Asociación Civil Bolivariana "Defensores del bolívar"

lunes, agosto 31, 2009

Diáspora Socialista
(Dividámonos y venceremos)
Manuel C. Martínez M.
30 ago. 09


La población judía con su carga ideológica sufrió desde siglos precristianos el denso exilio de palestinos que se conoce universalmente como “diáspora”. Esta figura demográfica por extensión alude a todo movimiento de dispersión poblacional. Tales emigraciones forzadas parecieron culminar con la concentración de judíos en una nueva Israel que después de la II Guerra Mundial partió a Palestina en los dos actuales territorios que permanecen en pugna.

Se trata de movimientos migratorio e inmigratorio que mutatis mutandis pudiéramos revertidamente asimilarlos a lo ocurrido con la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS). Nos explicamos:

Los sentimientos ancestrales y las arraigadas convicciones ideológicorreligiosas del pueblo hebraico quedaron íntimamente ligados al territorio de la antigua Jerusalén. Todo el andamiaje de la religión cristiana que reina aún en buena parte del mundo ha girado sobre ese medoasiásiaco espacio.

"En Medio Oriente, cada una de las partes en conflicto usan a la Historia para legitimar su derecho al territorio de Palestina. Los judíos alegan que sus ancestros vivieron allí hace más de tres mil años y, aunque después se dispersaron por el mundo, sus raíces y su destino están en esa "tierra prometida" por Dios; los árabes musulmanes acusan que el estado judío fue una imposición de Occidente -y un acto de intervencionismo- sobre un territorio que conquistó el Islam desde el siglo VII d.C..."(sic) (Wikipedia).

Por otra parte, con la ruina de la Europa Occidental causada por los países Imperialistas de mayor poder económico (EE UU, Inglaterra, y Francia más otros aliados de menor rango bélico), sobrevino el agrupamiento o concentración socialista de muchos países. Estos se declararon anticapitalistas y asumieron el “arcoproletariado” como bandera para transitar por un modo socialista de producción rumbo a la hipotético meta del Comunismo anticlasita.

Con la despiadada, sostenida y universalizada campaña anticomunista estimulada, financiada y comandada por EE UU y apuntalada por los gobiernos de muchos países aplastado por el Imperio capitalista, ha venido surgiendo desde el año 1992, aprox., una suerte de atomización territorial de los pueblos aunados espiritualmente por un sentimiento ideológico no menos antiburgués que el asumido por los pueblos miembros de la extinta URSS.

Digamos que en la URSS muchos pueblos se hallaban socialistamente aglutinados en un mismo espacio antiimperialista con una convicción ideológica común, y ahora y desde hace un par de décadas varios países han auto emprendido una asociación ideológica en medio de una considerable dispersión territorial.

A tales consecuencias políticas doy en llamar Diáspora Socialista. Potencialmente, esta diáspora está haciendo mella en los países imperiales que antes concentraban su lucha en un territorio perfectamente deslindado en la Eurasia soviética, y no así ahora que se enfrentan a los actuales y desparramados países Socialistas del siglo XXI, como los de América del Sur , de América Media, del Norcentro africano y del Mesoriente.

Paradójicamente, la conseja cesariana del “divide y vencerás” modernamente pareciera leerse como: “Dividámonos y venceremos”, porque para los agresores no es lo mismo luchar en varios frentes que en pocos o en uno solo.

lunes, agosto 24, 2009

El Intervenible Banco Central de Venezuela

Manuel C. Martínez M.

24 ago. 09

Esta solemne y afamada institución monetaria venezolana lleva ya varios años al margen de su objetivo fundamental, según reza el Art. 318 de la vigente Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, Título VI, Capítulo II, Sección Tercera, que de seguidas parcialmente transcribimos:

“Las competencias monetarias del poder nacional serán ejercidas de manera exclusiva y obligatoria por el Banco Central de Venezuela. El objetivo fundamental del Banco Central de Venezuela es lograr la estabilidad de precios y preservar el valor interno y externo de la unidad monetaria. La unidad monetaria de la República Bolivariana de Venezuela es el Bolívar, etc.”

De acuerdo con la textualidad de ese Art., ese instituto bien podría ser intervenido, y con ello mejoraríamos su funcionamiento, hasta ahora bastante suntuario y antieconómico porque una institución que descuide el cumplimiento de sus obligaciones fundamentales y si siga operando lo hará con fines puramente burocráticos y diplomáticos, pero habrá perdido su razón de ser. La plantilla de trabajadores de ese ente es larga y con sueldos de alto giro.

