Asociación Civil Bolivariana "Defensores del bolívar"

miércoles, marzo 04, 2009

HISTÉRESIS del GASTO PÚBLICO

Por Manuel C. Martínez M.
03 mar. 09

Convendría elaborar linealmente los Presupuestos Nacionales Anuales en términos de posibilidades ciertas de ejecución, según Ingresos y Gastos con alta probabilidad de cobro. El Proyecto de Presupuesto Nacional de Ingresosy Gastos no puede seguir dependiendo de ingresos inciertos que excedan la realidad del mercado mundial ni tampoco que estén por debajo.


Si observamos el Presupuesto de Venezuela, año en curso, este fue montado con un estimado de ingresos petroleros excedidos en 50% de los ingresos previsibles por tal concepto.


Como es sabido ya para la fecha del Anteproyecto correspondiente era previsible la caída en los precios del petróleo y su consecuente recorte de producción.


La aprobación de este Presupuesto 2009 nos ha lucido una auténtica aberración administrativa. Es una manera de inducir más Endeudamiento Público. No se tomó en cuenta esa baja de ingresos que ahora empezó a sufrirse, no se ajustaron los gastos burocráticos de notorio despilfarro ni ninguna de las numerosas actividades de malversación de fondos que mantiene el gobierno a fin de seguir conservando cuotas de popularidad política por encima de sus créditos como buen gerente público.


Los créditos blandos no están garantizados; por lo menos debieron recortarse o suspenderse antes de elaborar semejante presupuesto. Los resultados positivos de las empresas financiadas por el Estado serían a largo plazo lo que justificará el Endeudamiento Público.


Como es sabido, cuando los ingresos fiscales abundan el gasto también suele hacerlo, no se hacen reservas para épocas malas. Como si fuera poco, el gasto público sufre el fenómeno conocido como histéresis, en franca analogía con el fenómeno físico que sufren los metales alambrados en presencia de subas y bajas calóricas.


El caso es que, dado un nivel de erogaciones públicas estas tienden a crecer con las holguras de los ingresos, pero suelen quedarse arriba cuando los ingresos bajan. Esta histéresis se ha convertido en la estrategia cuasiperfecta para justificar el trillado Crédito Público que suele servir de amortiguador y solapador de los desaciertos presupuestarios.


Semejante histéresis han estado presentes en los gobiernos anteriores y con este simplemente se ha perfeccionado.


Es que resulta muy acomodaticio presupuestar proyectos de gastos con cargo a Créditos Públicos, o la subestima de ingresos que desemboquen en déficit.


Obvia y perfectamente podrían hacerse sólo estimaciones para proyectos de inversiones e incrementos de consumo en general que en principio sobrepasen los estimados de Ingresos seguros. La diferencia o faltantes quedarían siempre sujetas al volumen efectivo de ingresos. El crédito público no tendría cabida.


Las entradas reales excedentarias del Fisco nacional obligatoriamente podrían destinarse a fondos de Reservas de Ingresos para los años próximos. Digamos que para el año entrante se recurriría a esas reservas como unos ingresos firmemente ya disponibles. Hasta podrían servir para bajar las cargas impositivas.


Es que administrativamente ha sido y seguiría siendo muy pernicioso y una tentación abierta a corruptelas permitirle a los gobernantes que se apliquen esos excedentes en improvisados proyectos no contemplados ni aprobados por la Asamblea Nacional en la misma oportunidad de la elaboración del presupuesto en curso.


El Art. 313 ha sido reiteradamente violado durante los tres últimos presupuestos. La Asamblea Nacional Legislativa, concretamente, ha aprobado unos presupuestos que han permitido la disminución de los Ingresos petroleros. Estamos hablando de que aprobaron presupuestos con estimados de ingresos petroleros muy por debajo del precio que reinaba en el mercado y que eran conocidos hasta por las piedras. Y la Administración Nacional dispuso hasta el último centavo de dólar de esos sobrantes.


Hoy, a manera de histéresis del Ingreso público, la AN aprobó un Presupuesto 2009 que contempla un sobreingreso petrolero que a todas luces se traducirá en déficit presupuestario listo para ser cubierto con más endeudamiento público.