Asociación Civil Bolivariana "Defensores del bolívar"

domingo, febrero 27, 2011

Revalorización Progresiva del bolívar y Cambio Libre Controlado

Por Eudes Vera
Presidente
Asociación Civil Defensores del bolívar
eudesvera@gmail.com



Los Defensores del bolívar hemos ideado un plan que garantiza reducir la inflación a un dígito y al mismo tiempo reactivar el aparato productivo del país. El plan consiste en llevar progresivamente el salario mínimo desde su valor actual en dólares (US$ 285) hasta US$ 1224 en un lapso de 33 semanas, pero manteniendo su valor actual en bolívares (BsF 1224), de manera que ningún empresario la chille. Para lograr ese objetivo, sin que se produzca una fuga masiva de divisas, lo único que tiene que hacer un gobierno Post Chávez es decretar, de común acuerdo con el BCV, un Período de Revaluación Monetaria y de Simplificación del Control de Cambio, de 33 semanas de duración, en el cual se fije la tasa de cambio para cada semana de dicho período, de acuerdo a la siguiente tabla:



Semana 1. Tasa de Cambio Libre = Bs. F 4,20/US$. Salario Mínimo: BsF 1224 (US$ 291)

Semana 2. Tasa de Cambio Libre = Bs. F 4,10/US$ Salario Mínimo: BsF 1224 (US$ 299)

Semana 3. Tasa de Cambio Libre = Bs. F 4,00/US$ Salario Mínimo: BsF 1224 (US$ 306)

Semana 4. Tasa de Cambio Libre = Bs. F 3,90/US$ Salario Mínimo: BsF 1224 (US$,314)

Semana 5. Tasa de Cambio Libre = Bs. F 3,80/US$ Salario Mínimo: BsF 1224 (US$ 322)

Semana 6. Tasa de Cambio Libre = Bs. F 3,70/US$ Salario Mínimo: BsF 1224 (US$ 331)

Semana 7. Tasa de Cambio Libre = Bs. F 3,60/US$ Salario Mínimo: BsF 1224 (US$ 340)

Semana 8. Tasa de Cambio Libre = Bs. F 3,50/US$ Salario Mínimo: BsF 1224 (US$ 350)

Semana 9. Tasa de Cambio Libre = Bs. F 3,40/US$ Salario Mínimo: BsF 1224 (US$ 360)

Semana 10. Tasa de Cambio Libre = Bs. F 3,30/US$ Salario Mínimo: BsF 1224 (US$ 371)

Semana 11. Tasa de Cambio Libre = Bs. F 3,20/US$ Salario Mínimo: BsF 1224 (US$ 383)

Semana 12. Tasa de Cambio Libre = Bs. F 3,10/US$ Salario Mínimo: BsF 1224 (US$ 395)

Semana 13. Tasa de Cambio Libre = Bs. F 3,00/US$ Salario Mínimo: BsF 1224 (US$ 408)

Semana 14. Tasa de Cambio Libre = Bs. F 2,90/US$ Salario Mínimo: BsF 1224 (US$ 422)

Semana 15. Tasa de Cambio Libre = Bs. F 2,80/US$ Salario Mínimo: BsF 1224 (US$ 437)

Semana 16. Tasa de Cambio Libre = Bs. F 2,70/US$ Salario Mínimo: BsF 1224 (US$ 453)

Semana 17. Tasa de Cambio Libre = Bs. F 2,60/US$ Salario Mínimo: BsF 1224 (US$ 471)

Semana 18. Tasa de Cambio Libre = Bs. F 2,50/US$ Salario Mínimo: BsF 1224 (US$ 490)

Semana 19. Tasa de Cambio Libre = Bs. F 2,40/US$ Salario Mínimo: BsF 1224 (US$ 510)

Semana 20. Tasa de Cambio Libre = Bs. F 2,30/US$ Salario Mínimo: BsF 1224 (US$ 532)

Semana 21. Tasa de Cambio Libre = Bs. F 2,20/US$ Salario Mínimo: BsF 1224 (US$ 556)

Semana 22. Tasa de Cambio Libre = Bs. F 2,10/US$ Salario Mínimo: BsF 1224 (US$ 583)

Semana 23. Tasa de Cambio Libre = Bs. F 2,00/US$ Salario Mínimo: BsF 1224 (US$ 612)

Semana 24. Tasa de Cambio Libre = Bs. F 1,90/US$ Salario Mínimo: BsF 1224 (US$ 644)

Semana 25. Tasa de Cambio Libre = Bs. F 1,80/US$ Salario Mínimo: BsF 1224 (US$ 680)

Semana 26. Tasa de Cambio Libre = Bs. F 1,70/US$ Salario Mínimo: BsF 1224 (US$ 720)

Semana 27. Tasa de Cambio Libre = Bs. F 1,60/US$ Salario Mínimo: BsF 1224 (US$ 765)

Semana 28. Tasa de Cambio Libre = Bs. F 1,50/US$ Salario Mínimo: BsF 1224 (US$ 816)

Semana 29. Tasa de Cambio Libre = Bs. F 1,40/US$ Salario Mínimo: BsF 1224 (US$ 874)

Semana 30. Tasa de Cambio Libre = Bs. F 1,30/US$ Salario Mínimo: BsF 1224 (US$ 942)

Semana 31. Tasa de Cambio Libre = Bs. F 1,20/US$ Salario Mínimo: BsF 1224 (US$ 1.020)

Semana 32. Tasa de Cambio Libre = Bs. F 1,10/US$ Salario Mínimo: BsF 1224 (US$ 1.112)

Semana 33. Tasa de Cambio Libre = Bs. F 1,00/US$ Salario Mínimo: Bs F1224 (US $ 1.224)



Los otros detalles del plan son los siguientes:



Se establece como horario para la venta libre de divisas, el siguiente:



8:30 am a 3:30 p.m. todos los días hábiles (De Lunes a Viernes)



Se hará la venta libre de divisas en todos los bancos nacionales, a la tasa de cambio asignada a esa semana, pero sujeta a las siguientes restricciones:



1. Los días Lunes hábiles de cualquiera de las 33 semanas sólo se venderán divisas a las personas naturales mayores de edad y a las personas jurídicas, cuyas cédulas de identidad o número de RIF terminen en los dígitos 0 o 1.

2. Los días Martes hábiles de cualquiera de las 33 semanas sólo se venderán divisas a las personas naturales mayores de edad y a las personas jurídicas, cuyas cédulas de identidad o número de RIF terminen en los dígitos 2 o 3.

3. Los días Miércoles hábiles de cualquiera de las 33 semanas sólo se venderán divisas a las personas naturales mayores de edad y a las personas jurídicas, cuyas cédulas de identidad o número de RIF terminen en los dígitos 4 o 5.

4. Los días Jueves hábiles de cualquiera de las 33 semanas sólo se venderán divisas a las personas naturales mayores de edad y a las personas jurídicas, cuyas cédulas de identidad o número de RIF terminen en los dígitos 6 o 7.

5. Los días Viernes hábiles de cualquiera de las 33 semanas sólo se venderán divisas a las personas naturales mayores de edad y a las personas jurídicas, cuyas cédulas de identidad o número de RIF terminen en los dígitos 8 o 9.

6. El BCV monitoreará minuto a minuto el nivel de las divisas vendido en cada día del período de las 33 semanas. Tan pronto como ese nivel alcance los 200 millones de dólares diarios se suspende la venta de divisas ese día y se reanuda el siguiente día hábil.

7. Las personas naturales o jurídicas que no pudieron comprar divisas en el día que le corresponde según su número de cédula o de RIF, podrán hacerlo en el día que le corresponde en cualquiera de las restantes semanas del PRM.

8. El monto máximo de divisas que puede comprar una persona natural durante el año seguirá siendo de 2500 dólares.

9. El monto máximo de divisas que podrá comprar una persona jurídica durante el año no podrá exceder al monto total que le fue otorgado en el 2010. En caso de que no le fueron asignadas divisas a esa empresa en el 2010, podrá optar al monto máximo estipulado por CADIVI para las personas jurídicas ese año.