Para nadie es un secreto que los precios en Venezuela no han detenido su marcha ascendente desde hace sus buenas décadas, salvo que por estabilidad de precios se entienda la evasión de precios zigzagueantes, y no sus sostenidas alzas que es lo que ocurre.

Todavía el año pasado un “plato de espagueti” costaba unos 10 BsF en restoranes de mediana calidad sanitaria. Hoy ya ronda sus buenos 19 BsF y sólo llevamos medio semestre de subas de precios.

En cuanto al valor interno y externo el BsF, su preservación es una parte intrínsecamente ligada a los precios ya que en nuestro país las subas de estos no responden a empeoramientos de la productividad del trabajo ni al uso de técnicas productivas retrógradas ni obsoletas, sino todo lo contrario.

Es que las subas de precios son derivadas directas del gran descontrol de cambio que opera en nuestro país desde que las anteriores y la presente Administración Pública decidieron, con fines desesperadamente políticos, optar por el Control de Cambio de la divisa norteamericana, que hoy ejecuta a medias la comisión que se conoce como CADIVI, antes RECADI.

Hemos denunciado la desfachatez y libertad con que opera el conocido “dólar paralelo” que, por cierto, es usado por los comerciantes e industriales más inescrupulosos para justificar sus especulaciones y demás trampas contables que los caracteriza.

Hasta ahora el Banco Central de Venezuela se viene dedicando a taparear la inflación mediante el artilugio bancario del cambio periódico del Índice de Precios al Consumidor , una figura que les viene al pelo para aparentar control de precios al reemplazar las bases anuales referenciales.

Además, hace varios lustros que tales Índices de Precios al Consumidor no se corresponden con los salarios mínimos, o minimizados, necesarios para la cobertura de la cesta básica, con lo cual de poco o nada sirven las onerosas erogaciones por concepto de encuestas familiares si al final sus resultados no guardan una correlación directa y proporcional a con los salarios ni los precios que tan lieberalsitamente operan en una Venezuela que no termina de entender para qué sirven algunas instituciones burocráticas si ellas no cumplen estricta ni mediamente con sus objetivos fundamentales.

domingo, agosto 23, 2009

La LOE, Ley de Ordenamiento Educativo

Manuel C. Martínez M.

22 ago. 09

La flamante Ley Orgánica de Educación venezolana abre las puertas para revisar, reformar e introducir nuevas modalidades sociales.

Como ley general la LOE no evade aún buena parte de todas las concepciones que la educación venezolana viene arrastrando por imposición convencional practicadas por la clase poderosa, por su “escualidad” media y superior.

Entre los resabios coloniales que albergan la ley derogada y la presente está la omisión expresa que en ellas se hace del tratamiento personal que señala la Constitución. Es curioso que los profesores no se dirijan sus alumnos como “ciudadanos”, sino por su apellido durante la “Primaria, y como bachilleres” de tal o cual apellido, ya montado en una carrera universitaria.

Por otra parte, es una constante no discutida hasta ahora que las listas de los alumnos se confeccionen con apego a un riguroso orden alfabético, según los apellidos, y no onomásticamente. Como sabemos, esos de nombrar a los ciudadanos por sus apellidos contiene una carga de discriminación social que data desde los mismísimos tiempos coloniales.

Ya para el siglo XV se establec el uso del segundo nombre, al lado del nombre propio, y aquel terminó llamándose apellido”, un recurso de aplicación social y económica con fines sucesorales sobre la propiedad privada y los rangos nobiliarios. Ha perdurado como segundo nombre el uso del patronímico por aquello del paternalismo que nos caracteriza.

Desde acá sugerimos que se corrija semejante procedimiento, habida cuenta que de que a un Estado democrático poco debe interesarle la prioridad del apellido ante el nombre propio inicial de sus ciudadanos. En lo adelante se pasaría una lista de ciudadanos y alumnos como la siguiente:Abel Alvarado; Bartolomé Benítez, Carlos Cedeño, etc.

El Fetichismo del Salario

(No Existe Capital Variable”)

Manuel C. Martínez M.

20 ago. 09

La siguiente cita fue tomada de una entrega anterior en “aporrea.org”, http://www.aporrea.org/ideologia/a81738.html :

“Y más allá de esas ganancias y de su insoportabilidad está el hecho de que una vez legalizadas se convierten en poderosas armas para contrarrestar todo tipo de críticas, de observaciones contra el cuadro de riqueza en pocas manos y de pobreza en las mayorías.

Por ejemplo, el científico más vilipendiado y subestimado durante las dos últimas centurias ha sido Karl Marx, y este sólo hizo la consideración de que si el valor de una mercancía
proviene del trabajo humano, los ricos de siempre deben ser simples
rentistas o explotadores.

