Asociación Civil Bolivariana "Defensores del bolívar"

jueves, julio 28, 2011

Conozcamos la Formación de los Precios de Fábrica o “Costes Marginales", Segunda Parte (ii)

(La fábrica estima primero el precio, y luego el mercado lo ajusta al valor)


Manuel C. Martínez M.

25/07/2011




“Cada vendedor no puede encarecer en forma permanente sus mercancías, a no ser que también se someta a pagar siempre más caras las de los otros vendedores. Y por la misma razón, ningún consumidor llega a pagar habitualmente menos caro lo que compra, salvo que se someta también a una disminución similar del precio de las cosas que vende.”[1]




Observación preliminar: En ese epígrafe hay un sentido macroeconómico que no puede perderse de vista. Generalmente, cuando se elucubra sobre cuestiones económicas solemos echar mano a casos aislados, a particularidades. Muchos amantes de la Economía escogen casos como “una (1) arepera”, y hasta más allá: “una (1) arepa”. Otros citan una pieza de carne de res. Por supuesto, los hay que toman en forma modular la casa que construyeron para su hogar y le siguieron los pasos a toda su construcción en materia contable, cosas así. Esta tendencia irrefrenable a la comisión de desaguisados como esos debe evitarse si se quiere tener ideas más claras y acertadas sobre una ciencia que se las ha traído consigo misma, y sigue trayéndoselas por la sencilla razón de que hay apologistas de la Economía Política Vulgar que basan sus “academizados” criterios y defensas del sistema burgués de producción sobre semejantes menudencias.

 

Hecha esa digresión, vayamos al tema que nos ocupa: Como hemos señalando en la Primera Parte, las supuestas ganancias que dejarían las unidades que se hallan representadas en la curva de costos marginales (ver figura siguiente) no son otra cosa, en conjunto, que la plusvalía no reconocida por el fabricante, única forma de explicarnos con lógica, coherencia y sinceridad, por qué el fabricante logra vender por encima del subcosto que él registra en sus libros, habida cuenta de que lo hace sin asentar explícitamente el aporte de valor excedente que dejan sus trabajadores por cada unidad salarial recibida diariamente[2].

 Para: CP=Costes y precios; D= Curva de demanda; O= Curva de Oferta = C. de “costes o valores marginales”; Q= Cantidades ofrecidas y demandas; Zona zigzagueada= Ganancia obtenida cuando se logra el equilibrio entre demanda y oferta.




El caso es que ningún fabricante determina su ganancia mediante la diferencia aritmética entre el precio unitario de venta y el costo unitario, tal como lo dejan entrever los espejismos contables identificados como coste marginal, productividad marginal y otros artilugios propios de la Economía Vulgar y apologética del sistema capitalista.
De resultas, como la contabilidad burguesa ignora la plusvalía y limita sus cargos por concepto de mano de obra al volumen de salarios causados, se deja al mercado los ajustes pertinentes del precio de venta que ya el fabricante tiene en mientes (zona zigzagueada en la grafica superior que representa los excedentes de valor al que se vende sobre el valor que se paga al asalariado) y precio de venta con el cual lanza su oferta. Por experiencia, esos ajustes ya se han realizado, y el mercado limitará sus cambios y diferencias coste-valor a las variaciones de precios que vayan apareciendo, inclusive por ofertas de mercancías ya registradas, como son los casos inflacionarios, los cambios de paridad cambiaria, crisis ocasionales, inestabilidad política y afines.

Ese cálculo de costes marginales explica el entusiasmo y sigilo[3] que pone el productor en el control de precios de costo, sus economías, sus cargos hasta de las más insignificantes compras que realicen sus administradores; lo hace con tanto esmero y vigilancia como el puesto en los incrementos y sostenimiento de la productividad de sus trabajadores. De esa manera busca maximizar su producción de plusvalía y minimizar sus costes en dinero invertido, y cumple con la famosa ley de oro de la Economía Vulgar: “Mínimos costes y máxima ganancia”.

