Asociación Civil Bolivariana "Defensores del bolívar"

lunes, agosto 29, 2011

Enseñemos otra Moraleja de las Vacas Gordas y V. Flacas [1]

La Biblia  diviniza   las crisis económicas 
Manuel C. Martínez M.
30/08/2011 15:06:14

Más de 16 décadas lleva la humanidad clasista negando “la explotación del hombre por el hombre”[2], luego del hallazgo científico más portentoso e innovador que investigador alguno haya alcanzado sobre la faz de la Tierra, de una talla y genialidad  sólo igualable (como mínimo)  a Copérnico, de quien metafóricamente se admite que “detuvo al Sol desde su rústico laboratorio”, o a la del  inmenso Galileo,   predecesor  del gigante  Isaac Newton, y a la del  equipo   descubridor y estructurador de la Mecánica Cuántica, base tecnológica de la flamante industria informática, cibernética,  satelital y galáctica.

Ocurre que Carlos Marx descubrió y soportó con basamentos indeleznables, aunque sí negables, el origen de la pobreza, al lado  la riqueza material, de los males sociales en general, más allá e inclusive de aquellos a los que se le atribuye causas biofísicas,   naturales o “divinas”. El loado  Jesús de Nazaret, por ejemplo, siempre entendió, según versiones del Nuevo Testamento religioso, suerte de “historia” antigua y empírica por excelencia,  que la pobreza era un asunto de   iniquidad humana,  de inmisericordia, de actitudes diabólicas sembradas ínsitamente en la mente de los esclavistas de marras.  

Más de 160 años negando el carácter socioeconómico de los vaivenes de las llamadas   crisis  sociales que en no pocas ocasiones se las ha  atribuido a “mandatos divinos”[3], en un plano de igualdad interpretativo con las catástrofes  estrictamente naturales como las erupciones volcánicas, o la estrepitosa llegada de impactantes meteoritos.

Hoy se presume que muy probablemente muchas desgracias   marítimas, pluviales  o meteorológicas de toda índole, son perfectamente imputables  a la gruesa, larga, polvorienta  o morosa factura de las clases dominantes por su condición de propietarios exclusivos de los valiosos  medios de producción,  como la tierra, para citar el ejemplo más representativo de ellos, particularmente dentro de las condiciones actuales burguesas, un sistema de producción que como ningún otro anterior confronta insaciables necesidades de acumulación de riqueza de capital procedente de fresca plusvalía y, consecuencialmente, de mercados en permanente renovación, expansión y sostenimiento.

Son esas necesidades capitalistas in crescendo las que  irrefragablemente les impone el sistema a sus agentes. No se trata en nada de iniquidad subjetiva, por el contrario, el capitalista es la primera   y adinerada víctima del sistema que tanto defiende, y no precisamente por asomos de masoquismo o maquiavelismo alguno[4].

No se trata de facturas contables, sino de cargos sufridos como agentes involuntarios de un sistema que mantiene obnubilado y alienado al mundo con la idea de la riqueza fácil, despersonalizada y carente de solidaridad humana. Y conste que esa factura pendiente de cobro es independiente de la que adeudan por concepto de apropiación indebida de la mayor parte de la riqueza material dejada en feraces campos agrícolas, en complejas residencias y en las fábricas y comercios de explotación de los trabajadores a su cargo.

Vayamos al punto: En la reciente entrega de la nueva serie, “Enseñemos”, a la cual esta le sigue inmediatamente,  señalamos cómo las ganancias burguesas registradas anualmente por el Estado esconden y aíslan del resto de la sociedad  la ganancia acumulada por los explotadores[5]. Una ganancia en la que los ejercicios económicos industriales producen  y alimentan vacas gordas, pero,   al final se convierten en vacas flacas porque los procesos productivos, si bien son continuos en la práctica laboral, lucen arbitrariamente discretos en los libros de la Contabilidad capitalista.

El caso es que, por ejemplo, cuando un Estado confronta calamidades sociales, como buen Estado burgués jamás acusan vacas gordas y cierra sus ejercicios burocráticos con permanentes vacas flacas que debe alimentar a punta de créditos púbicos con cargo a los criados del asalariato, y/o con dádivas de empresarios que terminan arrogándose cualidades filantrópicas que tan caras les resultan fábricas a dentro.