El resto de su obra se limitó a buscar cómo conciliar
la Contabilidad Macroeconómica a fin de cuadrar las cuentas globales del valor de la producción con el volumen de compraventas realizadas en período determinado, lo cual revelaría que las ganancias son sólo parte del valor creado y perteneciente al trabajador.”

En adición, hemos arribado a la convicción de que los salarios no son un coste de producción 1/, y si lo fueran deberíamos admitir que el trabajador vendería realmente su fuerza de trabajo cuando la aplica a medios diversos de producción. La fuerza de trabajo no es algo materialmente tangible, y de allí que su empleo no aparezca material ni expresamente en ninguna mercancía como bien lo hace la materialidad de los objetos de trabajo, del cuero en el calzado, por ejemplo. Los efectos de la fuerza de trabajo son formales en cuanto crea un nuevo valor útil.

El caso es que el trabajador asalariado se limita a crear la integridad de un bien y valor útil a partir de determinados materiales, y muy diferente de estos. La aplicación de la fuerza de trabajo sobre objetos de trabajo es un acto creativo tan natural como si se tratara de un producto vegetal en un huerto cualquiera.

Entonces, para que el trabajador venda esa creación debería ser dueño de los materiales depositarios de la aplicación de esa fuerza de trabajo suya. Como eso no es así, el patrono capitalista o el contratista de la mano de obra asalariada terminan asimilando el valor salario a la creación del valor trabajo atrapado en la mercancía. A este lo consideran un coste, es decir, enfetichan la creación del trabajo, y finalmente le dan una existencia fantasmagórica a un capital dinero al que en conjunto le atribuyen cualidad para generar la ganancia que reciban en el mercado. Por tal razón, el patrono considera como inversión suya el salario satisfecho post féstum, al lado de los demás costes concomitantes que Marx llamó “capital constante”.

Marx usó el concepto de “capital constante” y el de “c. variable”. El efecto inmediato de esa clasificación de costes entre constantes y variables es que, por una parte, se reduce la verdadera tasa de ganancia obtenida en dicho contrato laboral, y dentro del seno mismo de la producción y antes de llegar al mercado. Es por eso que el patrono identifica el valor del salario al valor trabajo que crea la fuerza de trabajo, como si se tratara de una mercancía pagada según su precio, e identifica el mercado como fuente de su ganancia.

Cabe observar que en realidad toda la inversión del capitalista es “capital constante”. No existe el “capital variable” citado en la obra que nos ocupa. Atribuirle variabilidad al pago salarial, según la concepción marxiana, sería admitir que los materiales y herramientas, los energéticos y otros costes materiales, pudieran también acrecentar su valor más allá del precio de compra. Y es así cómo con esta interpretación marxiana el capitalista logra atribuirle variabilidad a todo su capital como si los materiales y demás insumos en sí mismos pudieran revenderse a mayor precio.

Reafirmamos que el trabajador asalariado no puede vender su fuerza de trabajo ya que esta necesita objetos materiales donde desplegarse. En cambio, el patrono la recibe, la usa, la aplica a sus medios de producción y obtiene así un valor nuevo, agregado a su capital (a secas), invertido en los medios de producción correspondientes, de tal manera que cuando aquel vende su mercancía logra revender sus medios de producción consumidos, y también y simultáneamente logra vender el valor trabajo agregado, un valor que no es suyo sino del asalariado en favor del cual ahora este patrono tiene un pasivo.

Quede claro que la mercancía producida en un centro fabril cualquiera es obra exclusiva de la mano de obra, que le debería pertenecer por entero a los asalariados y ser estos quienes la vendan para luego reintegrarle el monto de capital constante al dueño de los medios de producción presentes en dichas mercancías.

Lo que estamos presentando es, pues, la posibilidad de que sean los asalariados quienes vendan la mercancías que produzcan para luego darle su parte al patrono. En teoría lo estamos haciendo, y con ello demostramos que la ganancia no tiene existencia propia ni derivada de ninguna operación mercantil. Esa “ganancia” es parte integral que conjuntamente con el salario suman el precio del nuevo “valor creado y transmitido a los medios de producción involucrados. Este valor es y debería ser el pago completo al trabajador.

En esta hipótesis, baste que los trabajadores asalariados se comporten como artesanos que operan en conjunto y sean dueños jurídicos de los medios de producción. En tal caso, como efectivamente ocurre en la realidad, los artesanos venderían sus mercancías a un precio tal que cubriría el costo del capital empleado y un valor dinerario adicional que simplemente representaría el precio de su trabajo. Mal podría este artesano pensar que está sacándole alguna ganancia al mercado y no a su propio trabajo.