De acuerdo con la última información suministrada por CADIVI, durante el año 2010, las divisas liquidadas por este ente alcanzaron la cifra de US$ 28.877 millones. Durante las 33 semanas que dure el período de revaluación monetaria, la cantidad máxima de divisas que se liquidarían cada día hábil sería de 200 millones de dólares y semanalmente alcanzaría un máximo de 1000 millones de dólares, de tal manera que durante todo el período de revaluación monetaria la máxima cantidad de divisas que se venderían en los bancos nacionales sería de US$ 33.000, un aumento de sólo US$ 4023, con respecto al año 2010. Entonces, si se aplicara el plan propuesto, la fuga de capitales sería mínima, la inflación sería solo un mal recuerdo del pasado y la calidad de vida de los ciudadanos venezolanos sería comparable a la de los estadounidenses.



Al terminar el período de revaluación monetaria, el sueldo mínimo seguiría siendo el actual (BsF 1.224) pero, como resultado de la nueva tasa de cambio (BsF 1,0/US$), el salario mínimo equivaldría a US$ 1.224, el cual sería superior al sueldo mínimo actual de los Estados Unidos (US$ 1.160, http://empleointernet.com/salario/salario-minimo).

miércoles, febrero 23, 2011

Conozcamos los Servicios Inservibles (La cuestionada Oficina de Correos)

Manuel C. Martínez M.

23/02/2011

Una de dos, o convertimos definitivamente las oficinas de correo en oficinas de Internet, o deberían cerrarse por obsoletas y desfasadas, pero, eso sí, que con su personal no ocurra lo que sucede con y en todos los organismos públicos venezolanos, donde los despidos o jubilaciones ilegalmente jamás se sincronizan con la liquidación de las correspondientes prestaciones sociales y demás acreencias que generalmente el Estado les adeuda, salvedad hecha para los privilegiados o favoritos de turno, a quienes hasta les paga lo que no se les adeuda, una aberración burocrática que lejos de irse extinguiendo, parece repotenciarse con cada paso del reloj político, porque repúblicas van y rs. vienen, y todo sigue igual, en el mejor de los casos.



¿Habrá todavía quienes se carteen por intermedio de esas longevas y anquilosadas oficinas? Las hay, porque la ingenuidad de la nueva generación y la de los desinformados no se agotan en unas sociedades donde los gobiernos informan más sobre los temas de su interés personal y partidista que de los temas de cultura e información popular.



Es que no se oye una sola noticia emitida por los centros de poder a través de sus polifacéticos medios, que tan onerosos les resultan al bolsillo de los trabajadores, que no envuelva, solapada o descaradamente, una cuña política en favor del editor o en contra de sus adversarios, inclusive de sus disidentes. Ni qué decir en contrario de la Oposición Política involucrada, incapaz también para reconocer mediáticamente algunos logros de sus adversarios en funciones de gobierno, por palmarios y reales que aquellos resulten.



¿Habrá quienes sigan confiando en unos servicios que fueron tan desacreditados y prostituidos por los partidos AD y Copei cuando contrataron su personal en sus respectivas casas del partido, en oficinas que se convirtieron en la verdaderas agencias de colocación y jefaturas de personal del país, a tal punto de que los jefes de personal locales, de las oficinas locales, quedaban atados de pies, manos y lengua, para sancionar o reprender a sus subordinados so pena de ser ellos los botados sin darles derecho a réplica alguna.



La escogencia de ese personal no se hizo, en general, en las oficinas correspondientes de un organismo con la relevancia e importancia que tiene todo servicio de comunicaciones, cuyo ejercicio, gerencia y plantilla de trabajadores deben ser rigurosamente seleccionados y capacitados. Es tan importante una comunicación íntima, sea amorosa, comercial o de investigaciones policial, castrense, científica, etc. Así lo recoge hasta la Constitución más pirata que se haya aprobado algunas veces.

Pero no fue así, y, durante los nefastos años del Puntofijismo, esas oficinas fueron dotadas de un personal muy irresponsablemente seleccionado. Por ejemplo, a los “mensajeros” les entregaban correspondencia, que es privada constitucionalmente, pero que en condición de escogido por partido, adeco o copeyano, al enterarse de la dirección del destinatario y de su nombre, optaba, a su arbitrio, por arrojarlas al primer basurero que se hallara en su ruta. Vi algunos basureros con semejante contenido. Ejemplo concreto y asaz veraz: En la Universidad donde trabajé 23 años en línea recta, arrojaron a las calzadas interiores las selladas cartas navideñas que yo les había encomendado a las oficinas de la “Dirección Académica” para que se las hicieran llegar a algunos colegas a quienes que yo no podía entregárselas personalmente.



Así fue creado, pues, el mercado, y cómo empezó a surgir el servicio privado de encomiendas, aunque no sabemos qué fue primero: si la instalación de esta lucrativa industria de correspondencia y encomiendas, o la corrupción de aquellas oficinas.

martes, febrero 22, 2011

Réplica al Art. de Carlos Lanz Rodríguez (http://www.aporrea.org/educacion/a118105.html)

http://www.aporrea.org/educacion/a118105.html

Manuel C. Martínez M.
21/02/2011 21:21:45



Primeramente, resulta muy interesante su “aporte” en pro de una mejor divulgación del Marxismo; lástima que muchas de las “contribuciones” que ha recibido la obra de Marx, han sido eso, muy “marxistas”, pero muy poco marxianas.



Importante también resulta el tema tratado por usted, y con él resulta curioso ver cómo se recicla la moda de las “revisiones”, “reformas”, “adaptaciones”, “actualizaciones”, “negaciones” y, por ahora, “reivindicaciones” o “reconstrucciones” de la teoría de Marx, la teoría de un científico cuyos aportes todavía no han logrado prender con la fuerza intelectiva, burguesa y proletaria que sobre el terreno de la explotación capitalista debería tener, y hacerlo con la mayor brevedad posible. Esta teoría sobrepasa ya la edad de 160 años.



También resulta no menos curioso que en la UBV(Universidad Bolivariana de Venezuela) aparezcan distinguidos invitados de otros importantes países, sin el debido concurso de todo el potencial de venezolanos que podrían, y con no menor derecho y suficiencia, participar en semejantes encuentros, a fin de lograse una mayor productividad teórica sobre tan delicado, vigente y acuciante tema, el tema del valor- trabajo, precisamente, por tratarse del pivote principal de toda la Teoría de Carlos Marx, habida cuenta que las versiones marxistas y marxianas que rijan en México y en otros países contemporáneos son exactamente mismas que han poblado el mundo, en ediciones propias de una mediática literaria coherente y defensiva con y de los intereses que El Capital punzó profundamente en sus sensibles extrañas.



Discusiones como las que usted señala y recoge son de gran peso teórico, ya que tocan un tema que ha sufrido los peores y más perversos detractores, y contado con los mejores apologistas y tarifados del burguesismo, sin que, a pesar de todo, ni los unos ni los otros logren debilitar la fuerza de la verdad contenida en las contribuciones de Marx a la solución del tema social más acuciante, perentorio y de mayor importancia económica, política, religiosa, sociológica y filosófica, cual es el precipuo tema del origen de la riqueza material de la sociedad, de porqué unos salen ricos de la fábrica, y otros, tan pobres o más como entraron en ella.



Es un hecho que de “discusiones” en discusiones (eufemismo de dilaciones) no ha pasado todavía la Teoría de Marx, mientras en paralelo el Capitalismo también lleva más de 160 años de agonía[1] .Y por esa razón y otras colaterales también llama mi atención el soporte teórico que descansa en el piso y superficie de esta “reconstrucción reivindicativa” aludida por el señor Carlos Lanz Rodríguez[2] , autor del artículo que estamos replicando, y conste que lo hacemos con la mejor de las intenciones didacticomarxianas, y muy no marxistas en su acepción filoburguesa, según venimos apuntándola.



