Monarquías presidencialistas
Manuel C. Martínez M.
28-may-06
Políticamente hablando, no hay diferencia alguna entre un MONARCA y un PRESIDENTE con monoliderato republicano, salvo la vitaliciedad y hereditariedad del primero.
Así las cosas, y mutatis mutandis, me permito traer a colación la siguiente cita:
… *Cuando las naciones comienzan a ser posesiones absolutas de un hombre, se sepultan. Su brillo es precario y pasajero como el humo. El bien público no ocupa los corazones de los Ciudadanos. El deseo de halagar al Príncipe reemplaza los sentimientos del patriotismo y de la gloria. La seducción, las artes de la intriga, las maquinaciones sordas, la impostura, la traición y la perfidia son otros tantos génios del mal que rodean el trono de los reyes absolutos y arbitrarios* (sic). ANTONIO QUIROGA. Tomado de CORREO del ORINOCO, No. 56, Angostura: SÁBADO 25 DE MARZO DE 1820, Tomo III (Edición de la Corporación Venezolana de Guayana, Caracas, 1968), Biblioteca Nacional, Caracas.
Hemos traído esa cita porque la consideramos válida y extensiva a todos los Presidentes republicanos modernos que por equis razón pretendan o terminen monopolizando el liderazgo nacional. Cuando sea un solo hombre el inspirador, el *cuarto bate, el *novio de la madrina*, el toero en todas las artes y ciencias, entonces estaremos en presencia de un monarca, y si este aspira reelecciones ad infinítum, y su mandato resulta notoriamente nepótico, entonces la semejanza se trueca en igualdad.
La Democracia que burguesmente sustenta las repúblicas de ahora se afirma precisamente en la pluripolaridad política, en la concomitancia de varios líderes ideológicamente en pugna, con programas de gobierno y versiones innovadoras, que sucedieron a los viejos y obsoletos reinados donde un sola cabeza, o mejor un solo cuerpo humano, decidía de noche y de día en todas las materias socioeconómicas, políticas, religiosas, culturales y hasta deportivas.
Corolario: Debemos mantener el equilibrio ideológico, la diversidad de líderes, la verdadera libertad de expresión, sin confundir está con chantaje al gobierno de turno, y evitar que las viejas formas autoritarias ora en manos piadosas, ora en manos inicuas retomen el poder bajo el disfraz de repúblicas presidencialistas de antidemocráticos monoliderazgos.
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