Los Puentes del Orinoco
Por Manuel C. Martínez M.
16 nov. 06
Las subpotencias de Suramérica, Brasil y Argentina, con toda su hambre y pobreza interior reinantes en sus mayorías demográficas, propias de sus clases asalariadas y medias, incluidas y *fundidas* económicamente, no serán los principales ni únicos beneficiarios de los flamantes Puentes sobre el río Orinoco.
Esos puentes más bien buscan viabilizar el comercio internacional entre la Costa Occidental del Pacífico Sur, es decir: Japón, China y filiales complementarias, a manera de alternativa frente al largo y carísimo recorrido que el Comercio Asiático-americano viene realizando a través del ya obsoleto Canal de Panamá, y la Costa Pacífico-oriental.
Aquellas subpotencias son sólo intermediarias, como intermediaria pasa a ser la misma Venezuela que no sólo pone el río Orinoco y la mayor parte del oneroso costo de dichos puentes, sino que terminará trayendo más hambre y pobreza a nuestra ya desbaratada economía interior. No cabe duda acerca de que paradójicamente la pobreza es una de las más productivas y rentables banderas demagógicas políticas y económicas.
Para nadie es un secreto que las industrializaciones burguesas y el Comercio Internacional han derivado más en atraso que en progreso para nuestro país, visto como un todo, si no nos detenemos en el simple y deslumbrante brillo de vidrieras, patentes comerciales, franquicias, vehículos automotores y demás señuelos y exhibidores mercantiles.
La primera observación que nos viene a la mente es que ya empezamos a perder hasta el nombre del río que fuera el orgullo bolivarense; este ahora se llama Orinoquia.
Efectivamente, en adelante serán los puertos de la costa occidental suramericana los que se verán favorecidos como embocaduras de las vías férreas que terminarán cruzando los referidos puentes para competir ventajosamente con la pobre producción *nacional*, *criolla*, y seguir rumbo al Atlántico Caribeño.
Todo lo demás que citemos sobre la importancia técnica de un puente sale sobrando. Lo sustancial es que estos puentes no solo serán vías para la comercialización entre países productores y p. importadores, sino verdaderos puentes que acelerarán el estrangulamiento de nuestra economía, la de una Venezuela cuyos sueños de progreso apuntalables en su riqueza petrolera ahora se verán sobre abortados.
Basta citar el deliberado descuido gubernamental sobre el Viaducto hacia la Guaira. Con la caída de este puente La Guaira dejó de ser el puerto más importante de Venezuela. Es notorio el sostenido descuido de carreteras y puentes en el interior del país, la desatención del Puente Angostura, etc. Todo un contraste radiográfico que nos debe hacer pensar sobre los verdaderos traficantes de estos lujosos, costosos y novedosos puentes sobre el ex Orinoco.
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