La ganancia desparece en este nuevo e hipotético modo de producción “cooperativo artesanal”. Marx denominó Socialismo este modo, como fase de transición, y Comunismo cuando se extinga plenamente todo vestigio de trabajo aburguesado.

Desde luego, en las sociedades con el modo actual ocurre lo contrario. El patrono recibe a crédito una fuerza de trabajo que produce mercancías y luego las vende conjuntamente con sus medios de producción proporcionalmente consumidos. Como obviamente recibe del mercado un monto de dinero superior a su capital inicial atribuye al mercado su procedencia

Sin embargo, basta reconocer que el capital variable no existe, que el trabajador no vende su fuerza de trabajo, que se limita a crear un nuevo valor incorporado a los medios de producción que fueron empleados como objetos de trabajo, herramientas, energéticos, etc.

Estos medios actualmente no son de su propiedad y por eso es explotado, y por eso se le considera pagado con el salario, por eso a este se le ha considerado parte del capital del patrono, y con ello se ve reducida la tasa de ganancia, se atribuye la ganancia a operaciones de compraventa con una magia que se ha visto soportada por el concepto mismo de capital variable atribuido marxistamente a la mercancía comprada por el patrono en forma de fuerza de trabajo.

Cuando se postula el capital variable y de resultas se divide su aplicación en “trabajo necesario” y “t. adicional” o “plusvalor”, añadidos a los medios de producción, se le ofrece al patrono burgués un excelente argumento para negar esa última parte, habida cuenta que siempre estará por determinarse cuánto vale el trabajo necesario. Es la conocida pugna por restricciones y mejoras salariales.

El patrono da por justo el valor del salario satisfecho y espera obtener su ganancia como diferencia entre su capital aportado y el precio que fije el mercado. Omite así la porción de valor añadido por el trabajador cuyo valor y monto es justamente equivalente al salario más la ganancia derivada del precio de venta de la mercancía en juego.

Nosotros estamos planteando que el capitalista sólo pone capital constante con inclusión del “capital salarial”. Cuando se presenta como mercader de sus mercancías recibirá un precio que supera al capital aportado y ya no habrá duda de que esa diferencia: precio- capital responde a una porción de valor añadido por la mano de obra viva de sus trabajadores.

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1/ http://www.aporrea.org/ideologia/a64497.html

martes, agosto 18, 2009

CAPITALISMO EXTERIOR

(Imperialismo)

Manuel C. Martínez M.

18 ago. 09

El sistema capitalista adolece de dos problemas irresolubles: 1.- Su imprescindible crecimiento, y 2.- Su crecimiento está prelimitado. Digamos que este sistema alberga su propia destrucción.

Los empresarios de un país cualquiera por su cuenta y guiados por una concepción individualista del mundo han hallado fructíferas vías en las guerras y en los convenios comerciales con los demás países para la solución del primer problema. Si bien es cierto que a corto y mediano plazos han podido crecer, este crecimiento les impulsa forzosamente a la celebración de nuevos convenios, nuevas guerras y nuevos apetitos para seguir creciendo.

No en balde las relaciones diplomáticas modernas han jugado un papel trascendental que las hace imprescindibles en tiempos de paz y más aún en los de guerra.

Repasemos brevemente las características básicas del desarrollo capitalista en un país atrapado en las poderosas garras de un sistema que mientras más éxito garantiza más problemas engendra.

Los teóricos y analistas científicos del Sistema Capitalista descubrieron que la relación de empleo capitalista necesita crecer para dar empleo a la riqueza adicional derivada de sus ganancias.

Cada bolívar ahorrado obtenido a punta de la compraventa de capital transformado en mercancías requiere ser invertido en la contrata de nuevos medios de producción y de más mano de obra. Esta puede ser la misma en términos absolutos y resultar más explotada intensivamente, mejorar en cantidad o intensa e intensivamente.

La satisfacción de esa necesidad de empleo del ahorro capitalista ha traído evidentes ventajas para el país inversor, y de allí su encanto por cuento a mayor empleo de trabajadores y de materias primas, de instrumentos y afines, mayor producción de bienes, todo lo cual supondría mejor confort y mayor estabilidad para todos sus ciudadanos.

Ocurre que si el ahorro de un año, por ejemplo, no es empleado entonces perdería sentido seguir contratando ni siquiera los volúmenes previos ya que estos necesariamente arrojarán más ahorros ociosos. El negocio se vendría abajo, la economía se constreñiría y el desempleo provocaría crisis de imprevisibles consecuencias. El desempleo del ahorro nuevo provocaría desempleo del ahorro anterior, y viceversa.

