Asociación Civil Bolivariana "Defensores del bolívar"

lunes, junio 23, 2008

Exportemos también la Pobreza

Por Manuel C. Martínez M.
20, jun. 2008

Ya antes propuse que EXPORTÁRAMOS, además de petróleo y afines, la pobreza que nos satura, la misma que inocultablemente se acrecienta con cada barril exportado, en nombre un pueblo que sigue siendo analfabeto tanto formal como funcional, en términos medios o masivos. Conocer y garabatear la "o" por su redondez no tacha ni desescribe la analfetitud de nadie.


Hablo de colocar en los Tratados Comerciales Internacionales, con prioridad "A1", con cada porción de recursos energéticos exportables una cuota inextricablemente paralela o complementaria de mano de obra venezolana desempleada y en situación de abierta pobreza. No limitemos nuestras exportaciones a la fuga de "cerebros". Esta la podemos dejar a voluntad del interesado.

Porque, dado que la mano de obra asalariada circula libremente como mercancía, entonces demos en "comodato" la mano de obra que no podemos alimentar ni cubrirle satisfactoriamente sus necesidades dignamente prioritarias.


Curiosamente eso es lo que sobreentendidamente ha venido haciendo la empobrecida Europa, luego de su desgaste productivo, de sus ruinosas guerras.


Europa, África y parte de Asia se han quedado con la parte rentable de su producción humana. Esto no podemos seguir silenciándolo, sin ánimo alguno de despreciar a inmigrantes tan valiosos o más como los que allá se quedaron, pero quienes, por su condición de pobres y ex asalariados, su país nativo, sus gobernantes, los pusieron en listas de exportación. En Venezuela se conoce a las ingentes cuotas de inmigrantes de variopintas nacionalidades, todos pobres, todos venidos a menos. Paraguay se ha enriquecido con importantes cuotas de Menonitas.


Reconozcamos que la pobreza también es exportable además de la riqueza convencional que se ha limitado a contener el llamado Valor Creado (que no agregado). Porque esto es lo que desconsideradamente hemos venido haciendo a través de tratados diplomáticos y consulares.


Ha sido, por desagradable analogía, vender el lomito y quedarnos con las vísceras correspondientes. Hemos exportado nuestra riqueza heredada por la única razón de haber nacido dentro de estas coordenadas geofísicas, pero nuestra clientela ha exigido y logrado comprarnos sólo la parte que unilateralmente les ha convenido.


Digamos que jamás hemos hecho un pacto bilateral intersocial, ni equitativo ni balanceado. Nos hemos limitado a recibir sumisamente un mandato del "amo". Y esto es razonablemente entendible. Lo que no podemos seguir compartiendo es que no exportemos ese componente intrínseco de nuestra humanidad marginada y, esa parte humana, habida cuenta que si la dejamos sin petróleo la dejaremos desnuda.