[1] Cónfer: La Biblia, Génesis, Cap. 39.
[2] http://www.aporrea.org/actualidad/a17981.html

[3] Ver Nota 1 de esta entrega

[4] Carlos Marx, El Capital, Prefacio de la Primera Edición, 1867.
[5] http://www.aporrea.org/actualidad/a129190.html








 











 

domingo, agosto 14, 2011

Conozcamos la Piratería Universalizada

La Economía, una ciencia con licencia para vulgarizarse
Manuel C. Martínez M.
15/08/2011 19:21:01

Esta entrega, como lo hacen algunas precedentes y similares, busca deslastrarnos un poco de la difundida y arraigada “piratería” que sigue reinando en la calle, en la Universidad, en Política, en esquinas y bodegas, en el pesado acervo cultural de gente con bajo perfil académico y, lo más grave, en gente con toga, birrete “y todo”. Desde aquí invitamos y solicitamos un poco de respeto por la Ciencia de la Economía Política que es la ciencia, tal vez, más pirateada por legos e ilustrados, por variopintos gobernantes y periodistas, paraperiodistas, de este y de otros mundos.

La gravedad revestida por esta situación de piratería universalizada se agiganta cuando caemos en la cuenta de que los Colegios de Economistas del mundo tienen inscritos en sus nóminas de afiliados a un buen número de acreditados farsantes o adulterados de esta ciencia. Hablamos de los falsificadores de oficio, por así decirlo, representados por profesionales con formación más contable que de otra cosa, más precapitalistas que Economistas, más parlanchines que pensadores.

Y conste que estos profesionales no ejercen esta piratería de manera deliberada ni mucho menos malintencionada, salvo algunos raros casos de apologistas y renegados de cuyos nombres no debemos ni acordarnos, que nunca fueron y quienes ahora parece que fueran son lo que tampoco son.

Este toerismo sólo favorece al capitalismo, habida cuenta de que con ello se impide la correcta interpretación del verdadero significado y trascendencia sociológica, ideológica y económica del saber propio de la Economía Política científica que es otra cosa diferente, radicalmente diferente, a la Economía Vulgar o Econ. propia de mercachifles anteriores a los clásicos de la Economía Política, y de los posteriores a Carlos Marx.

Son esos economistas de bajo perfil y quienes se acostumbraron a citar a Carlos Marx para insultarlo postmórtem, y dan en llamarle, esos mismos piratas: ortodoxo, desfasado, superable, etc., pero resulta que en ninguna zona geosociológica hasta ahora ha sido aplicado Marx con el merecido carácter universal de su oferta científica que él nos hizo hace más de 150 años, y que el pueblo trabajador no ha podido todavía demandársela con la fuerza y el volumen demográfico proletario que se armonizaría con semejante y revolucionario aporte científico, una oferta literaria económica científica que, por ahora, sigue siendo “mucho camisón pa’ Petra..

Es de inferirse que este pirateriomo a ultranza nos viene dado porque el comercio y el “bodeguero” son de vieja y larga data, valga la redundancia. Pero ser pulpero ni ser alfabeto nos acredita para ejercer la crítica y praxis de esta interesante ciencia. Conocer determinado bagaje terminológico adquirido en calle y bodegas, en escuelas, academias y universidades, sólo nos permite la comunicación interdisciplinaria, pero hasta allí.

De lo que no somos profesionales o especialistas, es mejor no pronunciarnos, sin citar fuentes. Recordemos el triste caso del señor (Barón) Karl-Theodor zu Guttenberg[1] . Es ridículo seguir hablando y opinando in cualidad específica, cual periodista de tercera, tipo Bocranda que tanto criticamos, o como Fausto Malavé, o como un vulgar político de tercera, cual profesional de tercera, cual bodeguero de primera, de segunda y de tercera.

Todos nos debemos respeto entre sí, pero sobre todo debemos respetar las fronteras del saber. Conocer elementalidades de Medicina, por ejemplo, no nos acredita para 4efritar consejos colgados en Internet, verbigracia. Para jactarnos de saber leer, debemos previamente  saber que sabemos poco, como lo afirmó, por boca de Platón,   el griego Sócrates, según Filosofía Universal de libre acceso en el mercado correspondiente.
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[1] “La oposición, sin embargo, exige ahora la dimisión del ministro. "¿Usted cree que una persona puede falsificar 270 de 400 páginas de su tesis sin querer?", preguntó el líder del partido socialdemócrata (SPD), Sigmar Gabriel, a la jefa del gabinete. Y apuntilló: "Todos sabemos que usted (Merkel) tiene un estafador en sus filas". Cónfer:
http://www.elpais.com/articulo/agenda/Ministro/baron/rico/copion/elpepigen/20110227elpepiage_1/Tes