Ahora bien, es fácil dar empleo al nuevo ahorro dentro del mismo país y así podría arribarse el pleno empleo. Este sería el límite de crecimiento interior para cada país, más allá del cual se hace irrenunciable la conquista del Mercado Exterior. Nace así la figura del Imperialismo capitalista.

Como quiera que los empresarios actúan anárquicamente, cada uno por su lado, la guerra intestina o competencia destructiva resulta forzosa. Sin embargo, sea quien sea el empresario vencedor, al país como un todo le resulta indiferente habida cuenta de que todo quedaría en casa.

Es un hecho que el capitalismo no garantiza paz ni estabilidad a los habitantes de un país ni siquiera en condiciones de pleno empleo si no termina colocando sus ahorros excedentarios en el exterior. Por eso los trabajadores asalariados del país imperialista optan por callar. La viabilización y realización del imperialismo supone convenios comerciales pacíficos o la imposición política y militar con desagradables consecuencias.

Ahora empezamos a comprender la importancia del “imperialismo” como solución a la limitación del mercado interior. Desde luego, para los países receptores siempre resultará halagüeño y beneficioso la recepción del ahorro exterior, la contrata de inversiones extranjeras dirigidas a mejorar el empleo interno, con todo el desangramiento que esto supone, pero ni aún así la paz comercial podrá llegar porque logrado el pleno empleo en el país amigo y diplomatizado, los nuevos ahorros pedirán nuevos mercados en nuevos ´países, y así hasta colmar el planeta de países capitalistas.

Para este hipotético momento de pleno empleo mundial ya no habrá posibilidad de expansión, el inmenso ahorro generado por todo el planeta derivará en ahorro ocioso que detendrá la inversión anterior, vendría la recesión y el desempleo se generalizará. Esto sería como una “crisis imperialista total” con sus respectivas fases largoplacistas de prosperidad, crisis, recesión y reactivación. Esto nos dice que el segundo problema es irresoluble y que el sistema capitalista no es la solución para el mercado interior ni para el Mercado Exterior.

lunes, agosto 17, 2009

Nuestras Calles son Canales

Manuel C. Martínez M.

17 ago. 09

Desde que la corrupción se incrustó en la Administración Pública venezolana, no se ha construido una sola obra de infraestructura vial que no haya sido pagada a precio de oro y recibida como una obra de tercera calidad.

Como tal, cada una de esas obras de mala calidad ofrecen un maná de nuevos contratos para reparaciones, remodelaciones y hasta reconstrucciones a cargo de los mismos contratistas corruptos y chimbos que siguen figurando en las Listas de Contratistas que se archivan en todos los organismos públicos nacionales, desde Miraflores hasta la Alcaldía de menor rango fiscal.

Estos contratistas suelen ser de baja preparación técnica, y moralmente incapaces para entender las bondades de un buen trabajo para la sociedad. Sin embargo, debemos ser considerados con ellos porque no son los culpables finales.

Ocurre que en las referidas listas de contratistas están los privilegiados de la Oligarquía nacional, gente tránsfuga y tartufa que siempre anda bien con Dios y con el Diablo si estos los contrata.

La corrupción impone que el contrato del caso se le otorgue a uno de esos privilegiados, y este luego lo subcontrata a un tercero quien suele hacer lo mismo hasta agotarse la rosca correspondiente. Cada Ministerio y organismo público tiene su propia rosca.

Desde luego, en cada contrato y subcontrato el otorgante o cedente retiene para sí y para el funcionario que le da el visto bueno dos (2) buena “tajadas” con cargo al precio original.

Cuando la lista de privilegiados se agota y ya no es posible seguir reduciendo el monto final que recibirá el contratista final, entonces este sólo contará con un presupuesto máximamente reducido. En consecuencia, se verá obligado a utilizar materiales y herramientas de tercera (El puente que recientemente se derrumbó en Ciudad Bolívar es un ejemplo reciente).

En el caso de las calles pavimentadas o asfaltadas, teóricamente deben ser hechas de tal manera que se acompañen de aceras y cunetas a fin de que las crazadas faciliten el drenaje durante y después de las lluvias, para que así los peatones puedan utilizarlas tan pronto cesen las lluvias.

Pero esto es lo que viene ocurriendo con los corruptos de las Alcaldías: Ahora estos no incluyen cunetas y se limitan a regar el asfalto o el macadán de manera plana sin más declive que el longitudinal, y no convexo como debería ser, y sin cunetas.