Se trata de su apoyo sobre algunas definiciones antimarxianas, con visos de marxismo, de Claudio Napoleoni, autor del Diccionario de Economía Política, (Ediciones Castilla, Madrid, 1962). La definición que allí se recoge sobre la teoría del valor de Marx se suma a todas las pretenciosamente demoledoras versiones antimarxistas como la esgrimida por otro marxista: Paul Sweezy (Teoría del Desarrollo Capitalista, Fondo de Cultura Económica,-México, 1942, en inglés, y 1963, versión castellanizada -. como si el propio Marx y luego Lenin no hubieran nunca tratado semejante tema atinente al desarrollo de este sistema y de todos los que le precedieron en materia de explotación del hombre por el hombre -, y versiones antimarxianas emprendidas con menor fuerza por los quienes Sweezy evalúa y descalifica en su obra citada. Pero además sus soporte napoleoniano se suma a la versión burguesa más directamente editada por el Imperio capitalista en la persona de su primer nobelado, y de otros nobeles a quienes ex profeso vienen la academia Burguesa sueca y con igual finalidad en materia de Economía siguen premiando cada año de los que todavía siga reinando el sistema más perfectamente estudiado por Carlos Marx.



Hablamos del nobelado Paul Samuelson, a quien la alta burguesía mundial puso a decir que Marx valía a poco menos que un tarado (sic), un nobelado que tuvo el tupé - para eso le pagaron sus buenos dólares - el tupé, digo, de calificar a Marx como un vulgar alquimista o anticientífico, todo con la finalidad expresa de anular toda su obra. Es lo que se infiere de su negativa a admitir que, efectivamente, los valores, el valor-trabajo, estudiado directamente por Marx, y que lo hizo con las abstracciones que amerita una investigación de la naturaleza de la Economía, en la Sección Primera y en el último de sus caps. (Cap. (VI) del Libro I, El Capital.



Es que, según las versiones de estos críticos burgueses, y pretenciosamente demoledores de la teoría marxista y marxiana, la teoría del valor trabajo sería invalida, y precisamente, esto es lo que me preocupa del artículo de “aporrea.org que aquí estamos replicando.



Nos explicamos: Samuelson, Sweezy, Claudio Napoleoni y otros autores semejantes sentaron las bases de la impostura del famoso “Problema de la Transformación de los Valores en Precios”[3] , o sea, de la negación de la Conversión o concreción del teorizado y abstracto valor-trabajo, creado en las fábricas, en precios de producción, o valor de mercado.



De manera que los soportes reconstructivos de la teoría de Marx basados en criterios como los de Claudio Napoleoni no serían los más indicados para una mejor “reivindicación” de la teoría del valor de Marx. Precisamente, negar la “Conversión de los valor en precios de producción”, como lo hace Napoleoni y Sweezy y Samuelson, es negar la obra íntegra de Marx, ya que, si bien el Libro I de El Capital es un epítome extraordinariamente bien elaborado, los restantes libros, y particularmente el Libro III, son la mejor concreción de las categorías económicas básicas que son abstractamente manejadas en el Libro I, como un resultado imperativo que obliga a manejar la investigación científica con un método máximamente detallista, y la exposición de sus resultados con otro[4] en el cual puede prescindirse de algunas particularidades, sobre todo cuando se trata de una investigación y exposición de una temática tan valiosa como lo es el origen y la determinación de la verdadera fuente de la riqueza material burguesa.

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P.D.: Sin plusproducto no puede haber progreso material, lo contrario sería estancamiento productivo. Lo que estaría en juego en un régimen socialista de transicón o comunista de arribo, no es el valor ni la plusvalía, pero sí el producto y el plusproducto.
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[1] Carlos Marx y Federico Engels, Contribución a la Crítica de la Economía Política Burguesa.


[2] http://www.aporrea.org/educacion/a118105.html
[3] Manuel C. Martínez M., El problema de la Transformación http://www.aporrea.org/actualidad/a37856.html

[4] Carlos Marx, El Capital, Palabras Finales de la Segunda Edición Alemana.

lunes, febrero 21, 2011

Conozcamos sobre el Control de Cambio (Sus beneficiarios y objetivos)

Manuel C. Martínez M.

21/02/2011 0:20:22

Todo Control de Cambio monetario en principio busca regular la salida de divisas cuando en una Economía cualquiera haya peligro de un desabastecimiento que impida la necesaria, sostenida y sana Balanza de Pagos.



Definiciones como esta y otras[1] se limitan a generalidades que si bien es cierto que no expresan mentiras, tampoco van al fondo de los verdaderos objetivos capitalistas que pudieran estar escondiéndose detrás de unos controles cambiarios que desdicen mucho del libre cambio que debe regir en las economías burguesas, uno de cuyos pivotes principales es la libre convertibilidad de su moneda, vale decir, el libre juego de la oferta y la demanda y el respeto al uso que de los salarios y ganancias quieran darle sus tenedores.



Por lo demás, las medidas cambiarias y sus complementarias medidas devaluacionistas pudieran favorecer a los exportadores de algunas economías que sean marcadamente exportadoras, pero contrariamente también podrían favorecer a los importadores de aquellas economías predominantemente importadoras. La literatura universal que a nosotros nos llega pondera más hacia las economías exportadoras o imperialistas.



Efectivamente, restringir de alguna manera, mediante regulaciones diversas, como: incremento de precios, devaluaciones monetarias, desabastecimiento inducido, racionamiento o compras forzadas, etc., todas ellas son diferentes medidas económicas estatales que encuadran perfectamente en violaciones al derecho de propiedad por cuanto minimizan o estrangulan al antojo gubernamental la principal cualidad de ese derecho cual es la máxima disponibilidad patrimonial, salvedad hecha de expropiaciones debidamente justificables y a favor todos los ciudadanos con inclusión de sus afectados con la medida.



Limitar la propiedad privada al uso y disfrute del patrimonio, no pasa de ser una perogrullada puesto que de poco sirve ser dueño de algún bien, si este no podemos usarlo ora para satisfacernos directamente con él o disfrutarlo a mediano plazo con sus frutos, oportuna es esta redundancia.



De manera que decir derecho de propiedad es esencialmente poder disponer a nuestro antojo y arbitrio, en espacio y tiempo, del bien poseído, cuando sobreentendidamente este es útil y mejor aún si nos aporta frutos.



De poco sirve un Estado que se obstine en nacionalizar empresas y capitales privados empresariales si al mismo tiempo le impide a sus trabajadores disponer en cantidad suficiente de sus rentas. La expropiación de grandes capitales de un empresario para favorecer a otros no pasa de ser un simple cambio de explotadores, mientras que impedirle a un asalariado su libertad para comprar lo que este desee, cuando lo desee y cómo lo desee, dentro de patrones socialmente coadmitidos y dirigidos a la mejor satisfacción personal de sus necesidades, impedirle esto a sus tenedores particulares, a sus ciudadanos trabajadores, decimos, no sólo les impide o merma su felicidad, sino que es una clara evidencia de perversa injerencia en las economías familiares, sin que por ello tales actitudes burocráticas supongan socialismo alguno, sino, más bien, una conducta estatal que pudiera estar solapadamente dirigida a favorecer determinados y privilegiados intereses particulares y capitalistas de la peor calaña.



De comprobarse esta hipótesis, el Control de Cambio sería lo más contrario a la toma d mediadas populistas o socialistas que por principio buscan hacer más felices a un mayor número de trabajadores.



Como quiera que Venezuela es una economía marcadamente importadora de bienes terminados y semiprocesados, pensamos que un Control de Cambio, acompañado necesariamente de devaluaciones monetarias, pudiera ser un mecanismo mediante el cual se estaría favoreciendo a muchos o pocos importadores de esos mismos bienes que, en ausencia de dichos controles, podrían ser comprados directamente por los consumidores a los países de los cuales aquellos se abastecen, y países, estos, que son marcadamente exportadores.



De allí que tanto el dólar como el yuan tiendan a su devalúo, pero en el caso venezolano no tiene porqué ser así, veamos qué pasa en nuestra economía:



Por una parte, en condiciones de importadores al mayoreo, los capitalistas beneficiarios de estos Controles de Cambio disponen de capital suficiente para adquirir ingentes cantidades de dólares – al precio que sea, a la paridad que sea, tanto en los mercados oficiales como en los alternativos – y así cubrir - esos importadores y beneficiarios - el máximo de la demanda proveniente de los consumidores de menores ingresos, de quienes por causa de ese CC se verían forzados a la compra con intermediarios, y cubrir también la demanda excedente de aquellos consumidores de mejores ingresos, de quienes podrían comprar cualquier cantidad de mercancías importadas, pero a quienes el Estado interventor se los impide mediante el CC cuando les pone límites a su compras, justamente según la mezquina cuota de divisas debidamente burocratizada.



