Asociación Civil Bolivariana "Defensores del bolívar"

martes, abril 28, 2009

El Fondo sin fondo de Jubilaciones


El Fondo sin fondo de
Pensiones

Manuel C. Martínez M.
28 abr. 09



Como ya casi nadie ignora, somos una sociedad donde es una rareza hallar funcionarios públicos moral y técnicamente capaces y vacunados contra la corrupción. Esta prendió con excelente feracidad en nuestra Administración Pública, a tal punto que ella pareciera sólo alimentarse con cada nuevo nombramiento oficial.


Gobiernos van y vienen, Ministros van y vienen, enroques A, seguidos de B, en un permanente círculo vicioso y pernicioso para el país como un todo, aunque muy beneficioso para los corruptos de siempre.


Estos funcionarios corruptos están fuertemente organizados. Las leyes internacionales y nacionales se han encargado de recoger un pesado texto jurídico, penal nacional y diplomático internacional que prácticamente los hace inmunes a cualquier castigo por lábil que este sea.


Complementariamente, esa realidad administrativa nos está hablando sobre la existencia de unos ciudadanos probos y competentes que no son precisamente quienes llenan las nóminas gubernamentales de ninguno de estos países de bajo perfil civilizatorio. Son las personas que finalmente corren con todas las cargas presupuestarias del delito cometido por el funcionario corrupto, hasta ahora inmunizado según venimos infiriendo.


La contaminación es tal en países como el nuestro que de ella no han escapado las insignes y honorables autoridades universitarias. Docentes, rectores, vicerrectores, decanos, y otros funcionarios han sido harto señalados como incursos en delitos contra la Cosa Pública (cónfer actuaciones públicas del ex Ministro Samuel Moncada) sin que ninguno de ellos hasta ahora haya sido sometido a sanción alguna, salvo al sometimiento del llamado escarnio público de ese cotidiano chismorreo mediático de latoso centimetraje que para gente de esa calaña apenas les “resbala” en su endurecida y acocodrilada pelleja.


La corrosividad del acto corrupto venezolano no se detuvo en las altas esferas académicas sino que llegó a las instituciones que se hallan fuera del Presupuesto Nacional. Tal es el caso del llamado Fondo de Pensiones para Jubilaciones, Capítulo de Venezuela. Este organismo afilia obligatoriamente a cada funcionario público que entra en funciones como personal activo. A estos funcionarios públicos activos y durante toda su estadía como tales y no menos obligatoria y compulsivamente se les quebranta su salario, quincenal o mensualmente, en la cuantía que supuestamente servirá acumuladamente de Fondo para esos mismos funcionarios públicos cuando hayan pasado a la condición de JUBILADOS UNIVERSITARIOS.


Y este es el caso de manifiesta corrupción en el Fondo de Jubilaciones de Venezuela: Sobre una suerte de arbitrariedad gubernamental, sus directivos decidieron seguirle cobrando la cuota de jubilación al personal mismo que va siendo incorporado a la Nómina de Jubilados. Tal irregularidad administrativa representa toda una importante aberración desprovista de toda lógica entre personas de pensamiento sano, honesto y moralmente frágil, pero que encaja perfectamente en la insana y desmoralizada conducta de los administradores de este Fondo sin fondo para jubilaciones.


Así las cosas, tenemos un buen lote de JUBILADOS UNIVERSITARIOS que siguen cotizando su cuota para el Fondo de Pensiones para cuando sean cesanteados (suponemos) hasta de su condición de jubilados en este mundo y empiecen a ser jubilados en el más allá. No podemos imaginar otra explicación coherente con lo que está pasando.


Por todo eso, pensamos que independientemente de que esos administradores del Fondo sin fondo de Jubilados estén o no lucrándose con dinero ajeno, en el escaso caso de que queda algún brote sano en las nóminas nacionales de la burocracia actual, ese Fondo debería reintegrar ipso facto, y con los correspondientes créditos de intereses causados por apropiación indebida, e íntegramente todo el cuantioso monto de retenciones no menos indebidas. Todo eso, al margen de las sanciones administrativas y/o penales que dejamos a criterio de otros funcionarios involucrados en estos manejos de dinero público, pero ajeno.










sábado, abril 25, 2009

La Renta Sindical


La Renta Sindical
Manuel C. Martínez M.
24 abr. 09



De hecho y legalmente, renta alude a ingresos provenientes del lucro indebidamente percibido por los prósperos industriales y comerciantes en su condición de explotadores capitalistas. Renta percibida también por el Estado en forma de tributos, como el IVA, IS/R, etc., y las regalías varias cargadas al extractor y vendedor de las mercancías obtenidas a partir de recursos difusamente pertenecientes a los ciudadanos en general, como petróleo, minas, aguas, otros bienes marinos y fluviales, etc. Estos últimos, in sólidum, integran un gran filón para la Hacienda “Pública” de países dotados naturalmente de semejantes recursos trastrocables en lucrosas fuentes.



Es así cómo se viene hablando frecuentemente de renta del suelo o agraria, de RentaRacional, la r. de licores, la r. de cigarrillos, la renta financiera, etc., pero también la Literatura burguesa, ideológicamente interesada en torcer la verdad científica, denomina renta el ingreso de los asalariados por concepto de remuneración laboral, en un absurdo plano de igualdad con el que se pretende calificar como trabajo la simple condición de propietario de capital en cualesquiera de sus formas: capital productivo, tierra, dinero, patentes, etc.



Sin embargo, una de las rentas paradójicamente más antiobreriles y más inadvertidas en la sociedad burguesa es la RENTA SINDICAL. Se le conoce como “cotizaciones sindicales”. Esta “renta sindical”, que es constitucionalmente impuesta por “no trabajadores” a quienes sí lo son, ha corrido olímpicamente desde el momento mismo cuando los patronos cayeron en la cuenta de que les resultaba más rentístico, y en consecuencia más lucrativo, negociar con esos rentistas, ingresados nominalmente a sus plantillas como trabajadores, que hacerlo con cada uno de los verdaderos trabajadores de quienes precisamente patronos y sindicalistas derivan sus rentas.



Tales rentistas sindicales tienen el tupé de reasociarse en sindicatos de sindicatos, o sea, de rentistas de rentistas, hasta asociarse en grandes rentistas nacionales en las llamadas Federaciones de Sindicatos y Confederaciones de de rentistas sindicales de menor giro rental.
Todo eso, en rigurosa armonía con el pequeño capitalista, el mediano capitalista y el gran capitalista, y aún más, esos rentistas sindicales terminan asociándose en auténticas transnacionales sindicales de rentistas de máximo radio universal.



La RS ha pasado a ser la expresión más aberrante, más antiobreril, más reaccionaria y covioladora de los derechos humanos del trabajador. Esto lo afirmamos sin ambages por cuanto sus perceptores, si bien en un principio jugaron un plausible rol como defensores y forjadores de innegables reivindicaciones alcanzadas frente a patrono abusador de toda uña, terminaron siendo atrapados por la férrea mano opresora de todo aquel que gire dentro del radio de su inacotable influencia burguesa.