Hemos indicado en entregas anteriores [4] que la “concurrencia” de muchos en el mercado les permite a los vendedores y compradores conocer de los precios vigentes en cada momento, salvo que se trate de innovaciones mercantiles cuyos precios va introduciendo el fabricante hasta que poco a poco logre imponer y fijar el que más rentabilidad de deje. Recordemos que la penetración del mercado supone ensayos, descuentos, facilidades, publicidad, etc., pero, muy especialmente la introducción de unos precios ex ante que quedarán sujetos a todos los ajustes que a bien tenga la “mano invisible” con la que ya estamos familiarizados.

El mercado se ocupará sencillamente de frenar las ventas con precios distanciados del valor promedio que la propia dinámica, con sus obsolescencias e innovaciones, y la experiencia bursátil haya señalado. Como hemos dicho, el mercado terminará imponiendo el valor de las mercancías con un error mínimo, con lo cual la valoración de sus costes que haya hecho el fabricante tenderá a quedar ajustada a los cargos estándar por conceptos no menos estandarizados, entre los cuales se hallan las depreciaciones de medios de producción fijos o medios de trabajo, de los alquileres, del gasto administrativo, de las plantillas gerenciales, jurídicas, seguros, vigilancia, decoraciones y afines.

De esa forma, el plusvalor creado en fábrica no sólo queda reconocido por el mercado[5], sino que, por falta de regulación de “costes y precios justos” se admite los costes de medios de trabajo como costes imputables al precio fijado por el fabricante para sus ventas, cargos que, además de esquilmar a los consumidores, al lado de la explotación por concepto de plusvalía, sirven para burlar el IS/R de todos los países burgueses. Venezuela, 28/07/2011 12:47:50
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[1] Carlos Marx, El Capital, Libro Primero, Cap. V, Nota 14.


[2] Carlos Marx, Ibídem.


[3] Carlos Marx, El Capital, Libro Primero, Cap. VII, Subc. I.


[4] http://www.aporrea.org/tiburon/a127142.html

[5] “El intercambio que se hace de dos valores iguales no aumenta ni disminuye la masa de los valores existentes en la sociedad. El intercambio de dos valores desiguales…tampoco modifica la suma de los valores sociales (macroeconómicos), aunque aumente la fortuna de uno en lo que quitó de la fortuna de otro.” (Carlos Marx, Ob.cit., Cap. V, Nota 19. Introduje el paréntesis.

Conozcamos la Formación de los Precios de Fábrica o “Costes Marginales", Primera Parte (i)

(Primero la fábrica estima el precio y luego el mercado lo ajusta)


Manuel C. Martínez M.

28/07/2011 12:46:29




Luego de calcular sus costes globales de producción, usualmente denominados “costes de fábrica”, el capitalista fabricante aspira una ganancia que cuantifica en determinado % del capital global empleado y consumido. Digamos que no se va al mercado a lograr un precio de su oferta, según la competencia del caso con otros fabricantes, para luego descargar aquellos costes del valor de la oferta vendida y así averiguar, por defecto, cuál ha sido su ganancia. Es todo lo contrario.

Sin embargo, en la literatura económica burguesa, su contabilidad maneja los llamados “costes marginales”[1] de producción, que son recogidos en los llamados “gráficos de rentabilidad”[2] , y con estos elabora sus flujos o curvas de costes (inversiones de capital). Esos costes marginales son una ficción numérica que sirve para enmascarar la plusvalía, sin que necesaria ni deliberadamente ningún economista ni contable, ni analista de costo de la burguesía, se lo hayan propuesto así.
 
 
La curva de costes marginales, que es la inversa de la curva de la productividad marginal (otra ficción económica)[3] ha sido un ingenioso artilugio contable que logra contabilizar ex ante el costo o valor de producción, inclusivo de una ganancia (plusvalía) muy bien estimada que, como coste de fabricación, el mercado ex post reconocerá como precio de mercado, luego de dar cuenta de los errores (entre precios y valor trabajo) y de la puja entre oferentes y demandantes, de fabricantes entre sí, y entre estos y sus respectivas clientelas. Veamos la siguiente “gráfica de rentabilidad”:




Para C P = costes y precios; Q = cantidades demandadas y ofrecidas; D= curva de demanda, y O= c. de oferta.