De esa forma las calzadas dejaron de ser calles para coinvertirse en canales. Los peatones y contribuyentes de las Alcaldías deben esperar horas para el desagüé correspondiente y poder transitar por una vías que la Alcaldía pagó a precio de oro pero que recibieron como si fueran sido pagadas a precio de gallina flaca. Esas calles quedan saturadas de polvo húmedo que luego volará seco a los pulmones del peatón con las obvias malas consecuencias para su salud.

viernes, agosto 14, 2009

Los Trabajos no Productivos de la Producción

Manuel C. Martínez M.

14 ago. 09

Desde el presidente de una empresa hasta el supervisor de planta configuran una parte de la plantilla de trabajadores que figura en los estados financieros como costes por concepto de “trabajadores indirectos”. A estos se les reconoce su significativa utilidad dentro del proceso productivo pero no por ello dejan de ser trabajadores parasitarios que operan al lado y por encima de los trabajadores productivos.

En consecuencia, esos trabajadores indirectos escapan de la explotación capitalista directa, y más bien representan un personal que colabora entusiastamente en la explotación directa de los trabajadores realmente productivos o sujetos a la explotación generativa de plusvalor.

Recordemos y reafirmemos que sólo agregan valor los trabajadores que operan directamente en la fabricación de los productos durante un tiempo y con una productividad tal que no sólo reintegra el monto de su salario sino también un excedente de valor que nutre la cuantía de la ganancia final que estimula a los dueños jurídicos y económicos de la empresa.

Los trabajadores indirectos no reintegran el monto de su paga ni mucho menos agregan plusvalor. No deberían figurar en el cálculo del Valor Agregado Neto. Sólo encarecen los costes de producción y los precios finales de mercado. Curiosamente reciben los mejores sueldos y terminan haciendo la vida más costosa.

Ideológicamente, los trabajadores no productivos no se suman a las huelgas de los demás trabajadores. Suelen ser semilleros de esquiroles y defensores incondicionales del sistema. De allí que mientras más parasitan más se aburguesen porque realmente representan esa porción de trabajadores que también viven del trabajo productivo de sus supervisados.

Una sociedad que no eduque moralmente a sus ciudadanos ni logre inculcarles valores éticos de responsabilidad laboral y de “amor al trabajo” es una sociedad presta para ser dirigida por un Economía de explotación, ayer esclavista y feudal, y hoy burgocapitalista. Inclusive cualquier sociedad que atraviese el periodo transicional propio del Socialismo Científico se ve obligada al empleo de mano de obra indirecta con toda su carga de parasitismo y encarecimiento de la producción y coste de la vida.

Obsérvese que los países tecnológica y moralmente más civilizados suelen acusar los menores índices de inflación y menores presiones sociales por concepto de salarios miserables. Sus reclamos suelen ser extralaborales.

Los trabajadores indirectos reducen la merma productiva que suele acompañar al asalariado descontento y/o de baja vocación laboral. Sólo la hipotética sociedad comunista científica se desligaría de la necesidad del empleo de estos trabajadores indirectos, habida cuenta de que en este tipo de sociedad cada ciudadano y cada trabajador por antonomasia habrían alcanzado tal grado de responsabilidad que ya no necesitaría la mirada sigilosa de un supervisor ni la dirección de ningún jefe que los custodie a todos.

En la sociedad comunista el coste de la vida se abarataría no sólo por que el plusvalor también iría al bolsillo del trabajador directo, sino porque se operaría con un costo de producción libre de trabajadores parasitarios.

domingo, agosto 09, 2009

El Banco Central de Venezuela Estimula la Inflación

(2 Conos Monetarios y Paralelos, y 2 Corrientes de Dólares)

Manuel C. Martínez M.

09 ago. 09

Clásicos y posclásicos de la Economía condenan la emisión de dinero como mecanismo para estimular la prosperidad de un país. Considérase obvio que cualquier aumento del dinero circulante sólo estimula la Inflación. Cierto que a mediano plazo la producción podría aumentar, pero eso dependería de la voluntad de los dueños del capital luego de exhaustivas mediciones de rentabilidad temporal.

En tal sentido, desde estas líneas invitamos al honorable Ministro de Finanzas de Venezuela para que urgentemente inste al Banco Central de Venezuela para que ultime medidas tendentes a que en nuestra economía sólo haya un (1) cono monetario en circulación y no dos (2) como tan alegremente circulan aquí con toda su carga inflacionaria, misma que lleva últimamente por lo menos 8 meses sin parar un sólo día. También le sugerimos que tome en consideración dos tipos de cambio para la divisa norteamericana a fin de eliminar el dólar ilícito.

Lo más grave es que podría tratarse de una aviesa conducta de parte del Estado y del Fisco Nacional, habida cuenta de que a mayores precios, para igual volumen de oferta, mayores ingresos impositivos por causa del IVA, un impuesto que además fue nuevamente incrementado no hace poco, a pesar de que ya los precios del petróleo han mejorado, pero el IVA sigue “clavado”.