Hoy por hoy, los beneficiarios de la RS fungen de intermediarios entre patronos y obreros, entre el trabajador público y los Gobernantes de turno. Fungen de negociadores de la remuneración salarial, como orientadores políticos canalizadores de la conducta política de sus seguidores a favor o en contra de determinados gobernantes.



De resultas, nos hallamos dentro de un marco jurídico y constitucional donde algunos líderes políticos hacen de “burócratas” de laempresa privada, y como simples particulares se cuelan ccom trabajadores en aquellas empresas donde puedan vivir de la Renta Sindical exprimida a los auténticos trabajadores.



Semejante rol de rentistas lo hacen de consuno y en colusión con/y dentro del cuadro de rentistas convencionales que representa la explotación del trabajo en todo tipo de sociedad donde el modo de vida burgués así lo determina.



Es que los pioneros y verdaderos sindicalistas fueron y serían aquellos “trabajadores” dispuestos a trabajar como cualquiera de sus seguidores. Ellos operarían sindicalmente fuera de fábrica para
coordinar y aglutinar la defensa colectiva de ellos en sus enfrentamientos contractuales obreros-patronales.



Dejamos al margen nuestra convicción de que, revolucionariamente, no se trataría de sindicalistas dispuestos a defender a los asalariados, sino más bien a eliminar semejante y oprobiosa forma laboral.









viernes, abril 24, 2009

Quién se adueñó del FIDEICOMISO UNIVERSITARIO


¿Quién se
adueñó del FIDEICOMISO UNIVERSITARIO?

Manuel C. Martínez M.
23 abr. 09



Una de las primeras acciones positivas emprendidas y adelantadas por el Presidente Hugo Chávez fue honrar el “mono” universitario, una parte importante cualitativa y cuantitativamente de la Deuda Social recibida cuando él asumió el Poder que sigue ejerciendo sin solución de
continuidad.


Este “mono” o mora universitaria se venía arrastrando acumulativa y exponencialmente desde los irresponsables años del ex Presidente Carlos Andrés Pérez (1975), quien paradójicamente, luego de entusiasmar y lograr el voto del trabajador universitario, permitió que sus ministros y una burocracia harto corrupta incurrieran en la mayor mora administrativa que se recuerde del siglo pasado y hasta de más atrás.


Pasaron 5 lustros sin cobrarse un centavo por ese concepto, salvo un mezquino anticipo anual,
equivalente a un mes/salario que desde unos pocos años, antes de la llegada del Presidente Chávez, la Universidad venía enterando en los siempre menguados bolsillos del docente y trabajador de mayor rango sociológico del país.


Efectivamente, desde el año 2003, si mal no lo recordamos, la Administración chavista empezó a ponerse al día con esta porción de la Deuda Social que el propio Presidente incorporó a su lista de
promesas populares. Esta DS fue parcialmente honrada durante la gestión del muy connotado y recordado Profesor Samuel Moncada.


Ya para el año 2005 muchos profesores fueron jubilados y justamente recibieron su liquidación completa, en un solo acto de finiquito, incluyente de “Prestaciones Sociales y Fideicomiso causados a la sazón.


Dichas cancelaciones, por cierto, desdijeron mucho de la mora que siguió abultándose para personal de años atrás. Por ejemplo, el personal jubilado de los años 1998-2001 apenas recibió por goteo o chiveadamente el monto de sus prestaciones, y una parte (40%) del Fideicomiso correspondiente.


Este personal, debió haber recibido su 60% restante (sumado al monto de nuevos intereses capitalizados por nueva mora) antes de que otros trabajadores de menor antigüedad recibieran su paga íntegra. Por el contrario, ese personal de los años citados sigue a la espera de Dios y de la buena voluntad y poder decisorio de quién en el Gobierno tome cartas en este asunto


Por supuesto ese “mono” lo han alimentado y robustecido los Honorables Ministros que sucedieron a Moncada, y a estas alturas esa DS casi nuevamente se ha duplicado con cargo al Fisco Nacional, y por la irresponsable parte de las autoridades competentes.


Creemos, sin temor a equivocarnos, que ese dinero fue debidamente presupuestado por el Ministerio de Educación, a secas, y hoy Ministerio de Educación Superior.


En consecuencia, nos preguntamos: ¿Por qué no se les ha cancelado la diferencia pendiente a esos jubilados de los años 1998-2001?, ¿quién está usufructuando financieramente esa cuantiosa masa de dinero que cada día se acrecienta más y más por concepto de intereses capitalizables?


Como es inferible, alguien está lucrándose ilícitamente y hasta delincuencialmente con esa acreencia universitaria, mientras y en paralelo el Estado se endeuda más y más e indebidamente.


Por todo ese cuadro de irregularidades, solicitamos a quienes puedan sensibilizarse en estos momentos de tanta alharaca administrativa contra la Corrupción para que esta penosa y delicada situación de usurpación de dinero ajeno cese con la mayor brevedad posible.





miércoles, abril 22, 2009

SOBRE LA CUESTIÓN DEL PODER

SOBRE LA CUESTIÓN DEL PODER

Pablo Hernández Parra


Para algunos compañeros y amigos, la cuestión del poder parece ser una especie de uniforme o camisa de fuerza según la cual todo el que se apodera de este, adquiere las características de todo poder, que ejerce un efecto impersonal, independientemente de quien haya sido investido con él, o sea se llena de autoritarismo, privilegios, desigualdades, violencia. Esta idea se convierte en un verdadero prejuicio en el pensamiento de cada uno de ellos, pues es la idea del poder que la burguesía ha inculcado y difundido como sinónimo de dictadura, violencia y arbitrariedad. Quién no ha oído y hecho suya inconscientemente aquella célebre frase de que “el poder corrompe y el poder absoluto corrompe absolutamente”. A menudo encontramos no sólo entre la población, sino entre los intelectuales expresiones como esta “En la sociedad humana siempre hay alguien (anónimo, personal o institucionalizado) que manda y que gobierna. Y hay otros (súbditos o vasallos) que obedecen y son gobernados. En este sentido podemos decir con Hobbes que “el poder es una necesidad social; que con el orden que impone y el concierto que instaura, el poder les permite a los hombres alcanzar una vida mejor”. (E n r i q u e N e i r a F e r n á n d e z, E L P O D E R).

Este razonamiento tiene más de dos mil años desde que Aristóteles justificó con él la esclavitud en Grecia. Y ha sido la piedra angular de todo el pensamiento de dominación de la llamada civilización occidental. Hoy podemos comprobar cómo se ha internalizado dentro de los seres humanos este pensamiento aristotélico, cuando Chávez declara que su reelección es necesaria para garantizar la “revolución “y de inmediato salen sus súbditos y lacayos a postrarse de rodillas ante semejante cinismo.