Ocurre que, según esa gráfica, en la curva de costes marginales (curva de oferta O) cada punto de ella representa un “costo marginal” de hecho y cuidadosamente calculado dentro de la empresa, y representa a la vez un precio ex ante que es superior al precio de todas las demás unidades precedentes y pertenecientes a la misma curva en cuestión. Para el punto de intersección de ambas curvas, esa ganancia esperada está representada por la zona zigzagueada. La superficie del cuadrilátero representa el valor-precio de la transacción de equilibrio, y la zona no zigzagueada, los costes de fabricación formados a punta de costes marginales sucesivos y acumulados hasta ese volumen de “equilibrio” o de intersección de ambas curvas.



Como sabemos, esta curva, trazada en un sistema cartesiano (primer cuadrante), se mueve ascendentemente de izquierda a derecha, cóncava hacia arriba, razón por la cual cada precio y cada coste precedente pertenecientes a esa curva representa uno menor a todos los que le siguen hacia arriba en toda su trayectoria. Así, al vender al precio de un punto cualquiera de la curva, la fábrica habrá formulado y fijado de antemano ganancias para cada una de las restantes unidades del lote vendido.


No hay duda que tales “costes marginales” y afines representan un asombroso artilugio econométrico que forma parte de la Teoría Económica Vulgar, y que no en balde ha recibido premios provenientes, precisamente, de las academias burguesas, y en particular de la que fundó Alfred Nobel.


Pero sabemos también que cada fábrica opera con lotes de compras para la realización de su proceso productivo, y funciona con lotes de ventas de las mercancías que produce. Digamos que sus transacciones son rigurosamente al mayoreo. Hasta donde también sabemos, sólo los detallistas venden al detalleo, pero pagan al mismo precio cada unidad comprada. Con ello, la idea del costo marginal queda desvirtuada, pero, matemáticamente del valor trabajo de cada unidad fabricada, una parte representa salarios y otra plusvalía “marginal”, digámoslo así.


Cierto que es necesario calcular el coste medio de producción, esto es, formar los precios o costes de fábrica, pero es sólo para estimar   los desembolsos futuros de capital correspondientes a los nuevos procesos de producción, pero, no para fijarle precios de venta a cada unidad en particular. Sencillamente, cada lote de producción, según la cuenta burguesa, que niega la explotación en fábrica, contiene el valor trabajo que cuesta, según los costes de fabricación constituido por: mano de obra al costo de sus salarios y directamente involucrada, por materia prima debidamente disponibles para su transformación, y los costes externos para mejoras ambientales y laborales.

Esta entrega se completará más adelante.

P.D.: La terminología conjugada en estas cartas está sujeta al carácter universal de la Economía Política, más que al léxico de extensión popular. Esto es así para poder abarcar el mayor número de lectores capaces de leer según la simbología que previamente hayan trabajo en los libros especializados. Hacemos hincapié en el empleo de voces máximamente populares, pero sin descuidar ni reemplazar las necesarias categorías, principios, y designaciones económicas de uso técnico y profesional.
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(i) Hemos venido creando la serie de entregas virtuales sobre Economía Científica Política, y sobre Economía Vulgar, bajo la envolvente denominación de: “Conozcamos” y afines. Su compilación posterior la llamaré. “Conozcamos El Capital”, un proyecto de literatura económica cuya ejecución se mueve al ritmo y velocidad de los nuevos “conozcamos” que vamos aportando y creando con la praxis correspondiente. Agradecemos a “aporrea.org”, a su excelente y calificado personal, “ductor” y gerencial, toda esa generosa puerta abierta que nos vienen brindando, a mí,   y con ello a todos los lectores virtuales del mundo moderno.

[1] Consultar la literatura económica que circula en todos los centros académicos y universitarios del mundo marxista y no marxista. Libros de Teoría Económica, Diccionarios de Economía Política, El Capital (Marx) y afines.

[2] José Castañeda, Lecciones de Teoría Económica, Lección 23, # 5.