De poco o nada sirven los diarios castigos al comercio por violaciones de regulaciones de precios o de acaparamientos. Tales violaciones son un efecto de la sobredemanda monetaria imperante en la economía, agravada con la circulación de doble un cono monetario, mientras irónicamente el Estado se abstiene de cancelar su Deuda Social, por ejemplo, con los universitarios, porque una falsa y aviesa conseja le dice que no aumente el circulante. Sin embargo, mantiene dos conos monetarios en circulación. Mantiene también una doble ofertademanda de dólares regulados e irregulables, cosas así.

Por tales razones inferimos y denunciamos que el Banco Central de Venezuela está estimulando la inflación con su doble cono monetario, con dos corrientes de dólares simultáneamente volcadas al cauce de la circulación, pero curiosamente los resultados de ambas políticas financieras se están traduciendo en beneficios para el Fisco Nacional, en una inflación que a la presente Administración, botarate por excelencia, le significa mayores ingresos por concepto de IVA cargado sobre precios crecientes. Obsérvese que un IVA de 12% sube a 14,4% cuando los precios sufren aumentos de 20%.

sábado, agosto 08, 2009

Banco Central de Venezuela y La Moneda Divisionaria

Manuel C. Martínez M.

06 ago. 09

En estos días de cambio en el Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC), el Banco Central de Venezuela, la institución de mayor fuerza y prestigio financiero de Venezuela, debería revisar el CONO MONETARIO vigente cuya utilidad deja mucho qué desear.

Efectivamente, el país económico todavía no termina la fase de transición entre el sistema monetario inmediato anterior y el actual para el cual rige temporalmente la denominación de “bolívares fuertes” (Bs. F).las monedas que debían ser retiradas del mercado siguen circulando porque resultan de mayor conveniencia para operaciones de detalleo comercial.

Las denominaciones divisionarias del actual cono monetario se mueven entre las monedas de Bs. 1,00 y Bs. 0,01. Contiene monedas intermedias de Bs. 0,50; Bs. 0,25; Bs. 0,12½; Bs. 0,10 y Bs. 0,05. Siete (7) monedas divisionarias en total.

Debemos destacar que, salvedad hecha de las monedas de Bs. 1,00; Bs. 0,50, las restantes han resultado de baja utilidad cambiaria y alto rechazo por parte de comerciantes y consumidores.

Este rechazo se justifica por las dimensiones de esas monedas que las hacen marcadamente intraficables ya que su maniobrabilidad insume muchas molestias y pérdida de tiempo. Fueron diseñadas de mayor a menor según un poder adquisitivo decreciente como si se tratara de monedas con valor intrínseco, lo que demostró un bajo nivel técnico de parte de los técnicos y directivos del Banco Central de Venezuela, dotado de un personal más politizado que profesionalizado.

Además, ante la ingobernable Inflación y la falta de una Política seria, eficiente y eficaz de parte de las autoridades competentes, nos hallamos con un comercio que libérrimamente realiza aumentos de precios que no guardan relación alguna con muchas de las monedas divisionarias. Es el caso de que los aumentos de precio experimentados casi a diario por las mercancías detallables se mueven en múltiplos de bolívares. Digamos, por ejemplo, que los precios pasan de Bs. 2,00 a Bs. 3,00, pero ninguno pasa, por ejemplo, de Bs. 2,00 a Bs. 2,05 ni a Bs. 2,10 ; ni de Bs. 2, 00 a Bs. 2,12½, ni a Bs. 2, 25 ni a Bs. 2,50. Los aumentos menores de Bs. 1,00 casi no se están dando.

Si suponemos que estamos frente a una moneda muy devaluada, razón por la cual hay que seguir desembolsando muchos billetes para cubrir la mayoría de las transacciones de comparaventa, y en materia de comercio al detal nos hallamos con mercancías que ya no son expresables de monedas divisionarias como las actuales, entonces debemos inferir que el actual Cono Monetario debe ser remplazado por otro, o limitar la circulación de divisionarias sólo de Bs.1,00 y Bs.0,50. El resto de las monedas podrían perfectamente salir de la circulación por disfuncionales.

martes, agosto 04, 2009

La Renta Verdadera

(El Valor Permanente del Trabajo)

Manuel C. Martínez M.

02 ago. 09

La literatura económica viene reservando el término “renta” para identificar el ingreso percibido por el terrateniente, por el dueño de edificios, a cambio de su inquilinato, pero los sueldos y salarios son englobados dentro de la Renta Nacional como si los trabajadores fueran “rentistas”, y aunque en verdad y teóricamente son los verdaderos rentistas, de hecho no lo son por cuanto no arriendan su fuerza de trabajo y se limitan a venderla al precio de sus remuneraciones.

