Asociación Civil Bolivariana "Defensores del bolívar"

domingo, abril 05, 2009

Por qué no subastamos el petréleo


¿Por qué no subastamos el petróleo?



Manuel C. Martínez M.



05 abr. 09



La subasta es una modalidad mercantil según la cual el vendedor pone unilateralmente un precio mínimo a su oferta, y termina vendiéndola al mejor postor. Ni qué decir que el precio final de compraventa suele no guardar relación alguna con el valor trabajo depositado en la mercancía subastada. El precio de subasta suele ser muy superior al valor trabajo.



La subasta es común en el mercado de exquisiteces, de rarezas, de antigüedades y de connotadas obras de arte. Pero también subasta sus mercancías todo aquel comerciante que por alguna razón disponga de inventarios restringidos. Esta es precisamente la coyuntura favorable para que subasten los países productores y exportadores de petróleo, los cuales en paralelo y por ahora terminan vendiendo sus hidrocarburos a un precio no fijado por ellos ni recibiendo una paga arbitrariamente disponible. De hecho, estos países exportadores se han dedicado más a rematar sus existencias que a venderlas a mejor precio o al mejor postor.



La fijación de los precios del petróleo siempre ha respondido a un algoritmo exógeno, manipulado unilateralmente por intermediarios y compradores finales. Ambos se apoyan en la tradicional debilidad de los países dotados de este recurso en cantidades que escapan a su aplicación inmediata y además son deficientes en su defensa frente a la infinita codicia de terceros.



Y como si fuera poco, “de pasa palo”, en cuanto a la paga recibida por esos energéticos y otros recursos no menos vitales para el mundo industrial en funciones, esa paga termina transmutándose en trueque de variopintas mercancías obligatoriamente importadas de los mismos países compradores de petróleo.



Coadyuvan al envilecimiento de los precios del petróleo, favorables a compradores y usuarios finales, la venalidad inscrita en la mentalidad de los gobernantes modelados por el colonialismo pillo e inmoral que durante 400 años terminó prostituyendo la mente de los pobladores de estos países, como Venezuela. Un envilecimiento que ha producido de todo menos gente honrada a la hora del desempeño de funciones burocráticas.



Cuentan los mediáticos de la Historia de Venezuela que la vitoreada “Guerra de Independencia” nuestra” fue más bien una vulgar y sanguinaria “Guerra civil”, fratricida, parricida y matricida, entre los burócratas realistas y peninsulares, y los aspirantes a la “teta” burocrática en la persona de sus familiares no nacidos en la “madre patria”.
Con semejantes antecedentes culturales sólo un optimismo exacerbado dejaría algunas esperanzas para el advenimiento de gobernantes con otra mentalidad más autónoma frente
al rematador de nuestros recursos.



Por eso y más, proponemos un cambio radical en los mecanismos de compraventa del petróleo fincados en la posibilidad de subasta y no de precios predeterminados por un inexistente mercado libre, realmente gobernado por terceras personas, y que ha contado con la anuencia negligente o ingenua de gobernantes ávidos de poder, de fama y de mucha riqueza personal.