[3] Lo que la Economía Vulgar llama “productividad marginal decreciente” es, por el contrario, “productividad creciente” ya que a mayor cantidad de mercancías fabricadas en la misma jornada, menor valor añadido o menor costo para cada una de ellas, por lo que resulta falso que la empresa tenga costes marginales crecientes, sino todo lo contrario, en el bien entendido que por costo se entienda  valor trabajo. Cónfer: Carlos Marx, El Capital, Libro Primero, Cap. XV, Subc. III, # 2/ José Castañeda, Ob. cit., Lección 20, # 5.


lunes, julio 18, 2011

Conozcamos la diferencia entre: Precio de venta, Precio de producción y Costo de producción (i)

(Tales diferencias son diferentes para los burgueses y los
marxistas)
Manuel C. Martínez M.
17/07/2011 11:26:06

I.- Sea, c+v+pl = Valor de la producción = Costo de producción. Este costo procede de 2 fuentes: 1.-, del capitalista que aporta “c” + “v”; y 2.-, de los trabajadores involucrados quienes aportan sólo “pl”, ya que el monto del capital variable (v=salarios)) es aporte del capitalista tan pronto cancela y paga los salarios, salvedad hecha de los costes por concepto de vigilancia, gerencia, administración, abogacía, energéticos, alquileres, ya que todos estos costes están subsumidos en “c”, y entran como medios de trabajo. Queda pendiente el reconocimiento contable de los salarios retenidos, como son las prestaciones sociales, bonos navideños, vacaciones y afines, los cuales dejamos a un lado por razones de didáctica circunstancial.



En esa ecuación modular, supondremos que:



v=pl, para una tasa de Pl=100%, y



c=medios de producción o capital constante= a medios de trabajo (mt) + objetos de trabajo (ot), medios que suponemos de igual peso contable para ambos. La ecuación I nos queda así:



II.- mt+ot+v+pl= Valor de la producción= Costo de producción, y con datos numéricos:



III.- 10/mt+10/ot+80/v+80/pl=120 unidades monetarias, y 80% de ganancia bruta



Según vemos, estamos suponiendo que las mercancías se vendan a un precio equivalente al valor de esa producción. La concepción burguesa y su contabilidad dan por sentado que su ganancia, =80, la extrae del mercado, y niega que responde al aporte gratuito que dejan los asalariados con motivo de su explotación, puesto que crean un valor nuevo=80(pl), y reintegran un prevalor= los salarios=80/v, todo representado en nuevos valores de uso adoptados por las mercancías ya procesadas.



Como no suele venderse al valor, sino al precio de producción[1] ,



Precio de producción, c+v+pl, se transforma en:



IV.- c+v+ ganancia o plusvalía media.



Esa ganancia media (gm) es el resultado macroeconómico de dividir estadísticamente toda la plusvalía de un período entre todo el capital (c+v) involucrado, o sea,

∑vi/ ∑(c+v)i.



De esa manera, los capitalistas terminan conformes con una tasa de ganancia acorde numéricamente con su capital empleado, independientemente de que algunos empresarios aporten relativamente más plusvalía que otros. Esta sustracción de plusvalía de una fábrica a otra resulta coherente con la misma ignorancia o renuencia de los capitalistas a reconocer que la ganancia no vine del mercado. Digamos que los capitalistas con menores composiciones orgánicas, vale decir, los más tecnificados, sustraen para sus bolsillos parte de la plusvalía arrancada por los empresarios que operen con composición orgánica mayor, o sea, con más fuerza de trabajo viva. Y:



V.- Precio de venta= c+v+pl= mt/10+ot/10+v/80+gm.



Ese es un precio para vender según los precios de producción que ya hemos tratado. Si suponemos, para facilitar el modelo, que gm=pl, y se da un equilibrio entre oferta y demanda, entonces,



PV=20+80+80=120, para una tasa de ganancia bruta= 80%. Esto ocurre cuando la empresa registra como coste imputable al precio de venta su inversión en “mt”, es decir, cuando la contabilidad burguesa considera que los “mt” consumidos deben ser pagados por el consumidor, según hemos venido rechazando en entregas precedentes.