Digamos que detrás de ese CC podrían estar los importadores; estos serían los principales beneficiarios de un Control de Cambio que se complementa con las devaluaciones de la moneda nacional, y es el Estado el que los favorece en tal sentido.



Cuando las estadísticas así lo indican, el Estado refuerza la regulación cambiaria y perversamente sigue devaluando la moneda a fin de garantizarle a esos importadores una máxima suma de ganancias, y una mayor cantidad de apoyo a los gobernantes que así los complazcan.



Creemos que las estadísticas del caso no solo provienen de esos importadores y de sus especialistas, sino que hasta podrían estar dándose el tupé de disponer de un Control Estadístico Oficial, obviamente pagado por los mismos consumidores a quienes esos importadores esquilman sin piedad alguna. Ese organismo de Estadísticas Oficiales les informaría de la dinámica económica, tales como las disponibilidades de demanda, su dinámica, y así operar rítmica y libremente con un máximo de ganancias sostenido en el tiempo.



En resumen: los CC y Devaluaciones complementarias pudieran ser unos ingeniosos y subrepticios mecanismos capitalistas financieros y fiscales que más sirven a los intereses de los importadores burgueses que a los contribuyentes de impuestos, paradójica y desgraciadamente, a los consumidores, a los trabajadores en su condición de importadores al menoreo.
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[1] Cónfer: http://es.mimi.hu/economia/control_de_cambio.html

P.D.: Lo que hemos tratado nos revela la más perfecta demostración de cómo el capital se hizo y se hace Imperialista. Imperialista significa carente de patria alguna. Opera en todos los frentes, en las finanzas transnacionales, en el sector Industrial Internacional de Exportación y en el sector Internacional de Importación. Es la más acabada exhibición del carácter apátrida de la explotación del trabajo ajeno, practicada de mil maneras en todos los espacios, dentro y fuera de los países dominados, dentro y fuera de los continentes. Y mientras algunos gobernantes y gobernados se esperanzan con la devaluación del dólar, otros lo hacen con la revalorización del euro, y otros con la devaluación del bolívar, con la caída de la bolsa A, y la suba de la B, pero todos en conjunto seguimos sin formarnos la verdadera imagen de lo que ocurre cuando nos colocamos las lentes de la Macroeconomía Mundial.

sábado, febrero 19, 2011

Conozcamos la Especulación Capitalista (“Agro Venezuela”, Fidel Castro R. y sus versiones proletarias)

Manuel C. Martínez M.

15/02/2011 16:14:05

Nosotros, puede ser que especulemos, pero damos fuentes de empleo”. Frase atribuida al empresario mediático venezolano, ciudadano Guillermo Zuloaga, quien también opera en otros    frentes de explotación burguesa.

Especulación es un término muy popular que desde hace milenios quedó asociado al comercio, y semánticamente eso es correcto, pero fue Carlos Marx quien genialmente lo adosó a la producción capitalista, habida cuenta de que, hasta el nacimiento de este sistema, siglo XVI, en Europa y en el Cercano Oriente sólo especulaban los comerciantes dedicados al tráfico de mercancías producidas por terceras personas: campesinos y artesanos, orfebres, vidrieros, herreros, tapiceros, agricultores, directamente con la intermediación de otros comerciantes, etc.[1] , mientras que en el sistema “capitalista” el comercio especulativo – más allá de simple trueque – es especulación con el trabajo ajeno, con la “fuerza de trabajo” que es la mercancía burguesa por excelencia.



Sabemos que continúan dadas todas las condiciones para que el sistema burgués siga su marcha, que existen en el mercado una demanda capitalista o de riqueza de explotación (ganancia), representada por el poseedor de dinero, y una oferta de mano de obra por parte del proletario, oferta que la hace por hallarse obligado a “trabajar para vivir”[2] , a vender diariamente parte de su vida al mejor postor, al mejor de sus explotadores[3] , o, en caso de no estar siendo explotado - se halla “desempleado” o “desexplotado” -, entonces se la ofrece a quien con la mayor brevedad lo contrate para su máxima explotación con salario mínimo[4] , y al margen de su preparación técnica.



Explotador es eufemismo de empleador, de especulador[5] con el trabajo ajeno, con la riqueza creada por un asalariado que vende su fuerza de trabajo porque carece de dinero hasta para bastecerse de medios de subsistencia. Y asalariado es sinónimo de productor de riquezas, de un trabajador que desde hace siglos fue liberado de toda servidumbre y de las roscas de la “jerarquía industrial “o de los gremios de artes y oficios medioevales[6] , como condición sine qua non para metamorfosear su libre producción personal en una sometida producción patronal.



Sabemos que desde esos 500 años atrás en este planeta nadie nace con su pan asegurado: burgueses y proletarios están sujetos a la suerte en sus actividades industriales. Los capitalistas no se respetan como personas, sino como competidores o consocios, y ellos miran a los trabajadores como simples “insumos”, al lado sin mayores diferencias de las materias primas y afines, pero, para más, los miran como “pendejos”, como pobres y sin fortuna. Los trabajadores, amén de ver a sus patronos como sus beneficiarios, les admiran el que hayan hecho fortuna, sin conocer a fondo que han celebrado contrato con un integrante de la clase causante de sus desgracias, las mismas que lo llevan a los centros fabriles de explotación.



Pero hay más, el contrato laboral oficial o, paradójicamente, extraeconómico se realiza entre un especulador “capitalista” o empresario burgués en funciones de explotación, y un asalariado o proletario en .funciones de explotado. Se trata de un contrato despersonalizado, pero personificado jurídicamente en representación de las clases de la burguesía y el proletariado, mismas que adoptan la figura de capitalistas y aslaraidos dentro de la fábrica.



Un cosa se pone más clara cada día, sin fuerza de trabajo humana los capitalistas no son nada, sería como un mercado vacío, desabastecido, tal como los feudales jamás lo fueron en ausencia de servidumbre, ni los esclavistas sin esclavos, como no hay demagogo si cegatos, dictador sin adulones, ni maestros con aulas vacías.



De allí la importancia de la renovación constante del proletariado y de su incremento incesante ya que hablamos de un creador de riquezas que no posee herramientas ni tierra, ni siquiera un bastón para ararla, y hablamos también del mecanismo social mediante el cual “se ata de manos” a las manos que producen los bienes de uso, y de los cuales se adueña el capitalista mediante un contrato oficial entre patrono y obrero que la Constitución moderna convalida y así lo prescribe.



Y a propósito de esas condiciones burguesas, recientemente, el ex Presidente cubano Fidel Castro hizo referencia a la crisis alimentaria, y entre sus posibles causas señaló la expropiación de grandes extensiones de tierra agrícola:

“La crisis alimentaria provocada por el precio a cuenta de la especulación financiera, la escandalosa compra de millones de hectáreas de tierra de Tercer Mundo por parte de las transnacionales, los agrocombustibles, los secretos de una adecuada alimentación humana, las medias verdades y las interesadas mentiras sobre las concentraciones poblaciones y su impacto en los precios de la comida… Tomado de: Con negrillas mías, tomado de:



Si entendemos bien este mensaje de Fidel Castro, la especulación con la compra de tierras representaría la continuidad y ampliación de aquellas expropiaciones (en inglés, expropriations[7] ) que fueron consumadas 500 años atrás cuando se inició la era capitalista. Detrás de toda especulación con esta mercancía, que es el semillero de todos los demás medios de producción, está el control potencial y efectivo de unos proletarios a quienes dicha expropiación afianzaría y multiplicaría en consecuencia.



