Asociación Civil Bolivariana "Defensores del bolívar"

domingo, agosto 26, 2007

POR UNA SEGUNDA VUELTA ELECCIONARIA (Reforma de los Art. 228 y 230)

Por Manuel C. Martínez M.
19.08.2007

Según los vientos que soplan, el Ejecutivo Nacional busca reforzar lafigura del Presidencialismo, hecho que se evidencia en su reciente solicitudde reforma para el Art. 230, a fin de alargar en un año cada ejerciciogubernamental y para abrir la posibilidad legal de que los presidentes yaelectos y en pleno ejercicio de su mandato puedan alargar este sin soluciónde continuidad.

Pero también sería muy conveniente solicitar una reforma del Art. 228 demisma Constitución, que ahorita se halla sometida por aquél a reformas deinspiración marcada y evidentemente personalistas. La reforma del Art. 228 estaría dirigida a la exigencia de la conquista deun mínimo de electores de 60% de los votos válidos. En caso de que ningúncandidato logre cubrir este numerito, se iría a un Segunda Vuelta Electoral.

De esa forma el candidato ganador contaría con un respaldo másrepresentativo, y con un mayor grado de legitimación. Esta condición,democrática por demás, está cobrando mucha importancia, particularmentecuando la masa de electores que ahorita hace mayoría en asuntos políticos yelectorales no es la mejor dotada formacionalmente, ni la de mejorconciencia política, independientemente de que nuestros políticos,inescrupulosos y demagogos, afirmen todo lo contrario para endulzarle losoídos.

Sabemos que nuestra sociedad, como país clasista, alberga una elite queunilateralmente se ha dado sus propias instituciones, sus propios einteresados gobernantes; una supraclase tradicionalmente privilegiada que habloqueado los accesos educativos y económicos a las grandes mayorías , porlo que resulta de perogrullo admitir que estamos ante un potencialelectorado heterogéneo con un componente predominantemente minusválidopara saber y conocer con la mejor propiedad cuál es el mejor destino de supatria, aparte de confiar mesiánicamente en un solo líder,independientemente de que este se propusiera lo mejor para todos.

Cuando pisamos tierra, cuando concretamos la composición social, civil ymilitar de Venezuela, debemos reconocer que no todos quienes van a las urnaselectorales tienen las mismas condiciones culturales ni formacionales, nipolíticas. Pero el político demagogo se esmera en atribuirle esta cualidadhasta a los venezolanos más desconocedores de sus derechos.

Por esas razones y en aras de que el gobernante que nos toque recibir puedaejercer a sabiendas de que fue electo por una mayoría inclusiva de lasdiferentes clases sociales y de las personas de distintas posicioneseconómicas, proponemos el recurso de la Segunda Vuelta Electoral queperfeccionaría el contenido actual del Art. 228, mismo Art. que por ahoralimita su contenido triunfos electorales por mayoría lograda dentro de unavuelta única.

No confundir las figuras monárquicas europeas, reyes y reinas, con laeternización potencial de Presidentes de Repúblicas. Aquellas son vestigiosde sistemas ya obsoletos como el esclavismo y el feudalismo.

sábado, agosto 25, 2007

Reforma de Jornada de Trabajo

Por Manuel C. Martínez M.
24-ago-07

En principio y de perogrullo, todo trabajador recibe con mucho entusiasmocualquier solicitud presidencial tendente a la reducción de la *jornada detrabajo* cuyas características vigentes se recoge en el Art. 90 de laConstitución de la República Bolivariana de Venezuela. Por su parte, lospatronos la verán con mucho pesar.

Efectivamente, estamos hablando de una propuesta que de ser aprobada en lostérminos originales se traduciría en una reducción de 18% del tamaño de lajornada media. La actual jornada es de 8 horas diarias y 44 h/semanales, ypasaría a 6 h/d y 36/s. y en paralelo, tal rebaja horaria traduciría unamejora nominal salarial de 22,22¯%, para un salario mínimo constanteextensivo a la jornada reducida.

Por eso debemos enfatizar algunas observaciones muy pertinentes, aunqueno compartimos que la discusión sobre esta Reforma se realice postféstumentre ciudadanos de a pie, como yo, y el gobierno, sino entre diputados adhoc. En todo caso, con todo el respeto que nos merece su investidura, elciudadano proponente y Presidente de la República, debió haber discutidoantes su anteproyecto reformatorio con el pueblo, y luego elevar susolicitud ante la Asamblea Nacional.

Yendo a la solicitud de reforma en cuestión: 1.- Esta literalmente suponeque ordinariamente los trabajadores deberán trabajar 6 horas diarias delunes a sábado, y esto significaría un aumento de 50% de las horas laboralesobligatorias para el día sábado, al pasar de 4 horas a 6 h. Por supuesto,para que la jornada sabatina sea mejorada deberá rebajarse la carga semanala 34 h por lo menos, lo que supondría un sobreincremento salarial de33,33¯% para el sábado en particular, y redundaría en una mejora salarialpromedia diaria de 5%, aprox. Tal reducción del empleo de la mano de obrainicialmente beneficiaria mermaría la oferta mercantil con sus consabidassecuelas para una demanda constante

2.- Si pisamos tierra, cuando en una sociedad capitalista decimos aumentosalarial, decimos incremento de costes de producción, y estoineludiblemente traduce elevación de precios finales para las mercancíascuyos productores aspiren mantener constantes sus ganancias absolutas, y, loque sería peor, si aspiraran conservar constante su tasa de gananciarelativa, entonces dichos patronos tenderán a sobreincrementar dichosprecios; y

