar una resolución sin el quórum correspondiente.

La Constitución impone multirrepresentatividad partidista, y con partidos fusionados en uno sólo no puede hablarse de pluralismo alguno, y si surge la abstención, es porque los aspirantes son todos rechazados, por lo menos, por una parte, que aunque minoritaria, sigue siendo una parte del electorado potencial, y si esta porción minoritaria no entra en juego, se hace ILEGÍTIMA cualquier actividad engañosamente llamada democrática, y muchísimo menos *socialista* dirigida y animada de un palmario funambulismo.

Socialismo es (y esto no es ningún latinazo, tan despreciados por el amante de los indigenismos, barbarismos, venezolanismos y vulgarismos que tanto enriquecen su vocabulario), es, decimos: integridad, es unión, es sociedad en pleno, no es parcialidad, aunque esta parcialidad sea cuantitativamente alta. Porque cualquier todo menos uno de sus miembros deja de ser todo, y mírese que esto último es gramática elemental, no se requiere título académico alguno.

El aludido omite (le damos el beneficio de su decrepitud con algo de Alzheimer), que he propuesto la modificación del Art.228 que es complementario del Art 230. El primero debe exigir una segunda vuelta a quien no reúna determinado mínimo de electores en una primera vuelta. Esta modificación, de ser aprobada, le garantizaría LEGITIMIDAD al elegido. Esto no lo puede ver quien solo ve críticas negativas y *ofensas* a su androlatrado.

El resto de sus contraelucubraciones no tienen peso para merecer contrarréplica alguna. Porque pretender justificar la ansiada perpetuidad en un Poder republicano con el deleznable argumento de que en algunospaíses existan reyes o monárquicos de viaja data ( de naturaleza hereditaria per se), es poco menos que un exabrupto de feble demagogia.

Precisamente, las formas monárquicas vienen siendo rechazadas desde la Revolcuión Francesa. Sólo quedan vestigios simbólicos en algunos países, y en ellos se da la forma republicana. Bolívar se sumó a ese rechazo antimonárquico, y por eso renunció a semejantes títulos, y mírese que reunía méritos sociales como buen mantuano, y Beethoven le cambió su nombre a la sinfonía *Heróica* cuando se enteró del autocoronamiento de Napoleón.

domingo, septiembre 02, 2007

LOS IMPUESTOS EDUCAN

Por Marzha Navarro

Pagando impuestos, a parte de que la ciudadanía es mucho más solidaria, se involucra mucho más en el quehacer del gobierno, es más actuante, sentimos mas nuestro compromiso y responsabilidad, es lo que se llama democracia participativa;
Pagando impuestos se disciplina la economía y las finanzas del país y de los contribuyentes;
Pagando impuestos exigimos más, y rechazamos mucho mas a los corruptos y a la malversación de fondos;
Pagando impuestos se sabe mejor cuanto ganamos, cuanto gastamos y como gastamos;
Pagando impuestos construimos nosotros mismos nuestro Estado, nuestra soberanía, nuestra autosuficiencia e independencia;
Pagando impuestos cuidamos más de nosotros mismos y de los bienes públicos;
Pagando impuestos nos fijamos mas en quienes votaremos porque sabemos que estos serán los administradores de nuestro dinero;
Pagando impuestos el joven coopera con el adulto mayor, el que produce activamente coopera con el jubilado (quien también será consumidor), el sano coopera con el enfermo;
Si todos pagamos nuestros impuestos concientemente, el Estado Paraguayo, bien administrado, funcionara para todos como una gran cooperativa.

“Pagar impuestos debe ser un honor, y mas honrado todavía es no necesitar del Estado para nada” decía mi abuelo cuando orgulloso pagaba su transporte colectivo que es exonerado para la tercera edad en el Brasil.

Quien mas gana, mas paga, pero si es alguien que genera empleos, el Estado deberá premiarlo devolviendo lo que pago.

Pagar impuestos contribuye con el bienestar y es fuente de educación.