Los tres Poderes Políticos de Venezuela (El Plutocrático, el Ejecutivo y el Legislativo)
Por Manuel C. Martínez M.
21-mar-06
Toda la Historia Patria venezolana hace gala de que en nuestro país se respeta la vieja tripartición de Poderes Gubernamentales: Legislativo, Ejecutivo y Judicial, supuestamente en plena correspondencia con la teoría montequieuana, alborozadamente admitida por la mayoría de los países modernos desde la Revolución Francesa para acá. Una historia muy bonita sólo para infantes no muy sobresalientes.
Porque para buenos y malos lectores de nuestra Constitución esa es una verdad sólo a medias, habida cuenta de que el Procurador General de la República, el Fiscal General de la República, el Contralor General de la República, el Defensor del Pueblo y demás integrantes del Poder Ciudadano, todos y cada uno de ellos son dependientes del Poder Legislativo. El Poder electoral también cae bajo la subordinación de la Asamblea Legislativa (Art. 296, Aparte Segundo).
Esos tres poderes tienen legitimidad desde dos fuentes distintas:
1.- Las condiciones socioeconómicas que estructuralmente imperan con motivo del régimen burgués. Desde aquí son electos no tan azarosamente los dueños del Poder Económico y consecuencialmente la plutocracia imperante, inamovible, tiesa y omnipotente, ante la cual no hay gobierno político por encima de él, sino, por el contrario, los otros dos poderes son derivados suyos, independientemente de que demagógicamente exista la falsa creencia de que el pueblo votante es democráticamente elector con autonomía de criterio.
2.- El pueblo, ideológicamente sumiso y comprometido con el sistema democrático que le venden desde niño, ha terminado creyendo que el Poder Plutocrático es un contrario contrarrestable por algún buen gobernante (Poder Ejecutivo), y/o la escogencia de unos buenos legisladores.
Por su parte, el cacareado Poder Judicial es electo por el Poder Ciudadano conjuntamente con el mismo Poder legislativo. O sea: el pueblo va a unos comicios ya de por sí cuestionables y marramunciables, cada seis o cinco y años para elegir a unos diputados que suelen venirles preseñalados desde la cúpulas partidistas donde obviamente el Poder Plutocrático habrá metido su mano. Y diputados que darán cuenta del resto de los falsos poderes. A su vez, el pueblo siempre corre el albur de que el Presidente electo se la eche pa’trás.
Es curioso que a lo largo de sus 19 Artículos, sólo el 264, y muy vaga y capciosamente deja entrever que definitivamente el Poder Judicial es un poder derivado de los asambleístas.
En resumen, que tenemos sólo tres poderes fundamentales y no los cinco que pomposamente nuestros gobernantes e historiadores alcahuetas suelen venderle al pueblo ignaro, y por el contrario tenemos el Poder Plutocrático, metaconstitucional, silenciado y para en nada nombrado en el texto de estas mendaces constituciones modernas.
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