No es extraño este razonamiento en una sociedad como la nuestra donde la ideología dominante ha impuesto un modelo de pensar idealista, dualista, al margen de la clase, donde lo blanco, no puede ser negro, donde democracia es antagónica a dictadura y en definitiva los conceptos, especialmente los referidos a las cuestiones sociales y políticas, son aceptados como naturales, universales y como tal independiente de las clases sociales que lo expresan y de la época donde existan. En ese sentido los conceptos referidos al poder político o al PODER DEL ESTADO pertenecen al reino de las ideas absolutas de Hegel que como fantasmas flotan en la cabeza de los seres humanos, impregnándoles de prejuicios a lo largo de toda la historia de la humanidad.


Este tipo de razonamiento, típico de los sofistas, al cual nos tiene acostumbrado la ideología burguesa dominante se presenta como algo no sólo natural, sino de origen divino: “Mandar y obedecer es un hecho social universal. La experiencia social más rudimentaria nos confirma suficientemente que formar parte de un grupo cualquiera implica la sumisión a un poder. No es concebible un grupo humano sin que exista el poder. En el sentir del escritor francés A. Maurois, toda acción colectiva exige un jefe. Ya se trate de combatir a un enemigo o de tender los rieles de un ferrocarril, el instinto de los hombres les avisa que para ello necesitan someterse al mando de alguien… Varían las formas de poder y los sistemas de gobierno, pero es una característica del poder el que se encuentra por todas partes: aparece como un agente necesario de la cohesión social. …Esto mismo parece que quería expresar la máxima antigua de “Omnis potestas a Deo” (toda autoridad viene de Dios). El poder, en cuanto autoridad suprema es algo que dimana de la misma naturaleza social y comunitaria del hombre; es por lo mismo, algo querido por Dios y que proviene de Él, en último término.”(idem).


Esta joya del pensamiento dominante es precisamente el que nos encontramos tanto entre los compañeros preocupados por los peligros del poder, como entre los amigos anarquistas para quienes todo poder, cualquiera que sea es maligno, nocivo etc.


Es indudable que hay poder y hay poder, no es lo mismo el poder para esclavizar, para oprimir a una clase por parte de otra ,que el poder del oprimido cuando se levanta contra el amo que lo golpea con el látigo; no es lo mismo el poder de las bombas que destruyen las líneas férreas, que el poder para construir un ferrocarril; no es lo mismo el poder militar para someter a otros países y poblaciones, que el poder de todo pueblo o clase para enfrentar esa agresión; no es lo mismo el arma en manos de un violador, que la pistola en manos de la mujer que se defiende; no es lo mismo la guerra preventiva del imperialismo, que la guerra defensiva de los pueblos contra esas pretensiones; en fin hablar del poder, sobre todo en términos políticos y sociales, implica antes que nada preguntarse:


¿Qué clase social detenta ese poder?


¿En beneficio de quienes se ejerce ese poder?


¿Cuál es el objetivo en función del cual se aplica ese poder?


El problema del poder, como PODER DEL ESTADO es antes que nada un concepto histórico- social. Tiene su origen en una determinada época histórica, en medio de una sociedad dada, cuando en ella se dieron las condiciones para que apareciera la propiedad privada sobre los medios de producción, las clases sociales y la consecuente explotación de una clase por otra. Es ese momento cuando aparece el Estado con sus aparatos de coerción, represión, dominación y engaño (ejércitos, policías, tribunales, cárceles, religión, leyes, moral etc.) a través de los cuales precisamente ejercen el poder, no como algo natural, divino o “como una constante social dondequiera que los hombres quieran vivir juntos organizadamente” sino impuesto por un sector minoritario de la sociedad para someter y explotar a la mayoría que es obligada a trabajar y someterse al orden establecido que ellos imponen para preservar sus privilegios y ganancias.




Por lo tanto EL PODER DEL ESTADO en toda sociedad es una necesidad para la clase que quiere mantener su orden explotador, pero también es una necesidad para las clases que quieran abolir la propiedad privada, suprimir las clases y extinguir el Estado. Por lo tanto el problema del poder no puede ser analizado sin tomar en cuenta su origen histórico y su contenido de clase. ¿Hasta cuándo los trabajadores y oprimidos van a repetir como loros los vicios y prejuicios de la clase dominante? Ellos- la minoría dominante- según sus leyes y constitución se reservan el monopolio legitimo de la violencia del Estado y la aplican con especial celo todos los días del mundo en todo el planeta, pero a la vez le inculcan al trabajador que “la violencia es el arma de los que no tienen razón”. De esta manera la violencia en sus manos es legítima, razonable y necesaria pero en manos del trabajador esa violencia es ilegal, irracional, terrorista, subversiva o simplemente criminal. No hay nada que persigan mas y criminalice el orden establecido como los hechos donde el pueblo trabajador aplica la violencia y hace justicia por sus propias manos. Y tienen toda la razón para criminalizar y temerle a estos procedimientos populares, pues son estos actos de violencia insurreccional los que ponen en verdadero peligro el orden establecido de la sociedad burguesa. Los trabajadores pueden terminar aprendiendo que si pueden hacerle justicia contra los delincuentes, también pueden hacerlo con los propios amos del orden: la burguesía y sus representantes políticos y militares. El problema radica simplemente en tener o no poder para ello. Por lo menos una cualidad de ese poder lo tienen los trabajadores: son la mayoría de la población y son lo que todo lo producen.


En Venezuela esas condiciones, para el surgimiento del Estado y su correspondiente poder, se dieron y se aceleraron tras la invasión y conquista de los europeos de este territorio con la consecuente esclavización de los aborígenes y de los africanos arrancados de otro continente. En Venezuela el poder de una clase sobre otra, basada primero en la violencia y en la ideología del vencedor, nace con la violencia asesina de los europeos en el siglo XVI y perdura hasta hoy. Ese PODER DEL ESTADO nacido de la violencia, santificado por la religión, legalizado por el derecho; sostenido y desarrollado a través de la política, educación, moral, costumbre y tradiciones, solo ha cambiado de manos entre explotadores, pero su esencia permanece inalterable: es el poder de una clase para someter, dominar y explotar a otras clases y establecer y desarrollar un orden económico social de acuerdo a sus privilegios e intereses fundado en la violencia y en el dominio ideológico.


Hoy en Venezuela ante el establecimiento, en todos los terrenos, de la dictadura del capital que a través de Chávez gobierna sin someterse a ley alguna- salvo a las leyes y a la lógica del capital- sin ni siquiera rendir cuentas ante los propios “poderes” creados por el sistema y contenidos en su sagrada constitución, vemos como de nuevo surgen sectores sociales que pretenden volver atrás la rueda de la historia retrotrayéndonos a la época de Gómez, cuando la clase obrera naciente y la pequeña burguesía urbana luchaban por la democracia burguesa y por un estado de derecho. Pareciera que ochenta años de luchas políticas, de manifestaciones hubiesen pasado en vano y nos encontramos de nuevo en 1928 luchando contra el dictador de turno por la misma democracia y por los mismos objetivos. No aprendemos que en 1958 se estableció esa democracia burguesa, capitalista y ese estado de derecho fundado en la propiedad privada y que hoy Chávez es la expresión de esa misma democracia burguesa. En 1958 el objetivo democrático era la expresión del capitalismo en ascenso en Venezuela contra todos los restos de feudalismo y atraso, hoy Chávez, su reforma al Estado con su enmienda constitucional son la expresión del nuevo orden mundial que el capital financiero internacional desde Davos y Londres han decretado. Este nuevo orden como ellos lo pregonan abiertamente se basa en el capitalismo sin fronteras, especulativo, depredador, con nada de proteccionismos, ni nacionalismos. Con gobiernos fuertes gobernados por elites y tecnócratas, sin importar su grado de preparación y sobre todo como lo declararon en Davos: con gobiernos a largo plazo que le abran las puertas de par en par al capital extranjero (empresas mixtas y endeudamiento), tal como de la manera más grosera y vulgar lo hace el Sr. Chávez desde hace diez años.