Una sana contabilidad burguesa debería vender según esta ecuación:



V’.- ot/10+ v/80 +pl/80= 170, según nuestras apreciaciones de entregas anteriores ya citadas, para una ganancia bruta =77,77%, aunque para el empresario se reduciría a 70%=70/(c+v)= 70mt/ (10mt+10ot+80v) .



Según el concepto burgués, allí en V’ no se cargó el valor de sus medios de trabajo consumidos y en consecuencia habría un pérdida de 10. Por esta razón, procedería un cargo hacia su ganancia bruta (70), como una manera alterna para seguir repartiéndose la plusvalía entre los mismos accionistas. Con ello los capitalistas de mayor composición orgánica se desquitarían parcialmente lo que pierden con los precios de producción y con la mayor tributación que pagarían al Estado impositivo.



Corolario: Desde luego que “mt” forma parte del coste y valor de la producción, pero un valor que está formado por el valor agregado por los trabajadores de “v”, por el valor de la materia prima (ot) y por el valor consumido de mt. Los dos primeros costes, valor agregado y “ot”, son recibidos por el comprador, pero no así todos esos gastos y “costes” de producción en que debe incurrir el empresario para poder usar la fuerza de trabajo, y vaciar esta sobre el valor de uso que le sirven de soporte al trabajo de los asalariados, es decir, esos gastos representados por los objetos de trabajo.



El costo de la producción no debe ser igual al precio de su venta, ni siquiera en condiciones de equilibrio. Cuando el fabricante burgués carga los “mt” al precio de venta, no sólo se quedaría con los salarios y la materia prima, habida cuenta da por vendidos los medios de trabajo. Como realmente el capitalista recibe su valor de cambio sin que el consumidor los reciba 100% como valores de uso, eso significa que el consumidor entrega más dinero por una mercancía cuyo valor de cambio es inferior, y sólo recibe materia prima y trabajo, dos valores de uso cuyos valores de cambio sí se justifican.



Mal puede un comprador pagar un precio en dinero por un valor de uso cuyo valor de cambio sea menor. Si el comprador recibiera el valor de uso correspondiente a los “mt”, entonces podría usarlos para fabricar sus propias mercancías.

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(i)
Hemos venido creando la serie de entregas virtuales sobre Economía Científica Política, y sobre Economía Vulgar, bajo la envolvente denominación de: “Conozcamos” y afines. Su compilación posterior la llamaré. “Conozcamos El Capital”, un proyecto de literatura económica cuya ejecución se mueve al ritmo y velocidad de los nuevos “conozcamos” que vamos aportando y creando con la praxis correspondiente. Agradecemos a “aporrea.org”, a su excelente y calificado personal, “ductor” y gerencial, toda esa generosa puerta abierta que nos vienen brindando, a mí,   y con ello a todos los lectores virtuales del mundo moderno.
[1] Cónfer: http://www.aporrea.org/ideologia/a121141.html

miércoles, julio 13, 2011

Conozcamos por qué el Capitalista Niega la Explotación, Parte II[i] (De cómo la plusvalía se transforma en ganancia)

Manuel C. Martínez M.
12/07/2011 10:21:57

Retomemos las fórmulas:

 “ I.’-

C/OT/50+V/50+Pl/50= 150, en la cual la tasa de pl=100%, la de ganancia es 50%, dentro o fuera de la fábrica, en esta o en el mercado, y una composición orgánica= 50/100= 50%.En estas condiciones, el capitalista y sus contables consideran que han rescatado el valor de sus MT y que deben vender por encima de 150, con lo cual lo que realmente hacen es rescatarlos mediante una estafa al comprador de su oferta.