Los conuqueros, vegueros y medianos agricultores podrían perder su última atadura a la servidumbre precapitalista. Por eso, nos preocupa la Misión AgroVenezuela que el gobierno del Presidente Chávez ha promovido con mucho entusiasmo y, al parecer, con mucho éxito por ahora. Quisiéramos pensar que esta “misión” de Economía Política termine en beneficio nacional, y que sólo estamos prejuiciados con semejantes intenciones imperialistas, propias de los representantes del Capitalismo Internacional.



Así, “El Presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Hugo Chávez, se reunió con su tren ejecutivo en el Palacio de Miraflores para hacer seguimiento a la misión. Se espera censar a más de 300 mil productores, quienes tendrán oportunidad de registrarse hasta el próximo 10 de febrero.” Tomado de, con negrillas mías:



Históricamente, las condiciones capitalistas fueron moldeadas ex profeso por los nuevos especuladores, condiciones cuyo origen se remonta al siglo XVI cuando la servidumbre feudal comenzó su irreversible descenso y fue reemplazada por la servidumbre capitalista[8] . Si bien sus componentes económicos básicos partieron del régimen económico saliente, los explotadores sustitutos debieron emprender acciones directas sobre las condiciones imperantes, pero no contra los antiguos explotadores, sino contra los mismos explotados de marras a fin de forzarlos a la servidumbre entrante. Por ejemplo (así se expresaría el explotador entrante): “No hay que salir a matar a los latifundistas, lo que hay es que entorpecer las condiciones económicas imperantes actualmente que estén frenando todavía la libertad plena de los futuros asalariados”. Este sería el caso o proyecto en marcha llamado “Agro Venezuela”, y que posiblemente encajaría en la “compra” de tierras que el veterano Fidel Castro denunció como estrategia imperialista.
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[1] Carlos Marx, El Capital, Libro Primero, Sección VIII, Cap. XXVI


[2] Autor citado, Prólogo de Contribución a la Critica de la Economía Capitalista.

[3] Mismo autor, El Capital, Libro Primero, Sección II, Cap. VI

[4] El salario mínimo es una categoría de explotación burguesa que ya lleva aplicándose sus buenas décadas, una estrategia de capital para edulcorar las discusiones obrero-patronales. El gremio patronal reduce sus discusiones sobre el salario de cada año con sus trabajadores, esto se lo deja al Estado, a sus coexplotadores burocráticos, quienes gustosamente lo hacen cada año, y hasta tienen el tupé de anunciarlo “con bombos y platillos” - el día - del “Día del Trabajador” (léase: Día del pendejo o del explotado), y actividad política con la cual los gobernantes ¡hasta ganan en popularidad! El salario mínimo se prescribe para que los trabajadores no mueran por inanición, y evitar con ello que de dediquen a robar o a otras actividades non sanctas que les impondría el hambre insatisfecha. Es un recurso capitalista no sólo para explotar un mayor número de proletarios sino también para contribuir con la paz burguesa que tanta falta le hace al sistema, habida cuenta de que el miniasalariado u obrero de salario mínimo termina creyendo que no se halla subpagado.


[5] Cónfer. Nota “1” de esta misma entrega.

[6]Carlos Marx, El Capital, Libro I, Sección VIII, Cap. XXVII.

[7] En inglés hay dos tipos de expropiaciones: con indemnización, y sin ella. En nosotros, la expropiación subsume el  pago del precio bien confiscado, y que los ingleses reservan al vocblo   acquire”)

[8] Carlos Marx, El Capital, Libro I,

jueves, febrero 17, 2011

Conozcamos el Arrendamiento Capitalista (La vivienda propia es una práctica capitalista de inspiración marxista)

Manuel C. Martínez M.

17/02/2011 18:28:14

Cuando Marx descubre la fuente de la riqueza de las naciones (mediados del siglo XIX), como resultado de una investigación científica contra la que se estrellaron lumbreras como la del escocés Adam Smith, tan venerado todavía, y la de David Ricardo, de origen lusojudaico, estuvo lejos de sospechar que los capitalistas del siglo XXI demostrarían que este sistema, preso como se halla de su propio egoísmo competitivo burgués, tardaría más de 150 años en darse cuenta de que una de las formas más expeditas de abaratar los salarios y consecuencialmente incrementar las ganancias, de minimizar el reclamo obreril y de garantizar una mayor duración de la paz burguesa, es paradójicamente la dotación de vivienda propia para sus explotados[1] .



El proceso de mercantilización de todos los bienes, principalmente de la fuerza de trabajo, fue tan aceleradamente expandido e indetenible que no escapó servicio personal ni producto del trabajo alguno que no se convirtiera en valores de cambio tan pronto fueran tocados con la magia del capital.



La vivienda de cualquier calidad no escapó de tal capitalización, y fue así cómo hasta los trabajadores de la construcción de lujosos edificios y viviendas modernas, con sus rascacielos neoyorquinos, sus largos puentes, calzadas y aceras, hasta esos trabajadores que han embellecido ciudades y lo siguen haciendo, han carecido en su mayoría hasta de un indigno rancho de “primera”.



Hoy por hoy, seguimos sintiendo pena ajena por los obreros de la construcción de vivienda y afines cuando los observamos durante su hora de almuerzo. Entonces, los vemos tirados en el sucio suelo, sin mesas ni manteles, sin lavamanos, sin servilletas, sin cepillo de dientes, etc. Así comen o, más bien, magullan, en condiciones que no envidiarían muchos animales. Los que trabajaron, y posiblemente con salario minimizado, en la reciente remodelación de la Plaza Bolívar de Valencia, Venezuela, ofrecieron tamaño y oprobioso espectáculo. Embelleciendo la Plaza Bolívar, por un lado, y comiendo en el suelo, por otro.



Yendo al punto de esta entrega, resulta que la realización de un plan oficial agresivo destinado a la construcción de millones de viviendas, con la expresa finalidad de acabar con el rancho, no solo garantizaría inmediatamente un fuerte impulso a la deprimida economía venezolana, hasta ahora sostenida a punta del sacrificio de ahorros de vieja formación, sino que a mediano plazo dotaría al país de una mano de obra asalariable que ya no tendría motivo para mayores exigencias salariales, no, por lo menos, por este concepto de consumo. Es que con vivienda propia el trabajador se ahorraría ipso facto aproximadamente 30% de su ingreso actual, según parámetros estadístico relativos al coste de vida o del destino que obligatoria e inevadiblemente le da el trabajador por concepto de alquileres.
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[1]  Por definición, el salario, o capital variable, según la terminología marxiana, envuelve los gastos necesarios para la renovación y mantenimiento de la fuerza de trabajo, y entre aquellos figura obviamente el costo de la vivienda. Cónfer: Carlos Marx, El Capital, Libro I, Sección II, Cap. VI.

Corrupción por Omisión (Con mi Universidad corrupta, No te metas)

Manuel C. Martínez M.

17/02/2011 4:05:13

Es un hecho que todas, absolutamente todas, las acciones gubernamentales de estos regímenes burgueses están viciadas de intereses proselitistas con miras a la perpetuidad en el poder, si no del gobernante de turno, de su partido político, de su programa correspondiente, del sistema económico bajo cuyos amparos financieros y sociales llegan al poder los mandatarios y sus jerarcas políticos, o de estos cuatro beneficiarios, juntos o armoniosamente combinados.



Resulta verdaderamente absurdo y hasta da pena ajena seguir oyéndoles a unos Ministros de Educación y Universitarios sus mismas excusas para no honrar de una vez por todas la Deuda Social que este Estado mantiene con sectores de servidores públicos que se hallan en la cuenta regresiva de la vida. El cuento de que no presentan listas de sus compromisos es un disco rayado.



Es un hecho de la más pura comisión de malversación de fondos, de corrupción por omisión, figura penalizada en teoría, incurrir en pasivos teniendo fondos suficientes con qué cancelarlos oportunamente.



El FIDEICOMISO UNIVERSITARIO -aunque sus beneficiarios son pendejos, y esto lo explicaría todo- por ejemplo, representa una deuda arrastrada durante los últimos 5 lustros del IV Republica. 1975-1998 (60%, aprox., de toda su historia en el poder), y es un pasivo público que continúa arrastrado durante los doce años del presente gobierno (100% de su historia cumplida por ahora en el poder). ¡Caraba!, el Presidente Carlos Andrés Pérez fue castigado por mucho menos, valga la acotación.