La situación política de la Venezuela actual es el resultado de la evolución del capitalismo y su democracia y dictadura correspondiente. El Caracazo, la fractura en el ejercito, el deterioro de los partidos engendraron la crisis de gobernabilidad que hicieron imposible para la burguesía continuar con el dominio político a través de los partidos, la solución a esa crisis la encontró la burguesía en el partido militar. ¿Acaso no es el ejército el pilar fundamental del Estado y de la llamada democracia? Entonces qué tiene de raro que en estas situaciones el capital y la burguesía le entreguen a este, su legítimo producto, el control político de la sociedad.


Hay dos instituciones sostén del sistema y esencialmente antidemocráticas, autoritarias y organizadas bajo una rígida disciplina jerárquica: La iglesia y el ejército. La primera está impedida de ejercer el poder directamente no sólo por la tradición política del país, sino también porque representa y defiende los intereses de un estado extranjero, como es El Vaticano. El ejército y el militarismo bajo el capitalismo no solo son instrumentos de sostén y cohesión del orden establecido, sino que son el gran instrumento, la carta bajo la manga de la burguesía, que la usa cada vez que tiene que cambiar por vías no electorales, ni parlamentarias las condiciones extraeconómica de explotación y abrirle nuevos cursos a la ganancia del capital. Con Chávez la burguesía y el capital lograron el sueño de todo gobierno para la burguesía: Un dictador militar, fruto de elecciones, con apoyo popular, con “comunistas y ex guerrilleros” de disfraz y de ñapa socialista. Ni Hitler reunió en su época estos atributos ideales para la burguesía a la hora de ejercer su dominación “pacífica y democrática’, con elecciones todos los años.


El problema político principal que se le plantea al pueblo trabajador, a los asalariados, no es restablecer el fulano estado de derecho, hacer vigente la constitución, “restablecer la democracia”, salir de Chávez para poner a Rosales o Baduell o cambiar el PSUV por Nuevo Tiempo o Primero Justicia. Este país ya pasó la etapa “democrática”- burguesa en su evolución político-social, el capitalismo es el modo de producción dominante y la burguesía es la que detenta el poder. El problema para el trabajador, para los asalariad@s es hacer su revolución, imponer sus intereses y programa y darle una solución definitiva a su crisis permanente en contra precisamente del gobierno del capital de turno y su eterno aliado en la dominación: la oposición democrática.


Por ello el problema para el trabajador es la cuestión fundamental de toda revolución que no es otra cosa que la cuestión de poder político. Todo lo demás es secundario. Dentro de ese problema, si los trabajador@s y los asalariad@s no quieren seguir siendo mercancía electoral, carne de cañón y furgón de cola de los caudillos, mesías y partidos burgueses y pequeños burgueses, debe tener absoluta claridad de los fines y objetivos de sus luchas de acuerdo a sus intereses. Por ello en cada momento que se plantee la cuestión del poder debe tener la respuesta a la pregunta central en toda revolución: ¿por qué poder, gobierno y sociedad sustituir el poder y Estado derrocado?


Quien plantee la cuestión del poder, se debe plantear antes que nada, con qué sustituir el poder derrocado y sobre todo cómo garantizar la permanencia del nuevo poder y orden naciente ante los inevitables intentos externos o internos de la burguesía y sus aliados por restablecer el poder y orden perdido. Este es el problema principal presente en toda revolución.


Este problema político central pareciera que para muchos amigos no está presente, es muy lejano, o muy estratégico. La burguesía y los diversos sectores pequeño burgueses que hoy nos hablan de restablecer la democracia, de rescatar el estado de derecho, de crear frentes amplios o movimientos civico-miltares, tienen perfecta claridad de objetivos. Para ellos, se trata de salvar al capitalismo de un supuesto “ mal gobierno”, para seguir medrando bajo el capitalismo, se trata del viejo objetivo de todo pequeño burgués: quítate tú para ponerme yo, con su divisa central, no me den sino pónganme donde haiga. La situación de miseria, hambre, desempleo o pobreza de la mayoría trabajadora no cuenta para ellos porque lo importante en sus programas políticos es salir del dictador de turno o del mal gobierno.


La lucha que tiene planteado el trabajador y asalariado es contra la dictadura del capital, y su objetivo no es otro que establecer una sociedad colectiva, donde el objetivo de la producción sean las necesidades de la mayoría de los seres humanos y no la ganancia del capital; erradicar el trabajo asalariado para trabajar para sí mismo y la sociedad y no para un patrón público o privado, para liberarnos de toda opresión política e ideológica. En fin se trata de hacer la revolución para las mayorías- y no seguir siendo peones de los aventureros, caudillos, mesías y partidos de la burguesía que se acuerdan del trabajador en épocas de elecciones o cuando necesitan soldados para sus guerras.


Se trata de construir o intentar forjar una fuerza social autónoma del gobierno y de la oposición, con programa propio. Las alianzas con las capas “democráticas" es posible en las luchas concretas cuando éstas se incorporen activamente a defender verdaderos intereses de clase. Para luchar sólo se requiere la necesidad de hacerlo y no esperar invitaciones, pero reunirse para mítines y marchas al margen de las luchas concretas del pueblo es caer en el terreno del orden burgués del cual la “oposición" es un respetado e importante sector. A la oposición sólo le interesan los puestos electorales y como repartirse la renta petrolera, fuera de allí, nada le interesa. Lo importante para ellos es una alcaldía, una gobernación o un curul parlamentario para repartirse a través del presupuesto el dinero del petróleo y el de los impuestos que paga el pobre. Las luchas entre gobierno y oposición son luchas entre caimanes del mismo pozo. Y en ese pantano el pueblo trabajador no tiene, ni arte, ni parte, ni interés alguno.


El nuevo Frankenstein de Sabaneta es el fruto legítimo de esta democracia y de este sistema, donde la oposición es su madre putativa y su partera. Ella se ha esmerado por criarlo y educarlo, si el monstruo se les escapa de las manos y arremete contra sus progenitores, ese es su problema. ¿Acaso no tiene la oposición diez años convalidando las farsas electorales dirigidas por La Cosa Nostra Electoral (C.N.E)?.