II’.-

C/OT/100+V50+Pl50= 200, para una tasa de ganancia= 33%. Esta baja responde a que el capitalista optaría por una menor composición orgánica = 50/150=33%. En este caso también se genera el proceso de transformación de valores en precios de producción a fin de lograse una tasa común. Sin embargo, tal proceso se obnubila cuando no se refleja el desarrollo de las fuerzas productivas expresadas en los medios de trabajo. Estos detalles los vemos a continuación:

III.-

C/OT100+V/20+Pl/80= 200, pero aquí la tasa de plusvalía es=400%,   y la tasa de ganancia= 66% > 33%, un incremento derivado de una mayor inversión en medios de producción que mejoraron la productividad de los asalariados.” [1]
 
Así, en la fórmula I’:

“C/OT/50+V/50+Pl/50= 150, en la cual la tasa de pl=100%, la de ganancia es 50%, dentro o fuera de la fábrica, en esta o en el mercado, y una composición orgánica= 50/100= 50%.En estas condiciones, el capitalista y sus contables consideran que han rescatado el valor de sus MT y que deben vender por encima de 150, con lo cual lo que realmente hacen es rescatarlos mediante una estafa al comprador de su oferta.”

Allí hemos omitido el costo de los MT; si el fabricante vende por 150, que sería lo correcto, entonces pareciera que ha rescatado sólo su inversión porque la Pl de 50 queda asimilada al valor de los MT (medios de trabajo). Si logra vender en 200, entonces considera que su ganancia de mercado es de 50, pero sabemos que lo que así recupera es el valor de esos MT por haberlos vendido a su clientela. En resumen: primero vende el Pl y cree que ha recuperado sus MT, luego vende a estos y cree que su valor representa la ganancia.

En la f. II:

Ocurre que si la composición orgánica la expresamos en porcentajes representados por aquellos valores:


“C/OT/100+V50+Pl50= 200, para una tasa de ganancia= 33%. Esta baja responde a que el capitalista optaría por una menor composición orgánica = 50/150=33%. En este caso también se genera el proceso de transformación de valores en precios de producción a fin de lograse una tasa común. Sin embargo, tal proceso se obnubila cuando no se refleja el desarrollo de las fuerzas productivas expresadas en los medios de trabajo.”


Fórmula II’:

C/66,66+ V33, 33+ Pl/33,33 = 133,33, o sea:

C/OT33,33+V/33,33+Pl/33,33=100,00, para una tasa de Pl=100%, y una t. de ganancia nula, en caso de no recuperar los MT del mercado.

C/(MT/33,33+ OT/33,33)+ V/33,33+ Pl/33,33= 133,33, y así, la t. de g.= 33,33%.

Como este procedimiento implica una estafa al consumidor, veamos qué puede hacerse con la f. II:

Allí se da una tasa de pl =100%, y una c.o. (composición orgánica)= 0,33= V33,33/C/66,66+33,33, por tanto debe considerarse una c.o. mayor, por ejemplo:

III’:

C/20+V/80+Pl/80=C/MT10+OT/10+V/80=180, o sea:

C/OT10+V/80+Pl/80=170, para un tasa de pl=100%, y una t. de ganancia= 70%, en caso de no recuperar los MT del mercado.

En resumen: 1.- Los capitalistas podrían perfectamente recuperar toda su inversión=C/20+V/80, de 170, precio al cual venderían su producción, y les quedaría una ganancia bruta=70, a la cual cargarían los MT=10 para su recuperación y conservación sin vendérselos al consumidor y así dejar de estafarlos. Y 2.- Así estamos demostrando que sólo la explotación mano de obra “viva” es la verdadera fuente de la ganancia, ya que las inversiones con baja composición orgánica, es decir, con elevada inversión en medios de producción y baja en mano de obra, obtienen ganancias a condición de estafar a su clientela mediante la venta a esta de los medios de trabajo cargados al coste de fabricación, a pesar de que estos permanecen como propiedad de los capitalistas.



[i]Hemos venido creando la serie de entregas virtuales sobre Economía Científica Política, y sobre Economía Vulgar, bajo la envolvente denominación de: “Conozcamos” y afines. Su compilación posterior la llamaré. “Conozcamos El Capital”, un proyecto de literatura económica cuya ejecución se mueve al ritmo y velocidad de los nuevos “conozcamos” que vamos aportando y creando con la praxis correspondiente. Agradecemos a “aporrea.org”, a su excelente y calificado personal, “ductor” y gerencial, toda esa generosa puerta abierta que nos vienen brindando, a mí,   y con ello a todos los lectores virtuales del mundo moderno.
 

domingo, julio 10, 2011

Conozcamos a los Prestamistas del Estado[i] (Unos, vivianes, y otros, pendejos)

Manuel C. Martínez M.
10/07/2011 13:23:31

Si algún rasgo burgués y procapitalista de la presente Administración Pública resulta inocultable, es su fiel cumplimiento en el pago de sus deudas a los organismos internacionales, por un lado, y su mora y hasta ignorancia de las acreencias de sus ex funcionarios públicos, jubilados, universitarios y afines.