Hablamos de los Jubilados Nacionales, y particularmente de los Jubilados de esos centros de estudios universitarios y de la empresa más importante del país, como lo es Pdvsa. En esta materia, el Estado debería ser un pelito más responsable ya que de lo contrario está pecando de corrupción por omisión.



Una omisión que comete el mandatario principal cuando se vuelve incapaz para ejercer la suficiente presión administrativa, si no penal, como lo hace cuando le interesa reforzar su programa político extrafronteras, o cuando lo hace en beneficio de su propia continuidad gubernamental, pero, precisamente, el mandatario aquí peca de optimista porque ponemos en duda que las plausibles medidas económicas que ahora asume el gobierno con motivo de las desgracias naturales acaecidas a finales del año pasado, y todavía siguen ocurriendo, que son acciones justificadas por todos sus costados, dudamos , lo decimos, que tengan la efectividad política aspirada porque, entre otras causas, dentro de sus beneficiarios como inquilinos y propietarios de vivienda, se hallan numerosos jubilados, y porque si lo que hacemos con la derecha, lo desbaratamos con la izquierda, entonces Pitágoras da su acertada respuesta.



La omisión corrupta que comete el Estado es tal que, para sorpresa de muchos, ahora la bancada legislativa de la IV república pretende hacer suya la bandera del pago de la Deuda Social que nos ocupa, cuando que fue bajo esa misma y retrógrada república cuando sus funcionarios universitarios y del Ministerio de Educación cometieron tales malversaciones y otros actos de mala praxis administrativa, como tan ampliamente demostró y divulgó el ex Ministro Samuel Moncada.



En estos tiempos de activo teatro parlamentario, con unas interpelaciones donde no termina viéndosele “el queso a la tostá”, sería bueno que llamaran de nuevo a capítulo al Ministro Universitario y a los Rectores del caso.



Sólo nos queda reconocer que así como un Presidente es urgido a que indulte a delincuentes por crímenes cometidos, y así lo hace en Navidad, así mismo debería compelérsele para que agilice este pago y así cese la camisón de malversación en la que él está incurriendo al permitir que la Deuda Pública crezca sin parar durante cada uno de los segundos que se mantenga pendiente de cancelación total, teniendo con qué honrarlas, ya que de lo contrario el pueblo inferirá que “está ganando indulgencias con escapulario ajeno”, que está resolviendo el problema habitacional con unos recursos que les pertenecen a otros ciudadanos.



Debe quedar algo en el Fisco después de honrar tan religiosamente la deuda contraída con el Fondo Monetario Internacional y con los demás acreedores que engruesan la Lista de prestamistas que ahora llevan negocios usurarios con la República Bolivariana.

miércoles, febrero 16, 2011

Conozcamos El Capital y la Agonía del Capital (Versiones proletarias)

Manuel C. Martínez M.
12/02/2011 17:45:59



Nos proponemos traducir semánticamente algunas partes de ciertas versiones castellanas de “El Capital”, de Marx, y obras derivadas de esta, todas tomadas de la bibliografía económica burguesa que han llegado a América, y traducir también partes de algunos “refritos” y clonaciones de estos mismos, muchos de los cuales han pretendido, con razón o sin ella, poseer verdades marxistas que, increíblemente, pretenden superar, refutar, ningunear, minimizar y hasta contrariar y reemplazar los poderosos y aún “constantes”, o por lo menos congelados, aportes marxianos, mientras el ensayo comunista propuesto por Carlos Marx no logre la felicidad social a la que el hombre aclasista puede aspirar cuando salga de esta prehistórica sociedad clasista[1] . En otros casos, dichas versiones afirman corroborar el mensaje de Marx, aunque respondan a sus personalísimos criterios, y este último podría ser el mío.

Dichas traducciones “marxistas” así lo han hecho dentro de la propia Eurasia y África, en inglés, francés, etc., y aunque quisiéramos mantenernos eclécticos, por fuerza de empatía, es imposible que carezcamos de dudas razonables sobre dichas versiones. Porque, como sábese, el vaciado de una lengua a otra plantea el ineludible problema lingüístico de traducción y adaptación, amén de que han sido traducciones y versiones producidas por encargo y bajo la sigilosa inspección y control “de calidad” de las compañías editoriales de la industria burguesa literaria y mediática, en general, misma que respetamos, pero sin impedirnos que, aunque luzcamos ambiciosos, aportemos las nuestras, a las que hubiere lugar según las elucubraciones que expondremos más adelante. Estas son el producto de más de 50 años le lecturas marxianas, marxistas, antimarxistas, antimarxianas, pseudomarxianas, pseudoantimarxistas, burguesas, “piratas”[2] , etc., hechas con la diáfana intención de servirnos a todos por igual, burgueses y no burgueses, proletarios y no proletarios, habida cuenta de que proceso general de la sociedad es acabar con estas relaciones sociales en las que sigue sumida la sociedad mundial.

Mantenemos reservas sobre la fidelidad de cualquier traducción, inclusive de las primeras escritas en alemán e inglesa ya que, a estas alturas, los “puntales”[3] burgueses verdaderamente antimarxistas habrán dado cuenta de su originalidad. De momento, guardamos las traducciones y compilaciones iniciales y originales, de primera mano, inglesas y alemanas - hoy inaccesibles - revisadas por el mismo Marx, y también salvamos las versiones iniciales de su máximo colaborador, Federico Engels[4]  , para entonces un acaudalado hombre de negocios capitalistas, con una personal producción y cualidades propias de igual o no menor talla moral, académica y científica que la del propio Carlos Marx.

Aquí vamos: Extracto de: Carlos Marx, Prólogo de Contribución a la Crítica de la Economía Política:

“En un cierto grado de su desarrollo, - cuando se haya acumulado gran cantidad inexplotable de medios capitalistas de producción, cuando estos se tornen irrentables para la burguesía, y para entonces el mercado no tolere más alzas de precios contrarrestantes de los ajustes salariales -, “en un cierto grado de su desarrollo, decimos, las fuerzas de producción materiales de la sociedad, vale decir, ese gigantesco cúmulo de medios de producción: cosechas compradas a futuro, materias primas, recursos energético minerales, transportes, satélites, otras maquinarias, derechos de invención tecnológica, etc., o sea, “en un cierto grado de su desarrollo, las fuerzas de producción materiales de la sociedad entran en conflicto con las relaciones de producción existentes(se desarmonizan), o con lo que no es otra cosa que su expresión jurídica, esto es: con las relaciones de propiedad (esas relaciones sociales que garantizan a los capitalistas la propiedad privada de aquellos medios materiales, y les garantizan despropiedad de esos medios materiales a los asalariados) -pero algo anda mal con ese tipo de propiedad privada _repetimos: “en un cierto grado de su desarrollo, las fuerzas de producción materiales de la sociedad entran en conflicto con las relaciones de producción existentes, o con lo que no es otra cosa que su expresión jurídica: con las relaciones de propiedad en cuyo interior se han movido hasta entonces, o sea, se han movido las fuerzas productivas - bajo cuyas condiciones, leoninas y opresivas, operan los contratos fabriles, comerciales, bancarios y burocráticos de compraventa de fuerza de trabajo.

“Hasta ayer formas de desarrollo de todas las fuerzas productivas – de los asalariados y de los medios de producción _ tales condiciones de trabajo se transforman en pesadas trabas, por causa de una irrentabilidad suya que gravita y acelera la caída tendencial de la tasa de ganancia[5] , motor principal de las relaciones de producción burguesa, y una incapacidad creciente para absorber la mano de obra excedentaria de los crecientes “ejércitos industriales”[6] .

De tal manera que: Hasta ayer formas de desarrollo de todas las fuerzas productivas, tales condiciones de trabajo se transforman en pesadas trabas. Se inicia - desde - entonces un proceso de revolución social” – contra el modo de relaciones sociales imperantes hasta ese entonces, vale decir, contra la extinción de clases sociales económicas: una lucha que emana del seno mismo de la clase dominante, porque como capitalistas no podrán libremente incrementar sus mercados, se limitarán a crear mercados ficticios, abastecidos con mercancías de tercera y de alta perecibilidad y obsolescencia inducida, y consecuencial e inicialmente, tales relaciones ameritan , por lo menos una reforma.