Lo importante para el capital, la burguesía y las compañías petroleras es que el engendro siga pagando la deuda, siga importando alimentos, vehículos y baratijas, continúe endeudándose, siga enriqueciendo a la banca, destruyendo agricultura y la industria y sobre todo que el petróleo y los dólares del negocio sigan fluyendo para todo el mundo capitalista. Total, para ellos, si hay petróleo la democracia es lo de menos.


El trabajad@r y el asalariad@ no son oposición a este u otro gobierno de la burguesía, por su ubicación social y productivas son antagonistas de todo orden, sistema o gobierno de los explotadores, independientemente del nombre que estos adopten o el disfraz que se calcen. El problema para los trabajador@s y asalariad@s públicos y privado sigue siendo el mismo: Como establecer su poder que le da ser mayoría y ser productivo y porque poder y sociedad derrocar al Estado burgués que domina hoy en el país. Aprendamos de la historia, no olvidemos el 23 de enero de 1958, pero menos olvidemos abril del 2002.





CONSTRUIR UNA FUERZA AUTÓNOMA, DE CLASE, INDEPENDIENTE DEL ESTADO, GOBIERNO Y OPOSICIÓN, DEL CAPITAL, PARA DEMOLER LA MAQUINA DE OPRESIÓN DE LA BURGUESÍA; ESA ES LA TAREA PLANTEADA.


ES QUE QUINIENTOS AÑOS DE EXPLOTACIÓN, OPRESIÓN Y MISERIAS BAJO EL REINO DE LA PROPIEDAD PRIVADA NO BASTAN


HASTA CUANDO EL ESCLAVO, CAMPESINO Y OBRERO VA A SEGUIR LUCHANDO PARA QUE PATRIOTAS, LIBERALES, “DEMÓCRATAS”, O “BOLIVARIANOS” GOBIERNEN A FAVOR DE LOS PROPIETARIOS.






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Cambiemos las Efemérides3


Cambiemos las Efemérides
Manuel C. Martínez M.
21 abr. 09



Veamos una minimuestra de las “efemérides que conocemos y nos han vendido desde el vientre mismo de nuestras madres:


Efemérides del Mes de Abril



[Vuelvan Caras (Queseras del medio)] [Venezuela vuelve a perder territorio con Colombia]

[
Muere Rómulo Gallegos] [La casa Fuerte de Barcelona] [Batalla de Bomboná]

[
Intento fallido contra Gómez (Sublevación del 28)] [Fundación de la Colonia Tovar]

[
La Convención de Ocaña] [La Ley de Usura] [Muere Lisandro Alvarado][Batalla
de San Félix
] [Muere Joaquín Crespo] [Intentan asesinar al Libertador]

[
El Motín de Chuquisaca] [Movimiento de Juan Francisco León] [El 19 de Abril de 1810]

[
El complejo cultural Teresa Carreño] [Día del Idioma y del Libro] [Raúl Leoni]
[
Muere Teresa de la Parra] [La acción de Juana de Avila] [El Convenio de Coche]
[
Edgar Sanabria] [Batalla de las Mujeres] [Marcos Pérez Jiménez] [El León de Payara]

[
Natalicio de Piar] [Antonio Nicolás Briceño] [Muere Juan Crisóstomo Falcón]
[
La Cosiata] [Cumbre del Grupo de los Tres (G-3)] [Día del Panamericano]
[Huelga a favor de PDVSA (9 de Abril 2002)][Insurrección Cívico-Militar 11 abril 2002 (11-A)]
[
Biografía y Beatificación Madre Candelaria de San José, sierva de los enfermos. (27/04/2008)]

Efemérides
del Mes de Junio

[Primeras Elecciones Municipales: El 3 de diciembre de 1989 se realizan en Venezuela las primeras
elecciones regionales para elegir en forma nominal y directa los gobernadores, alcaldes y concejales, los cuales ejercerían sus funciones por un período de tres años, a excepción del gobernador del Distrito Federal que lo elegía directamente el Presidente de la República, hoy día con la nueva constitución de 1999, el pueblo del Distrito Capital (anteriormente Distrito Federal) elige su Gobernador].


[Asesinato del Mariscal Sucre] [Antonio Ricaurte] [José Antonio Páez] [Proclama de Guerra a Muerte] [El Congreso de Panamá] [Batalla de Carabobo] [Decreto de Instrucción Pública] [Muere
José Gregorio Hernández
][Julián Castro] [Día del Ejército] [Arturo Michelena] [Rufino Blanco Fombona]

[Cristobal Mendoza] [Rafaél Bolívar Coronado] [Pedro Camejo] [Cículos Bolivarianos]
[Fusilamiento del Coronel Francisco M. Faría] [Día Mundial del Ambiente][José Gil Fortoul] [Nueva
Ley Orgánica de Telecomunicaciones
] [Petrocaribe]



Material de Soporte de la Página: Enciclopedia Salvat, Quillet, Encarta 98, Vinicio Romero, Prof. Durán, José Tomas Rojas Grafre Humberto Peñaloza, Alfonzo Rumazo, Revista Bolivariana Nº 2, Encarta 98, Guillermo Morón, Rosablanca Matteo, Manuel Pérez Vila, Jacinto Pérez Arcay, Oswaldo Moya, Lucas Morán Arce, Alberto Arias Amaro y Pablo Emilio García, Diccionario biográfico de Venezuela, Domingo
Miliani, Siso Martínez, Raúl Peña Hurtado, Luis Rafael Yepez, J. L. Salcedo Bastardo, Augusto Mijares.


Wikipedia, trae estas definiciones para efemérides:


"Se refiere a un acontecimiento o evento importante acaecido en determinada fecha. Por ejemplo, una victoria militar trascendente, una decisión política de relevancia histórica, el nacimiento de una figura destacada en el ámbito de la ciencia, la cultura...


También se denomina así a la conmemoración del aniversario de tales eventos".


Como puede observarse en esos recorridos históricos, allí, predominan sucesos muy bien prefabricados, interesadamente lanzados a las nuevas generaciones, en un eficaz intento por conservar los intereses clasistas se toda esta vida de “prehistoria” clasista.


Las efemérides mundialistas, hacen otro tanto. Están llenas de casos como: el día de Rómulo y Remo, el de Julio César, emperador y asesinado por amigos y familiares adversos a su política. Se recoge en esas efemérides universales el día del nacimiento de del pionero de la Presidencia Burguesa en EE UU, Jorge Washington, tan vendido como libertador e independentista como lo han hecho con el venezolano
Simón Bolívar.


La mayoría de esas efemérides están saturadas de loas y referimientos a hechos connotadamente bonitos y transcendentes en favor de todos, como si las clases pudieran sumarse entre sí en las sociedades clasistas. Digamos que son efemérides sesgadas las más de las veces.


