Asociación Civil Bolivariana "Defensores del bolívar"

miércoles, octubre 08, 2008

Los Impuestos al Salario confirman la Explotación Burguesa

Por Manuel C. Martínez M.
07 oct. 08


La literatura oficial y la burguesa coinciden en considerar que los salarios son renta susceptible de tributación fiscal. El Impuesto al Valor Agregado (IVA) y el Impuesto sobre la Renta (IS/R) así lo establecen. Esto marca una contradicción conceptual que de seguida pasamos a detallar:


Por una parte, a los trabajadores asalariados se les reconoce implícitamente como productores de riqueza, y por eso son pechados por el Estado como perceptores de renta en un acomodaticio y descarado plano de igualdad con sus patronos y con los artesanos y afines.


De allí que a manera de complemento teórico, los tratados macroeconómicos de Economía General inducen al Estado a que peche a los ciudadanos asalariados, e independientemente de que algunos de estos resulten exonerados por mil y uno conceptos extraeconómicos (los perceptores de salarios mínimos) todos ellos siguen figurando en los archivos fiscales como potenciales contribuyentes. Entiéndase que estamos hablando del tributo anual, del “Impuesto Sobre la Renta” y del perverso Impuesto al Valor Agregado (IVA). Estos impuestos se derivan del fulano Contrato Social rousseauniano, el mismo que hizo abstracción de las clases sociales. Tales impuestos tienen como justificativo fiscal el costeo y mantenimiento de obras públicas colectivas burocráticas que satisfarían otras tantas necesidades públicas a favor de todos los ciudadanos, empresarios y trabajadores. Pero este artilugio político se cae cuando caemos en la cuenta de que la vialidad, la salud, la seguridad y educación ciudadanos representan en realidad la necesaria inversión pública que los patronos deben costear para poder contar con trabajadores más sanos, mejor educados y vivos a quienes seguir explotando. El tupé de este sistema es que obliga a los propios trabajadores a que estos costeen directamente (IVA e IS/R) e indirectamente (ganancias del patrono) buena parte del Presupuesto Nacional.


Ese cuadro teórico convierte en explotador al trabajador explotado. En perfecta coherencia respecto a la Literatura sociológica y política burguesas, conjuntamente, esa misma Teoría Económica General niega furiosamente que los asalariados sean explotados.


Por otra parte, un Estado que admita como contribuyente al asalariado debería reconocer a este como copropietario de la producción fabril y manufacturera (PTB). En este sentido, como lo venimos interpretando los salarios pasarían a ser simples “anticipos” del valor de dicha copropiedad. La empresa pagaría impuestos en nombre de todos sus condueños.


Sin embargo, al asalariado se le asimila contabilista y mercantilmente como un contratado del patrono y su paga es reducida a los simples y mermados salarios. Con semejante actitud se niega derechos al trabajador sobre el PTB por considerarlo no dueño ni condueño del mismo.


En relación al IVA, vemos con preocupación la doble tributación que ese impuesto directo supone a todas luces.


Efectiva y primeramente con el mismo salario se satisfacen impuestos anuales que son deducidos muy anticipadamente al trabajador y los cuales se ajustan una vez al año. En segundo lugar, con el remanente salarial los mismos trabajadores pagan IVA o nuevos impuestos por consumir dicho remanente. Digamos que vuelve a considerársele un explotador y propietario de renta pero sólo para pecharlo sin reconocerle derechos de propiedad sobre su VA. De esta manera la explotación salarial cruza toda la cadena del Estado burgués desde las fábricas hasta el gobierno de turno pasando por la larga cadena de parásitos intermediarios o mercaderes de oficio.