Concretamente, mientras el llamado servicio de la Deuda Pública extranjera forma parte imprescindible del Presupuesto Nacional de cada año, la deuda acumulada y acumulable que mantiene el Estado desde el año 1975 con los pendejos universitarios activos y jubilados crece sin cesar.



Esta Administración durante más de una década ha reconocido deudas sociales contraídas con los pendejos, como la actual Misión Vivienda, Misión salud, etc., pero no termina de ponerse al día con la millonaria deuda que mantiene con los jubilados universitarios y con los de Pdvsa, cuyos ahorros fueron burlados por funcionarios de alto rango de esa empresa ante las insensibles fosas nasales de su Presidente, Rafael Ramírez.



Mientras el Estado amortiza parte de los préstamos principales con esos financistas y capitalistas internacionales anidados en la Organización de las Naciones Unidas, y les cancela puntualmente los intereses causados cada año, a los pendejos universitarios les acrecienta su moratoria. Ni siquiera trata de pagar los nuevos intereses anuales y abonos al principal, no, este Estado burgués sigue adeudando principal e intereses del Fideicomiso del pendejo, y de esa mora extrae suficientes fondos presupuestarios para ponerse al día con los vivianes y poderosos de los prestamistas burgueses extranjeros.



Podemos inferir que el Estado mantiene la puerta abierta a nuevos empréstitos públicos extranjeros, porque no honra su deuda con los nacionales, ni con los jubilados.



Mientras el pago de la Deuda Pública exterior sale en dólares que no ayudan para nada a la economía doméstica, el posible reconocimiento y cancelación del fideicomiso universitario y pago de los ahorros de los trabajadores de Pdvsa se traduciría en un fuerte componente de la demanda nacional que indudablemente incidiría favorablemente sobre nuestra economía.



Viene ocurriendo que, mientras las salidas al exterior va en dólares, el pago del Fideicomiso sería en bolívares, y por esta razón, quizás, el Gobierno mantiene represados los dólares petroleros con su crónico Control Cambiario, control para todo menos para pagarle religiosamente a la alta burguesía de esos financistas internacionales. Asimismo, las frecuentes Devaluaciones del bolívar frente al dólar buscaría el ahorro de divisas para garantizarle al prestamista extranjero e imperialistas la cobranza oportuna de sus acreencias financieras.



Entonces, una Administración que prefiere pagarle al poderoso en dólares, y tomar lo que le debe a los pendejos para estar bien con la burguesía debería revisar sus declaraciones y auto denominaciones de gobierno socialista, antiimperialistas y demás embustes que quedan evidenciados con esta conducta presupuestaria.



Por favor, ¿Por qué no se aprueba un Crédito Adicional para honrar, por lo menos, los intereses fideicomisarios de este año, y se recoge cada año una partida por igual concepto? De esta manera los pendejos recibirían el mismo trato burgués que tanto respeta el Estado frente a los financistas del Imperio.


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[i] Hemos venido creando la serie de entregas virtuales sobre Economía Científica Política, y sobre Economía Vulgar, bajo la envolvente denominación de: “Conozcamos” y afines. Su compilación posterior la llamaré. “Conozcamos El Capital”, un proyecto de literatura económica cuya ejecución se mueve al ritmo y velocidad de los nuevos “conozcamos” que vamos aportando y creando con la praxis correspondiente. Agradecemos a “aporrea.org”, a su excelente y calificado personal, “ductor” y gerencial, toda esa generosa puerta abierta que nos vienen brindando, a mí,   y con ello a todos los lectores virtuales del mundo moderno.