Asociación Civil Bolivariana "Defensores del bolívar"

martes, junio 30, 2009

Los Creadores del Capitalismo

Manuel C. Martínez M.

28 jun. 09

Un hito muy manejado pedagógicamente para la fecha del comienzo del Capitalismo es el Final de la Edad Media, siglo XV. Sin lugar a dudas, los pioneros de esta creación económica fueron los comerciantes con mayor poder dinerario.

Los fenicios pudieran representar el principal brote expansionista de las actividades comerciales desparramadas por el mediterráneo hasta la costa noroccidental del Atlántico Norte.

Cierto que hace unos 500 años hubo variables circunstanciales que contribuyeron al aumento de “capital” comercial. El descubrimiento del inmenso y nuevo territorio americano, los avances tecnológicos de navegación y el robustecimiento del comercio cuya data se remonta a los primeros años de la economía mercantil. Particularmente importante fue la naciente comerciabilidad del trabajo que a la sazón se hallaba apresado en los feudos señoriales y eclesiásticos.

Los comerciante, luego de traficar con las numerosas y pequeñas producciones artesanales y agrícolas, optaron por invertir dinero en actividades manufactureras, animados por ese creciente mercado demandante que la oferta casera no podía cubrir.

Lo demás ya lo conocemos. El desarrollo industrial, la máxima tecnificación de la producción y hoy el dinero virtual internacional han hecho del comercio la actividad económica por excelencia.

El comercio ha llegado convenientemente a opacar la importancia de la Producción, esfera económica, esta, donde se lleva a cabo la mayor explotación del trabajador comerciable. El trabajador es comprado por su uso diario en determinado lugar fabril y durante determinado tiempo, se le paga un salario y con ello se da por terminada la transacción comercial.

La compra del trabajo del día siguiente es completamente nueva, salvo en la experiencia y mejora productiva que va adquiriendo el operario a favor de sus contratista, quien igualmente le paga semanal o quincenalmente y cuando sale de la fábrica no deja huella ni propiedad alguna suya.

La producción pertenece enteramente al comerciante y como tal llena sus inventarios. Controla materias primas, se autoabastece y logra una baratura considerable en la mercancía ahora producida y comprada a sí mismo. Porque ahora funge de productor de la mercancías que antes se limitaba a comprarla hecha.

Digamos que hoy el comerciante se halla dividido en razón de las varias funciones que desempeña en la actualidad: comprador de materias primas, de mano de obra y de la correspondiente dotación de instrumentos de trabajo, energéticos, estantes, etc. Con ellos ordena su transformación en nuevas mercancías listas para otros mercados. A estos controla mediante el comercio de dinero o actividades financieras.

De esa manera acrecienta su capital en las distintas ramas de la esfera económica donde siempre estará más presente como comerciante que como productor.

Es que realmente el comerciante no trabaja como tal y menos como productor ni como banquero, pero sigue siendo la figura económica más resaltante dentro de toda la economía moderna, con tanta fuerza política y social que hasta la ganancia obtenida en los centros fabriles parecieran brotar de actividades meramente comerciales y no de las productivas.