Ahora bien, en aras de sincerar y cambiar este estilo de referencia, en favor de una mayor transparencia historiográfica, proponemos que en ellas, además de las ya conocidas y estereotipadamente trilladas, se incorporen nuevas y más generales efemérides, por ejemplo, de los días cuando mataron al guerrillero X, o al rebelde Y, o al librepensador Z. Deberían referirse al día cuando fue desaparecido Fulano, el de la muerte de Mengano, el día de la tortura de Zutano, y con el señalamiento expreso de sus torturadores o asesinos, según el caso. El día de la Carmonada venezolana, el día cuando fue sancionado el político A, cuando fueron sentenciados los policías asesinos X, Y y Z, por ejemplo, con el señalamiento de los jueces y fiscales involucrados, etc., etc.














domingo, abril 19, 2009

Convirtamos los Servicios Públicos en Mercancías


Conversión de los
Servicios Públicos en Mercancías, y de los
Impuestos en Precios


Manuel C. Martínez M.
16 abr. 09



El
CONTRATO SOCIAL

LIBRO
PRIMERO

"Quiero averiguar si puede haber en el orden civil alguna regla de administración
legítima y segura tomando a los hombres tal como son y las leyes tales como pueden ser. Procuraré unir siempre, en esta indagación, lo que la ley permite con lo que el
interés prescribe, a fin de que la justicia y la utilidad no se encuentren separadas."

Tomado de http://www.monografías.com/, Texto traducido y atribuido a Juan J. Rousseau.


Pocos gobiernos de algunos países del mundo moderno han cumplido satisfactoriamente con las obligaciones contractuales derivadas de la connotada relación rusoniana: Estado-Ciudadanía.

Esa hipotética y sugerida relación contractual ya lleva “cumplida e incumplida” casi ¼ de milenio. Ha ocurrido que gobernantes irresponsables, corruptos y hasta impunes asesinos pueblan las plantillas presidenciales de la mayoría de los países contemporáneos. Y lo siguen haciendo, ¡por favor!


Unos, exiliados, otros, muertos sin ser sentenciados, algunos en franco estado de decrepitud enfermiza. Todos impunemente ricos, endeudados con la justicia y con una utilidad prestada muy separada de aquella. Han violado el Contrato Social, lo violan y lo seguirán haciendo mientras no reformulemos sus términos.
Masoquistamente, unos ciudadanos, y otros sádicamente, la ciudadanía siempre está presta a seguir reciclando malos gobernantes en la persona de nuevos demagogos cada vez con un grado de corruptividad mayor que el de sus predecesores.


Ante ese indeleble cuadro de fracasos populares, proponemos que las funciones del Estado dejen de reducirse a la prestación de Servicios Públicos, aparentemente gratis, financiados con unos Ingresos Fiscales convencional y contractualmente provenientes de Impuestos al consumidor, al trabajador directamente, e indirectamente a través de empresarios de todo tipo.


Proponemos que el Estado se dedique a prestar los mismos Servicios Públicos que hasta ahora viene prestando. El Estado fungiría de auténtico productor mercantil de los mismos. Esto significaría que debe gerenciar como productor y como mercader. Produciría y vendería sus diferentes servicios a título de mercancías. Servicios viarios de utilidad pública, sanitarios públicos, educación pública, custodia pública, etc., todas esas mercancías que por su alto volumen y exigencia de capital suele correr a cargo del Estado, serían vendidas a la ciudadanía. El precio satisfecho por ella, en plena correspondencia cuantitativa y cualitativa el bien adquirido sería la fuente principal de los Nuevos Ingresos Fiscales.

De los excedentes “precio de venta-costo” dependerán las necesarias Reservas Públicas con fines de ampliación, sostenimiento y eventualidades o emergencias e imprevistos imponderables.


Queremos decir que los impuestos de ahorita podrían convertirse en precios de los servicios públicos, y estos así convertidos en mercancías hasta ahora costeadas con aquellos.


Los llamados marginados, los desempleados, los ciudadanos de baja productividad, los subcapacitados e insolventes para comprar los servicios públicos los recibirían a crédito, contraerían deudas con el Estado y las honrarían en los términos y oportunidades que el correspondiente ente burocrático determine. El Estado podría cobrarle en “especie” mediante trabajos adecuadamente encomendados, cosas así.

Se los emplearía y descontaría con cargo a sus remuneraciones, pagaría cuando empiece a trabajar, o pasarían a recibir indemnizaciones de un seguro colectivo al que habrían cotizado primas cuando pudieran haberlo hecho como trabajador activo.


Desde luego, los Ingresos Fiscales provenientes de recursos naturales varios son una forma especial de impuestos cargados directamente a los trabajadores que están también directamente involucrados en la extracción, manufactura y mercadeo de dichos recursos. El Estado recibiría esos IF a título de empréstitos de toda la ciudadanía constitucionalmente copropietaria de esos mismos recursos.


Digamos que el Nuevo Contrato Social se pactaría entre ciudadanos dispuestos a comprar aquellas mercancías cuya producción y venta por su naturaleza propia no resultan rentables al capitalista. Este seguiría dedicado a la producción y mercadeo de las demás mercancías. Los Impuestos se habrían metamorfoseado en precios, y los Servicios Públicos en Mercancías.









viernes, abril 17, 2009

Más allá de la Plusvalía


Más allá de la Plusvalía
(Todos los Estados modernos son coexplotadores)
Manuel C. Martínez M.
15 abr. 09



Por definición marxiana, plusvalía ya alude a un concepto que en sí mismo va más allá del valor
de la mercancía comprada por el capitalista del dinero. Según esta concepción, el patrono compra la fuerza de trabajo libremente existente en el mercado, compra trabajo asalariado, y la asimila a una mercancía en un artilugioso plano de igualdad contable con los medios de producción que manipulará el trabajador, ya para entonces convertido en capital productivo de la empresa correspondiente.


Injustificadamente todavía, luego de recuperar en el valor de nuevas mercancías el monto del salario pagado por el uso productivo del trabajador, el explotador sigue obteniendo una cuota adicional de más valor integrado al volumen de la producción de dichas mercancías, listas para su venta a un precio superior al capital inicial que ya permitirá la puja de la ofertademanda. Esta cuantía de valor adicional al capital inicial se halla en función directa de la productividad del trabajador, y de ninguna manera de la calidad de los medios de
producción puestos a la disposición manufacturera del trabajador, tal como lo afirman los apologistas del sistema capitalista. Sólo el trabajo humano goza de ser productivo o creador de valor y plusvalor, y de más plusvalor según detallaremos a continuación.


De lo ya expuesto, se desprende que plusvalor significa apropiación “indebida” practicada por un patrono cuando sus trabajadores logran reintegrarle en mercancías su capital inicial, igual al monto de de los medios de producción más el salario, más un nuevo y agregado capital por el que no pagó absolutamente nada. De perogrullo, a menor salario y mayor productividad, mayor plusvalor arrancado al asalariado. Porque ambos, salario y plusvalía, quedan añadidamente incrustados en el valor o precio previo de los medios de producción, así laboriosamente metamorfoseados en nuevas mercancías.


