¿Devaluación o revaluación de qué?
(Usemos el petróleo como dinero)
Manuel C. Martínez M.
08 may. 10
“Incluso los gobiernos y bancos centrales de los países más pobres tienen poder para acuñar dinero. Dado que imprimir billetes es relativamente barato, pueden entregar a cada ciudadano muchos billetes con muchos ceros a la derecha. Si el dinero fuese riqueza per se, la pobreza en este mundo sería virtualmente imposible.”. Tomado de Wikipedia, Internet: http://www.liberalismo.org/articulo/222/12/patron/oro/
La inflación venezolana comenzó cuando nos salimos del patrón metálico, una medida que sumisamente acogimos y que nos fue impuesta por el imperio. Antes, valga la digresión: no olvidemos que eso de país soberano, independiente, federal y mil pendejadas más, no es sino demagogia política internacional y antifeudal, la misma demagogia mediática económica que, por ejemplo, llama a una empresa de unos capitalistas con la razón A, y a otra con la B, y a otra con la C, pero todas ellas, las A, B y C, son de los mismos dueños. Así opera el capitalismo que ha permitido que países dominados económicamente se diferencien entre sí con esas denominaciones de tan infeliz importancia.
“Lo que antes se podía comprar con cierto número de monedas de oro, ahora se compraba con un número superior de monedas porque cada una de las nuevas monedas contenía menos oro. Y, por lo que hemos visto antes, lo que importaba al comprador era la cantidad de oro que acababa en su caja de caudales, no el número de retratos del rey de turno.
El soberano vanamente pretendía que las monedas que contenían poco oro valiesen tanto como las que tenían más oro. Es decir, mediante leyes pretendía inflar el valor de unas monedas poco valiosas. A medida que en el mercado se iban dando cuenta de lo poco que valía realmente cada una de esas monedas, los vendedores pedían más monedas, o sea, subían el precio de sus bienes. El resultado era que todos los precios expresados en esa moneda se encarecían. A esto se llamó inflación.” .Tomado de la misma fuente.
Cuando se empleó un metal de baja importancia económica arrancó la Inflación. Es obvio que así haya sido. Mientras nuestra moneda se respaldó con oro, plata o níquel la Inflación la desconocimos porque los intercambios de divisas eran a la par, peso a peso, g a g, según lo determinara el precio alcanzado en las bolsas de esos metales. Sólo observábamos ajustes de los metales preciosos entre sí.
Con la moneda fiduciaria con metal feble, que es la que implanta desde Luis Herrera, los intercambios del comercio exterior deben necesariamente pasar por el dólar o por el marco, por el yen o por otra moneda internacionalmente muy potente en esos mercados mundiales.
Es muy sencillo, si devaluamos el bolívar estamos encareciendo el dólar, el yen y a todas esas otras divisas, inclusive las de países de inferior poder económico que el nuestro. Cabe preguntarnos: ¿cómo queda nuestra cacareada soberanía y nuestras bravuconerías frente a otros países, si por esa mecanismo revalorizador del esas divisas estamos empobreciéndonos, y enriqueciendo a los países extranjeros correspondientes?, ¿cómo podremos competir con economías ya potentes y repotenciadas como beneficiarias de nuestra propia devaluación?
Sugiero, pues, que no sigamos hablando de DEVALUACIÓN de nuestra moneda, sino, más bien, de la revalorización del petróleo. Porque, bien miradas las cosas, una moneda vale tanto como queramos dentro nuestras fronteras y costas, y el dinero puede ser cualquier mercancía con suficiente demanda nacional e internacional, y no necesariamente bolívares, ni dólares, ni oro como dinero. Poco importa que él sea sal, cuentas de pescado o de metal feble, de oro o de plata. Todas esas monedas servirían de intermediarias mercantiles.
Pero desde hace tiempo estamos en régimen capitalista. En este, el ingreso de capital fundamental sigue siendo el plusvalor que a través de un dólar revaluado logran extraer de nuestras poblaciones cuando también extraen el principal y más valioso energético, como es el petróleo. Acotemos: La cantidad de carbono (C) que existe en el planeta Tierra es de unos 4 mil billones de toneladas (4 x 1015) que se encuentran en las rocas o zonas sedimentarias, cuna preferida por los sedimentos hidrocarbonados. Esto, para que tengamos una idea del potencial y durabilidad del energético en cuestión. En este caso, su abundancia no tiene porque ajustarse a la mentira capitalista, según la cual, la escasez es fuente de riqueza. La demanda de petróleo crece al segundo de cada día y su puesta en el mercado pasa por su extracción, refinación, etc.
Por eso decimos que nuestro mejor dinero puede perfectamente ser el PETRÓLEO, y este no tiene porque ser devaluado que es lo que hacemos cuando devaluamos esos bolívares que las petroleras nos compran el petróleo como una mercancía más, y desembolsan pocos dólares para consumo doméstico, particularmente de mano de obra y de algunos insumos, por un parte, y por otra son muchos los bolívares que entregamos a cambio de las numerosas importaciones que practicamos. Un efecto devaluacionista del bolívar doblemente dañino pata un país que sólo tiene petróleo para exportar y mucho qué importar.
El precio de este petróleo no puede ser a base de un dólar referido a nuestra paridad en bolívares, sino a punta del precio del dólar que este alcance en el mercado internacional, según su propia cotización mundial: a menos valor en el mercado mundial, mejor precio para nuestras exportaciones, e independientemente de la paridad dólar-bolívar. Esta la dejaríamos sólo para las exportaciones de otras mercancías criollas y alternas al petróleo
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