Por su parte, los asalariados pierden estímulos laborales, las jornadas de trabajo se van minimizando, el ocio insolvente se generaliza y raya en mayor desempleo e incremento de aquel “ejército de reserva fabril”, en desviaciones delincuenciales. Las protestas y reclamos del asalariado pasarían de discusiones intrafabriles a luchas políticas proletarias dirigidas contra los representantes burocráticos del poder económico, contra sus lacayos, sus “puntales ”[7], sus apologistas, sus gendarmes, sus policías, sus militares, sus sacerdotes, sus científicos tarifados, sus nobelados.

Todo el encanto que este sistema ofreció durante siglos, el mismo que tiempo atrás acabó con los privilegios feudales, marcó el sello de los tiempos modernos, y resultó tan alabado y visto como la salvación de los pobres, de los plebeyos, etc., se ha venido en picado, y es el caso de que desde el mismo siglo XIX dio demostraciones de una mayor ferocidad en materia de explotación del hombre por el hombre.

Los bienintencionados y fallidos movimientos socialistas utópicos europeos, las pretensiones libertarias de los Bolívares, y Lincolns en América, sus luchas contra el esclavismo y los vestigios feudales y contra el renacimiento del sistema esclavista americano, son manifestaciones de los cientos de años que lleva la “revolución social” en el mundo moderno. Si no ha cuajado todavía es porque su base económica no ha sido suficiente y fuertemente quebrantada. Al respecto: “La Emancipación de América latina fue un proceso que se produjo entre 1808 y 1898 y que conllevó la independencia de todas las colonias del Imperio español y el Imperio portugués en América. Sin embargo el proceso no fue algo homogéneo, sino que cada región tuvo sus particularidades.

Aunque en muchos casos participaron indígenas en el proceso (que estaban marginados política y económicamente) y los esclavos, al terminar el proceso independentista los criollos siguieron controlando la economía y la política. No se cumplieron las expectativas de igualdad y libertad presentes en el programa emancipador, que al mismo tiempo que independentista era revolucionario, similar al de la Revolución francesa (1789), la Independencia de los Estados Unidos (1776), o a la Constitución de Cádiz (1812) y del trienio liberal en España (1820-1823) -movimientos junto con los que pueden incluirse los latinoamericanos en lo que se ha denominado ciclo atlántico de la Revolución Liberal o Revolución burguesa-. Esta decepción quedó reflejada en la frase escrita por Simón Bolívar al congreso colombiano: "La independencia es el único bien que hemos adquirido, a costa de los demás". Los movimientos emancipadores estuvieron apoyados por Inglaterra y Estados Unidos, con evidentes intereses en el comercio latinoamericano y propósitos de expandir su área de influencia. Tomado de: http://es.wikipedia.org/wiki/Usuario:Un_valenci%C3%A0/La_faena
En citas como esa, observamos confusiones insuperadas hasta ahora. Por un lado, se habla de ”revolución burguesa”, y por otro se niega la conquista de libertades, como si, precisamente, no se hubiera tratado de la libertad en términos burgueses, vale decir, sólo para la clase emergente por aquellos tiempos bolivarianos, santandereanos, lincolneanos, robespiereanos, etc.

Veamos esta. “Simón Bolívar es considerado en la América hispana como un héroe, visionario, revolucionario y liberador. Durante su vida, condujo a Bolivia , Colombia , Ecuador ,Panamá y Venezuela a la independencia, y contribuyó a sentar las bases de la ideología democrática en gran parte de la América hispana . Por esta razón es a menudo considerado el George Washington de América del Sur. Tomado de: http://en.wikipedia.org/wiki/Sim%C3%B3n_Bol%C3%ADvar

De acuerdo a ese texto, ¿acaso Washington no fue el fundador de los EE UU Burgueses y más capitalistas conocidos hasta ahora?, ¿cómo puede señalarse a Bolívar como “socialista", en tos términos modernos, y a su vez asimilárselo al pionero de la explotación burguesa en América? Mayores desaguisados literarios es difícil hallar en otras literaturas. Cuando el linajudo Bolívar caraqueño presiente males imperialistas del “Norte”, lo hace pensando en términos burgueses, pero no socialistas. Marx aparecería 18 años después de su muerte, y fue este investigador quien abordó las verdaderas causas de la pobreza de las mayorías, y de la riqueza en pocas manos, temas sobre los cuales los idealistas y sentimentalistas de toda uña sólo producían bizantinidades.

Y esta otra: “Washington evitó la guerra y mantuvo una década de paz con Gran Bretaña con la firma del Tratado Jay en 1795, a pesar de la intensa oposición del Partido Demócrata-Republicano. Aunque nunca se afilió oficialmente al Partido Federalista, apoyaba su programa. En 1793 fundó la nueva capital federal, bautizada Washington en su honor, aunque la residencia presidencial no se trasladaría allí hasta tiempos de su sucesor en el cargo, John Adams. Washington renunció voluntariamente a ser elegido para un tercer mandato (para el cual no le habrían faltado apoyos), considerando que la perpetuación de un mandatario en el poder sería perjudicial para el régimen constitucional de libertades; instauró así una costumbre sólo rota por Franklin D. Roosevelt. Sus dos períodos de gobierno establecieron muchas políticas y tradiciones que existen hasta el día de hoy”. Tomado de: http://es.wikipedia.org/wiki/George_Washington

 
Obsérvese que la Revolución burguesa Francesa se cita por su nombre, mientras la de Jorge Washington se silencia como tal. En esta se menciona el corte del yugo inglés sin tocar para nada el modo capitalista ya iniciado en los centros manufactureros ingleses, como pionero industrial capitalista que ha sido este grupo de burgueses isleños del extremo occidental europeo.

Tal sería la “revolución” por la base económica cuyos daños derivados son un retardo en el decrecimiento de ritmo de crecimiento de la producción, al lado de explosiones demográficas, de escasez de recursos naturales utilizados sin mayores controles conservacionistas; la inestabilidad social va cobrando fuerza, y de revolución económica pasa a adoptar visos de revolución política que, por desagracia y contraproducentemente, sólo se traduce en repotenciaciones de la economía, a manera de obediencia al recetario maltusiano, según el cual, las plagas, las tragedias en bloques, las guerras cruentas son una forma expedita para evitar y regular las explosiones demográficas de “proletarios”, ya que estos se convierten en el dolor de cabeza de empresarios y gobernantes. Acotación. El clérigo inglés, Robert Malthus, habló de población proletaria, no lo manejó, ya que él no conoció la esencia del sistema burgués.

Por eso, Marx apuntó en el mismo Prólogo que venimos trabajando: “El cambio producido en la base económica - no en las instituciones superestructurales, no en el Estado ni en sus gobernantes, no en el ejército burgués ni en las Constituciones oficiales, eso ocurre después y como un reflejo puesto que arriba de esa base se recibirán en segunda instancia las consecuencias de lo que en ésta ocurra, si somos consecuente con la tesis filosófica de que “el ser determina la conciencia y no lo contrario”[8]  -; seguimos: el cambio producido en la base económica trastorna más o menos rápidamente todo el colosal edificio – que sin perder su condición de superestructura incluye a la base, y comienza a tomarla en cuenta con esa “conciencia” o visón nueva que resulta no menos revolucionaria.

Bien, (sigue el Prólogo): Al considerar tales trastornos hay que distinguir siempre dos órdenes de cosas: Por un lado, la transformación material de las condiciones económicas de producción que se debe comprobar (la transformación material) con el espíritu riguroso de las ciencia naturales - mejor educación científica - en las fábricas, en sus maquinarias, en la demografía proletaria, a fin de modificar y revolucionar sólo en las grandes industrias, no en las de menor importancia tecnológica ya que sus empresarios, si bien tampoco trabajan, para entonces son tan explotados como los asalariados[9] . El otro orden de cosas se refiere a: las formas jurídicas políticas, religiosas, artísticas o filosóficas, en una palabra las formas ideológicas bajo las cuales los hombres adquieren conciencia de este conflicto - en la base económica –y lo llevan a sus últimas consecuencias. Esta parte se refiere, pues, al grado de desarrollo de las fuerzas productivas operativas en la base, y del grado de desalienación que haya podido experimentar el proletario, los gobernantes y los mismos empresarios.