Tal es el concepto ortodoxo de plusvalor. Pero hay un segundo valor, uno que está más allá del plusvalor. Este “plus ultra valor” se refiere a la apropiación legalizada que hacen los gobernantes mediante ilegítimas retenciones diversas que en forma de impuestos aplican con carácter anticipado, compulsivo y hasta sujetos a penas o castigos diversos.


La ilegitimidad de tal “plusultravalor” viene dada porque el Estado “primero cobra sus impuestos y luego se compromete a prestar servicios públicos”, sin que el trabajador tenga poder sancionatorio alguno contra gobernantes corruptos o irresponsables, salvo el de volver a las urnas electorales para elegir a otro gobernante que con alta probabilidad reciclará la ilegítima cobranza de dicho plusultravalor sin garantía alguna de que el trabajador pechado reciba alguna vez satisfactoriamente las debidas contraprestaciones institucionales.


Si el patrono retiene para sí la plusvalía, fábrica adentro, el Estado amputa el salario, fábrica afuera. La plusvalía es propia de la producción y del asalariado como productor de riqueza, mientras el plusultravalor lo es del mercado y del asalariado en funciones de consumidor. De esta manera los Estados fungen de coexplotadores mancomunadamente con el empresariado capitalista.


De todo ciudadano es sabido que estamos en presencia de un albur. Los gobernantes generalmente no cumplen bien con sus funciones populares, además de engatusar al pueblo de mil maneras para que elija precisamente a sus propios cobradores de semejante“plusultravalor “. Y así como va sus pies a las puertas fabriles de sus explotadores, así va a las urnas a elegir a sus coexplotadores.


Ante la ineficiencia e ineficacia burocráticas demostradas en la mayoría de los países sometidos al leonino Contrato Social Rusoniano, proponemos que el Estado primero preste onerosamente los servicios públicos y luego realice su cobranza. Mendicantes, pobres de solemnidad, desempleados y afines recibirían tratamiento especial a manera de socorros y subsidios transitorios y coyunturales.


Digamos que el Estado debe actuar tan comercial, competitiva y eficazmente con los servicios burocráticos como lo viene haciendo la empresa privada. De suyo, los precios ex post justos de los servicios prestados por el Estado suplirían la cobranza ex ante del plusultravalor contenido en los impuestos. A malos y deficientes servicios, menores precios; los corruptos e irresponsables burocráticos serían reemplazados por malos gerentes susceptibles ipso facto de despido inmediato. Las elecciones políticas dejarían de ser de candidatos a gobernar, para convertirse en candidatos a gerenciar. De coexplotadores pasarían a ser simples vendedores.


P.D.: No confundir estas sugerencias con “nacionalización de empresas privadas”, es otra cosa.

martes, abril 14, 2009

Hablemos del Salario para el Pro. de Mayo


Hablemos del Salario para el Pro. de Mayo



(Una renta chucuta)



Manuel C. Martínez M.



13 abr. 09



El salario es una vieja categoría económica muy susceptible de diferentes lecturas interpretativas. Depende del escenario clasista donde nos ubiquemos. Si bien tentativa y etimológicamente alude al medio de pago recibido por el trabajador a cambio de su labor diaria, desde el arribo y consolidadación del sistema capitalista, hace más de dos siglos, salario fue identificado por Karl Marx como renta “chucuta” percibida por el asalariado, y a este como representante de trabajadores en funciones a manos de insaciables empresarios burgueses. Estos por su parte personifican al explotador de moda que han relevado al de los tiempos de feudales y descarados esclavistas de otrora.



Sociológicamente, salario alude a una estafa cometida legalmente por un patrono habida cuenta de que este retiene para sí, ventajista, leonina e impositivamente una porción de la paga que en iguales condiciones contractuales también debería recibir el trabajador por sus servicios prestados, además del monto recibido actualmente como salario.



Salario es sinónimo de explotación, de opresión, de hambruna, de indefensión, de sometimiento y de una curiosa y atípica libertad para que los trabajadores modernos costeen con su trabajo la suntuaria vida de quienes fungen de ser lo más granado de la sociedad moderna.



El salario es la fuente misma de la riqueza mancomunadamente apropiada por los ricos modernos, y por ricos entendemos explotador en funciones o recipiendarios del capital de otro explotador. Por ejemplo, todo cuentacorrentista o ahorrista perceptor de algún interés financiero se convierte automáticamente un coexplotador indirecto. De allí que los mismos asalariados hayan terminado asimilándose como coexplotadores de sí mismos. Algún patrono lo explota directamente, y él lo hace con otros a través de ese que representa el curioso logro de haber convertido a la víctima
en verdugo de sí misma.



A mayor riqueza ostentada por alguien, mayor el grado y acumulación de la explotación ya aplicada y aplicable por sus tenedores. Decimos que el salario es fuente de la riqueza burguesa por cuanto su admisión como justa paga al trabajador lleva consigo la aprobación de que en la contrata laboral del asalariado va incrustada la posibilidad cierta que tiene el patrono de obtener una ganancia cuando el resultado del trabajo mercantil termine vendiéndose incluso justamente al coste de su producción en los mercados correspondientes.



Para los apologistas y panegíricos del burguesismo, el salario es la paga justa recibida por los trabajadores como resultado de un contrato sinalagmático o equitativa y espontáneamente coadmitido por ambas partes: patrono, generalmente rico, y trabajador, comúnmente pobre y hasta miserable. El salario así entendido pasa a ser el súmmum de las reivindicaciones laborales alcanzado desde hace más de 500 años por el moderno trabajador de fábricas y talleres.



La ganancia que hace ricos a los patronos provendría de diferenciales en precios-costes arrancados a los consumidores en las inevitables pujas entre compradores y vendedores,



De esa manera, la visión proburguesa silencia la explotación del rico sobre sus trabajadores, y da por normal que un comerciante venda por encima del precio pagado por sus inventarios.



Dentro de ese escenario proburgués, las discusiones salariales suelen girar alrededor de simples ajustes para ir adaptando cuantitativamente el monto del salario para los
años entrantes, sin asomo alguno de su cuestionamiento como expresión de explotación. El cacareado “SALARIO MÍNIMO”, por ejemplo, se ha convertido en la más y mejor desarrollada fórmula burguesa para inducir al Estado a que le evite a los patronos las reiteradas y costosas discusiones anuales sobre el cuánto de la paga salarial. El Estado fija el SM, y con este los patronos modernos ajustan legal y estrictamente todo su tabulador.



A partir del SM los escalafones alcanzados, las diferentes reivindicaciones salariales de cada empresa, se reducen a pequeños ajustes respetuosos del incremento salarial, y que por lo general siempre dista mucho de ajustarse ni siquiera al valor de las necesidades primarias del trabajador menos calificado.



En Venezuela, el SM recibirá a partir de mayo un ajuste de 10% sobre el SM actual, efectivo parcialmente a partir de la primera semana de ese mes y calculado sobre el SM actual. A ese nuevo salario el Estado arrancará 12% cuando el trabajador convierta su paga en bienes de uso y consumo. Como estamos en un proceso inflacionario de nunca acabar, el salario de todos realmente se verá doblemente reducido, y, como si fuera poco, la devaluación del bolívar sigue sus curso normal de crecimiento con un dólar paralelo libre de todo control por parte de un Estado que desdice mucho de su sus banderas socialistas y populares.



