(A mayor salario, mayor explotación)
Manuel C. Martínez M.
10 abr. 10
“Hegel concibe la realidad como formada por opuestos que, en el conflicto inevitable que surge, engendran nuevos conceptos que, en contacto con la realidad, entran en contraposición siempre con algo. Este esquema es el que permite explicar el cambio manteniendo la identidad de cada elemento, a pesar de que el conjunto haya cambiado.
Con el mismo proceder http://es.wikipedia.org/wiki/Karl_Marx analizará la realidad social y, claramente en sus escritos a partir de 1842, la entenderá como una realidad conflictiva debido a la contraposición de intereses materiales incompatibles. Así dirá, en el http://es.wikipedia.org/wiki/Manifiesto_comunista (1848), que "toda la historia de la humanidad es la historia de la lucha de clases"; esto es: la confrontación entre clases sociales es el motor del cambio histórico.” De Wikipedia, Internet.
Toda contradicción deriva de una realidad dialéctica; esta supone contrarios en permanente lucha por dominar el curso de la historia fenoménica de la Naturaleza. La Matemática se enriqueció cuando incorporó en sus algoritmos al número negativo con personalidad propia, en Física se arribó al concepto de “antimateria” para identificar la coexistencia de micropartículas pon pines encontrados. En Ciencias Sociales hablamos de clases sociales cuyos integrantes perciben rentas procedentes de una fuente común, y es esto lo que las diferencia.
En entrega anterior e inmediata denunciamos cómo al lado de la explotación capitalista sigue su curso la vieja explotación feudal, que al lado del salario burgués está el “usufructo” que hace el funcionario público del Estado moderno democrático y capitalista, y paralelamente así como al salario se opone el plusvalor, a ese usufructo se opone el plusproducto entregado gratis por el funcionario público con lo cual el costeo de los Servicios Públicos está corriendo a cargo de este, pero los gobernantes reciben los créditos correspondientes. El Gasto Público es minimizado y por supuesto esos gobernantes usufructúan para sí mismos una considerable parte del Presupuesto Nacional, digamos que además de gobernar a toda la sociedad también explotan a los verdaderos servidores públicos.
Estamos distinguiendo entre salario, que es un genérico de paga que hace un patrono a su trabajador, y el usufructo percibido por los funcionarios públicos sobre la base de que ellos trabajan con medios patrimoniales colectivos, y perciben una remuneración en efectivo porque en efectivo los contribuyentes aportan sus tributos al Estado, habida cuenta de que estos funcionarios no venden directamente sus servicios, no producen mercancías, sino productos o servicios directamente entregados los usuarios en un escenario que por excelencia es fabricante de mercancías.
También, en entregas de más atrás http://www.aporrea.org/ideologia/a92502.html hemos denunciado que cualquier defensa salarial es una lucha que lejos de combatir la sociedad burguesa la potencia y perpetúa en el tiempo.
Ahora pasamos a explicar cómo la paga del trabajador, la de un salario como obrero al servicio de un capitalista, o de la de un usufructo como funcionario público, contradictoriamente mide en sí misma el grado
de explotación en ambos casos, y complementariamente expondremos cómo el salario (capital variable) y la plusvalía no son excluyentes entre sí, ni la mejor paga del funcionario público le exime de su explotación al servicio del Estado y de sus gobernantes de turno. Tal es la contradicción capitalista que nos ocupa.
de explotación en ambos casos, y complementariamente expondremos cómo el salario (capital variable) y la plusvalía no son excluyentes entre sí, ni la mejor paga del funcionario público le exime de su explotación al servicio del Estado y de sus gobernantes de turno. Tal es la contradicción capitalista que nos ocupa.
Eso es como sigue: Para una tasa de plusvalía de 100%, el trabajador trabaja para sí la mitad de su jornada, y la otra mitad lo hace para su patrono. De esa manera, si el salario crece por causa de reclamos sindicales o de supuestas bondades de los gobernantes, queda revalorizado el valor de la parte del PTN, que recibe el trabajador, y con ello la mitad correspondiente a plusvalía quedará automáticamente revalorizada en la misma cuantía. La explotación se agrava, no hay salida por esa vía.
La explotación de los funcionarios públicos es más grave aun. En la época feudal, el “señor” recibía del campesino el plusproducto en especie generado durante el trabajo excedentario cosechado en la parcela de su propiedad, o directamente como producto cuando trabajaba las tierras del señor.
Hoy en día, el Estado no sólo se queda con el plusproducto generado por el funcionario público durante su
trabajo excedentario, sino que a sus empleados, como perceptores de una renta salarial, les retiene variados impuestos, y por si fuera poco los obliga a pagar IVA como si ese funcionario público no fuera el Estado en sí mismo. Digamos que el funcionario paga impuestos para pagarse a sí mismo.
trabajo excedentario, sino que a sus empleados, como perceptores de una renta salarial, les retiene variados impuestos, y por si fuera poco los obliga a pagar IVA como si ese funcionario público no fuera el Estado en sí mismo. Digamos que el funcionario paga impuestos para pagarse a sí mismo.
En el caso soviético, parece que el grado de explotación del funcionario público colmó toda la resistencia revolucionaria socialista que pudo albergar un trabajador deseoso de salir de la explotación capitalista, pero contradictoriamente por esa vía “socialista” sólo cambió de explotador, cambió capitalistas por gobernantes. El descrédito lo recibió el modo socialista y la figura del Estado permaneció incólume, lista para seguir explotando a los funcionarios públicos.
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