Vemos que a todo lo largo del ejercicio de la propiedad privada de la tierra, sólo sus propietarios o los señores feudales han gozado del privilegio de “vivir de la renta” del suelo. Así lo hizo en la América Hispana la Iglesia Católica con su famoso “diezmo” o 10 % sobre la cosecha, de contado y en bienes de primera calidad.

Los agricultores sólo se quedaban con el remanente de peor calidad. Este remanente constituía su paga por el trabajo realizado, y con el correr del tiempo ni siquiera fueron dueños parciales de la producción sino que hoy en día se limitan a recibir lo que actualmente se conoce como salario.

En el sector industrial también de observa el rentismo. Aquí un empresario patenta una técnica o registra una empresa privada y esta le pertenecerá vitalicia y hereditariamente, y con cargo a esa propiedad vivirá de las ganancias que la patente o la empresa le generen vitalicia y hereditariamente. Tal es el caso de la connotada sucesión Ford con más de 100 años viviendo de la incalculable renta proporcionada por el primer dólar que aportó su fundador allá por el año 1903.

Pongamos el siguiente ejemplo: Los obreros, Arquitectos, Ingenieros, maestros de obra, oficiales en general, y el cúmulo de ayudantes de albañilería, herrería, electricidad, decoración, acarreo, pintura, jardinería, vidriería, etc., todos ellos inician las labores de proyecto de la obra, remoción del suelo, hechura de fundaciones, erección de paredes, acometidas de aguas potables y servidas, electricidad, etc. Terminan la obra y durante su construcción reciben sus pagas semanales, quincenales y anuales, pero hasta allí.

Al entregar la obra sólo el dueño del edifico entra en el goce, uso y disponibilidad de aquél. A partir de entonces este dueño se convierte en el rentista del inmueble vitalicia y hereditariamente.

A ninguno de aquellos obreros a quienes se debe la creación y producción de cualquier bien mueble o inmueble, además del salario no se les acredita ni las gracias, ni siquiera una placa conmemorativa, siendo que ellos fueron los dueños naturales de semejante creación y producción, en la que dejaron parte de sus fuerzas y de un buen tiempo de su vida no dedicada a sus familia, ni siquiera a la construcción de su vivienda personal.

Hay una ley dialéctica, según la cual “nada se crea ni destruye”. En respeto de ella el trabajo humano aplicado a unos objetos de trabajo no puede desaparecer, y si se transforma en mercancías en estas sigue apareciendo. En cierto modo y determinada cantidad, esa porción de fuerza de trabajo sigue siendo propiedad de los trabajadores involucrados.

Dejamos a salvo los bienes que terminan en la cesta del consumidor final que obviamente les pertenecen a este a cambio del precio satisfecho en el mercado del caso y que finalmente terminan siendo incorporados a otros seres humanos como fuente de conservación de vida que son.

Sin embargo, sostenemos que cuando un trabajador entrega su fuerza de trabajo para la producción de un bien que genere alguna ganancia o renta tiene el derecho a percibir parte de estas en los mismos términos temporales que lo haga el productor correspondiente.

Estamos restringiendo nuestro reclamo a aquellos bienes muebles o inmuebles que generen ganancias por su uso, por su arrendamiento. Tal es el caso de edificios, casas, maquinarias, empresas operativas, transportes al servicio de empresas varias, etc.

El connotado “punto comercial” que a manera de “plusvalía” se convierte en fuente de lucro para el dueño del establecimiento comercial también tendría que ser compartido entre los trabajadores de ese comercio. El buen crédito, la duración de ese comercio y su mantenimiento fundamentalmente corrieron a cargo de sus expendedores y no del dueño del capital en inventario.

Es que el valor de la fuerza de trabajo volcado en cualquier mercancía de uso duradero es permanente y debe ser rentable para sus creadores en tanto y cuanto así lo determine la duración del bien comprometido, cuando este bien esté generando ganancia a su comprador más allá del valor de uso final para el que fue fabricado.

Por eso afirmamos que los trabajadores son los verdaderos rentistas de aquellos bienes depositarios del valor permanente que permitió su elaboración. El rentismo practicado por la tierra ni el rentismo aprovechado por terceros por concepto de bienes producidos por la mano de obra no pueden ser unilateralmente usufructuados por sus arrendatarios o factores que funjan como propietarios de empresas o de otros bienes muebles e inmuebles. Tal es la renta verdadera que también es apropiada indebidamente por los empresarios modernos.