Hasta ahora, los salariados sólo han luchado económicamente, en la base, por mejores condiciones ambientales, “porque el patrono lo explote con mayor confort”; por mejoras salariales que de todas maneras son reintegradas a ese patrono en el mercado por los mismos capitalistas en funciones mercantiles. Pero, por ejemplo, aún no reclama su propiedad sobre el trabajo que diariamente realiza “con sus diez dedos” en las fábricas[10]. Como sabemos, el contrato oficializado burocráticamente entre patronos y asalariados obliga a éste a prestarle a aquél servicios y someterse a su vigilancia, expresamente, pero de manera subrepticia, lo obliga a renunciar a la propiedad sobre su trabajo, el cual, este patrono, da por cancelado en términos salariales. Habría que preguntarle a este patrono: Cuando se va la luz, por ejemplo, me pagas, y cuando no trabajo los días feriados, también lo haces, pero durante esos momentos no trabajo, no produzco trabajo alguno, ¡cómo, entonces, me pagas por un trabajo que no realizo?... Debe ser que me pagas sólo por mi fuerza de trabajo, de la que disfrutas y usas con exclusividad monopólica.

Para formarnos una mejor idea sobre el asunto de la revolución económica, pongamos un ejemplo tomado de hechos cumplidos en la Francia de finales del siglo XVIII: Cuando un puñado de exaltados, intelectuales, filósofos, profesionales, artistas, artesanos y campesinos, aguijonearon al pueblo trabajador para que tomaran y destruyeran la “Torre de la Bastilla”, que a la sazón fungía de cárcel de lujo para aristócratas delincuentes firmemente sentenciados, ya las condiciones económicas propias del feudalismo habían sido quebradas, ya la “revolución social” – económica - se había dado, y aquella victoria política, abanderada, que pedía libertades e igualdades, fue un efecto y no una causa revolucionaria.

La expropiación de los campesinos y la expulsión de los artesanos hacia las calles, produjo el hombre libre carente de medios que necesitaba y contrataría el capitalista manufacturero, y más adelante, industrial.

Por esto, aunque esa toma violenta se ha registrado como expresión emblemática de victoria de la burguesía sobre la aristocracia europea, como resultado de una lucha política contra un sistema oprobioso, la verdadera revolución que dio al traste con el Feudalismo ya la habían aplicado los ricos mercaderes y usureros, quienes por vía económica metieron en el bolsillo todos los privilegios que hasta entonces eran exclusivos de la nobleza y del Clero Cristiano[11] .

El sistema capitalista tiene sus particularidades que lo distinguen radicalmente del modo feudal. En este, los burgueses ya adinerados como comerciantes tenían suficiente poder económico o estructural como para haberse desligado de la tutela eclesiástica y aristocrática; por eso lograron un status que les permitió discutir de “vis a vis”, de tú a tu” con los poderos de marras que estaban viniéndose a menos. Sólo les faltaba sobreponerse a ambos poderes superestructurales después del embargo y secuestro de muebles e inmuebles en la base económica , por deudas, cuestión que coadyuvó a la liberación en masa de ingentes cuadros de campesinos y artesanos, quienes comenzaron a deambular por la calles y carreteras de entonces, porque sencillamente la capacidad empleadora de aquellos incipientes manufactureros dejaba sin empleo a inmensos lotes de proletarios, forzosamente dedicados alternativamente a la mendicidad, rapiña, prostitución y desorden público y demás bajezas humanas en las que suele desembocar el hombre y trabajador pobre cuando no halla sustento a la mano.

Fue el previo poder económico mercantil el que facilitó primero la “revolución económica” que culminó con la r. política que arrancaba entonces el poder superestructural que requería la reciente base económica que la burguesía ya había impuesto en reemplazo de la base feudal. Y, contrariamente, será la descapitalización del burgués, carente de mercados y cargado de capital en proceso de putrefacción al no poder aplicarlo a explotaciones crecientes de asalariados, la que permitirá la revolución comunista. Mientras el feudalismo cayó por la acumulación de capital mercantil, el comunismo se decapitaría por la descapitalización del dinero, de la mano de obra, de los medios de producción. Tal es la primera versión proletaria que ahora ofrecemos al lector comunista y a también al contracomunista.


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[1] Carlos Marx, Prólogo de la Contribución a la Crítica de la Economía Política, Versión española

[2]Hay quienes toman frases de Marx y de Engels:


“"¡Estáis sobrecogidos de horror porque
queremos abolir la propiedad privada! Pero en
vuestra sociedad la propiedad privada está abolida
para las nueve décimas partes de sus miembros.
Precisamente porque no existe para esas nueve
décimas partes existe para vosotros. Nos reprocháis,
pues, el querer abolir una forma de propiedad que
no puede existir sino a condición de privar a la
inmensa mayoría de toda propiedad.
En una palabra, nos acusáis de querer abolir
vuestra propiedad. Efectivamente, eso es lo que
queremos.
Desde el punto en que el trabajo no pueda ser
convertido en capital, en dinero, en renta territorial;
resumiendo, en poder social susceptible de ser
monopolizado; es decir, desde el momento en que
la propiedad individual no pueda transformarse en
propiedad burguesa, declaráis que el individuo está

suprimido.
Reconocéis, pues, que cuando habláis del
individuo no entendéis hablar, sino del burgués, del
propietario. Y este individuo, ciertamente, debe ser
suprimido."....."suprimir a los burgueses...””. Allí, en artículos como ese (una cita en mala traducción del Manifiesto del Partido Comunista) se identifica individuos con burguesía, cuando que, en honor a la verdad, cuando desaparezca el capitalismo, el individuo que fungía de burgués sigue en pie, sólo que ya no podrá explotar a nadie, no habrá capital para hacerlo, y los asalariados ya no venderán sus fuerza de trabajo como mercancía, sino que la aplicará en la producción bienes y hasta de “mercancías comunistas”, con plusvalor añadido, inclusive, pero sin fines de lucro.



[3] Puntales es la denominación que Marx emplea para identificar el rol de los apologistas de la burguesía y, por supuesto, de los mismos burgueses en funciones capitalistas. Cónfer: El Capital, Libro I, Cap. I, primeros renglones.

[4] Federico Engels produjo, entre otras obras suyas: Dialéctica de la naturaleza, Anti Dühring, El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado, etc., obras que por sí solas le acreditan un importante lugar en la palestra de científicos extraordinarios de la Humanidad Moderna, si no fuera por los intereses  apologéticos privados burgueses.

[5]Carlos Marx, El Capital, Libro III, Sección III.


[6]Ejército de reserva industrial, según la terminología marxiana. Cónfer: Carlos Marx, Ob. Cit., Libro I, Cap. XXV-III

[7]Según la nota “2” anterior, Carlos Marx llamó “puntales” a los burgueses y proletarios, en funciones personificadoras de sus respectivas categorías, a los obstinados en mantener un estado de cosas fincado en un modo que ya daba asomos de insostenibilidad económica. Cónfer: Carlos Marx, El Capital, Libro I, Primera Edición Alemana, Prefacio.
Compárese también: Marx y Engels, La Ideología Alemana, Título II, Subt. C. (Ediciones Pueblos Unidos, Buenos aires, 1975, p.89).


[8] “No es la conciencia la que determina la vida, sino la vida la que determina la conciencia”, así mismo, con todo su remarcado énfasis. Cónfer: Marx y Engels, La Ideología Alemana, Tít. I, Subt. A.

[9]Carlos Marx, El Capital, Libro III, Sección II, Cap. X.[11] Ob. Cit., Libro I, Sección 8va., Cap. XXVII.


[10]Ob. Cit., Sección VIII, Cap. XXVI.