Como sabemos, cuando se permite la coexistencia de dos tipos de cambio, uno oficial y otro de libre convenio entre las partes, este último termina marcando el monto del dólar real ya que los tenedores de bolívares , a pesar de comprar con dólares regulados, con alzas especulativas y demás artilugios mercantiles buscarán sacar del trabajador y consumidor un máximo de bolívares que les permita su libre conversión y exportación de dólares no regulados.

jueves, abril 09, 2009

La Tierra Prometida


La Tierra Prometida”



Manuel C. Martínez M.



08 abr. 09



Demos por legítima la promisión bíblica, según la cual la tribu israelita jacobina tendría garantizada una propiedad privada geográfica sobre este planeta luego de su exesclavitud.



Esos “derechos agrarios y citadinos”, mito o no, se hallan inscritos en el texto del “Antiguo Testamento”. Fueron adquiridos por algunas comunidades del Cercano Oriente y están mundialmente admitidos como verdaderos gracias a la poderosa férula mediaticorreligiosa del Imperio Cristiano. La educación y literatura cristianas
son dos de los medios más copiosos y difundidos de generación en generación desde los mismísimos y arcanos tiempos bíblicos.



Tales derechos territoriales pudieran hacernos reflexionar sobre el no menos legítimo derecho a la tierra que perfectamente pueden esgrimir para sí los ciudadanos del mundo sin distingos de raza, color político, estado económico, historia ni grado cultural.



Creemos que si los árabes y judíos hicieran extensivo el derecho de los “trabajadores” a la tierra en general y dejaran de reservarlo a determinadas parcelas geográficas económicamente importantes, ni tampoco en favor de ninguna comunidad en particular, muchos conflictos actuales podrían evitarse. De esta manera ellos mismos, los trabajadores de la tierra y las fábricas, pudieran con mayor razón ser los primeros beneficiarios, repetimos: en cuanto a trabajadores y no como empresarios capitalistas que siguen siéndolos, ni como elegidos por Dios alguno. Tal divina elección nos luce
marcadamente discriminatoria para el resto del mundo trabajador no directamente involucrado en esos territorios “santos”.



Porque más allá de si son los israelitas o palestinos quienes tengan la razón, o mayor razón, en la contienda actual, lo que verdadera y subyacentemente está en juego sigue siendo la explotación de unos hombres por otros. Por ejemplo, ¿acaso dentro del espacio económico de los capitalistas de Israel no hay asalariados?, ¿no los hay dentro de la propiedad económica controlada en la Franja de Gaza?



Esos conflictos bañados de una religiosidad que poco cuenta en los libros y estados financieros contables de la riqueza capitalista involucrada, más que expresión de una lucha por legados divinos tiene que estar respondiendo a rivalidades económicas de alcance extraoriental y mundial con un fuerte olor pagano y terrenal.



Ocurre que las reformas agrarias han surgido siempre en el seno de las sociedades clasistas. Ellas han sido la manera más expedita y menos traumática para llevar algunas dosis de paz a un segmento de la población trabajadora, concretamente a los
agricultores. Pero debemos buscar la reforma agraria integral extensiva a los trabajadores citadinos que usan necesariamente la tierra como vivienda o como asiento firme de los galpones fabriles de patronos que, curiosamente y contradictoriamente, los han adquirido por unas vías no precisamente muy santas que digamos.



La propiedad privada sobre parcelas industriales, sobre terrenos mineros y sobre grandes centros comerciales no responde a legados bíblicos, pero pareciera que sí lo hacen. Creemos que la historia de la “Tierra Prometida” busca justificar la propiedad privada comercial y capitalista mundial, y, a tales efectos, sabemos que la acumulación de la riqueza burguesa ha sido santificada como premio que concede Dios a quienes la obtienen no con el sudor de su frente sino con el sudor de la de otros.

domingo, abril 05, 2009

Por qué no subastamos el petréleo


¿Por qué no subastamos el petróleo?



Manuel C. Martínez M.



05 abr. 09



La subasta es una modalidad mercantil según la cual el vendedor pone unilateralmente un precio mínimo a su oferta, y termina vendiéndola al mejor postor. Ni qué decir que el precio final de compraventa suele no guardar relación alguna con el valor trabajo depositado en la mercancía subastada. El precio de subasta suele ser muy superior al valor trabajo.



La subasta es común en el mercado de exquisiteces, de rarezas, de antigüedades y de connotadas obras de arte. Pero también subasta sus mercancías todo aquel comerciante que por alguna razón disponga de inventarios restringidos. Esta es precisamente la coyuntura favorable para que subasten los países productores y exportadores de petróleo, los cuales en paralelo y por ahora terminan vendiendo sus hidrocarburos a un precio no fijado por ellos ni recibiendo una paga arbitrariamente disponible. De hecho, estos países exportadores se han dedicado más a rematar sus existencias que a venderlas a mejor precio o al mejor postor.



La fijación de los precios del petróleo siempre ha respondido a un algoritmo exógeno, manipulado unilateralmente por intermediarios y compradores finales. Ambos se apoyan en la tradicional debilidad de los países dotados de este recurso en cantidades que escapan a su aplicación inmediata y además son deficientes en su defensa frente a la infinita codicia de terceros.



Y como si fuera poco, “de pasa palo”, en cuanto a la paga recibida por esos energéticos y otros recursos no menos vitales para el mundo industrial en funciones, esa paga termina transmutándose en trueque de variopintas mercancías obligatoriamente importadas de los mismos países compradores de petróleo.



Coadyuvan al envilecimiento de los precios del petróleo, favorables a compradores y usuarios finales, la venalidad inscrita en la mentalidad de los gobernantes modelados por el colonialismo pillo e inmoral que durante 400 años terminó prostituyendo la mente de los pobladores de estos países, como Venezuela. Un envilecimiento que ha producido de todo menos gente honrada a la hora del desempeño de funciones burocráticas.



Cuentan los mediáticos de la Historia de Venezuela que la vitoreada “Guerra de Independencia” nuestra” fue más bien una vulgar y sanguinaria “Guerra civil”, fratricida, parricida y matricida, entre los burócratas realistas y peninsulares, y los aspirantes a la “teta” burocrática en la persona de sus familiares no nacidos en la “madre patria”.
Con semejantes antecedentes culturales sólo un optimismo exacerbado dejaría algunas esperanzas para el advenimiento de gobernantes con otra mentalidad más autónoma frente
al rematador de nuestros recursos.



Por eso y más, proponemos un cambio radical en los mecanismos de compraventa del petróleo fincados en la posibilidad de subasta y no de precios predeterminados por un inexistente mercado libre, realmente gobernado por terceras personas, y que ha contado con la anuencia negligente o ingenua de gobernantes ávidos de poder, de fama y de mucha riqueza personal.