3.- Como si fuera poco, el empresariado capitalista, y con mayor razón el*empresariado* venezolano, subvencionado en su mayoría, por lo menos a cortoplazo no moverá un dólar para compensar su merma productiva ocasionada conesa reducción de 18% de horas hombres semanales. Una reducción del empleoque, en una primera fase, incrementará los precios de su mermada oferta parauna demanda constante, y en el mejor de los casos sólo provocaría un aumentode la capacidad industrial ya instalada y ociosa, pero no necesariamenteserá garantía de más empleo de mano de obra, ni de más materias primas, nide mayor volumen de maquinaria y afines, ni más energéticos, ni másgalpones, ni más intermediarios. Todo lo contrario: es posible que estareducción laboral de la jornada traiga mayor desempleo de materias primas,de energéticos y de otros insumos que paralela y complementariamentequedarán cesantes con la reducción laboral del caso. Contraproducentemente,sobrevendría mayor carestía, y dejaría incólume la capacidad productivaactual.

jueves, agosto 16, 2007

Reformas Constitucionales y Aberraciones Socialistas

Por Manuel C. Martínez M.
16-Ago-07

En materia de enmiendas, reformas y afines, la Constitución de 1961 es clara y terminante: Las leyes sólo podían enmendarse por iniciativa del propio Poder Legislativo ora nacional, ora estadal. Elaborado el anteproyecto enmendatorio, este se sometía a referéndum y con su corroboración popular se pasaba al Ejecutivo para su *ejecútese*, sin que este último pudiera objetar nada, absolutamente nada, de la reforma en cuestión.

Digamos que en dicha Constitución se respetó una plena subordinación del mandatario al pueblo que lo elegía, algo verdaderamente coherente con un sistema gubernamental jactancioso de democracia y representatividad popular.

Efectivamente, el articulado recogido en el Título X de esa Constitución de 1961 plasma un poderoso mandato popular representativo, y los demás poderes simplemente debían ajustarse a él, se hallaban por debajo del Poder Popular, y no lo contario como penosamente se está procesando en estos momentos, y cuya fragua se apoya sobre la base jurídica de una Constitución que curiosamente y desde su elaboración y aprobación ya contenía esta posibilidad de *aberraciones*, como la *perpetuidad gubernamental*, que la puede legal y constitucionalmente solicitar el propio beneficiario de dicha reforma.

Y es que al contrario de la C. 1961, la de 1999, en su articulado de la Sección Primera, capítulo IV, Título I, rompe diametralmente aquel orden gubernamental, coloca al Poder Ejecutivo de turno por encima del pueblo, y obviamente, si sus mandatarios resultan castrenses, como es el caso de actualidad, estos pudieran terminar alejándose de toda suerte de representatividad popular, aunque se valgan de formalidades electorales de ostentoso matiz democrático.

Desde luego, estamos conscientes de que por causa directa del cúmulo de malos y corruptos gobernantes civiles que soportamos durante más de 40 años, amparados en la citada C. 1961, el arribo de larga duración de militares en el poder podría interpretarse como un ensayo depurativo de los valores políticos hartamente mancillados por los pillos que pasaron por Miraflores, pero ni tan calvo, ni con dos pelucas.

El pueblo corre el riesgo de que el militarato que ahora se sedimente en el poder tarde demasiado en devolvérselo al civilato, y esta posibilidad parece evidenciarse con las reformas solicitadas por el actual mandatario militar. O sea, la C. 1999, deja en manos del Poder Ejecutivo la posibilidad de *despacharse y darse el vuelto*.

Efectivamente, El Articulo 74 de la Constitución que ahorita se quiere modificar faculta al gobernante para introducir dichas reformas a su entera arbitrariedad y beneficio, y apoyado en un contexto constitucional que subordina el pueblo a sus mandatarios, como tiene ascendencia para que el poder legislativo se limite al trabajo de carpintería, de sintaxis y literatura jurídica, se desemboca en la aberración política de que quien solicite enmiendas para su beneficio personal, sea el mismo que termine aprobándolas.

La debida ponderación de la influencia ambiental

por Manuel C. Martínez M.
15-ago-07

Un Socialismo científico deberá ponderar adecuadamente la influencia ecológica sobre los hombres, pero desde hace mucho tiempo viene extendiéndose la hipótesis, con aspiraciones científicas, de que al *hombre* predominantemente lo modela el medio, la cultura recibida, la educación, los medios, la religión, en fin, su hábitat, la familia, todo eso en un plano casi igualitario con la Flora y la Fauna.

Los connotados aportes antropológicos y la Sociología académica así lo señala. Por su parte, los interesantes aportes naturalistas y ecológicos de Charles Darwin, por ejemplo, apuntaron siempre al reforzamiento de esta hipótesis ambientalista, que como variante sociológica persigue orientar nuestra atención hacia asuntos secundarios frente a las subyacentes causas de nuestra personalidad, de nuestro modo de vida.

Porque es un hecho que hasta las comunidades cuantitativa y aparentemente *peor* dotadas por la naturaleza tienen asegurado un potencial sustento, puesto que de otra manera no se concibe el surgimiento de la vida en poblaciones desérticas o despectivamente conceptuadas como inhóspitas, como resulta inconcebible la crianza de superbebés en comunidades hambrientas por causas no ecológicas, sino económicas.

Desde luego, cuando se rompe el equilibrio ecológico, o la llamada cadena fitotrófica, estamos ante otra cosa, y debemos buscar las causas de tales rompimientos, pero no en sus motores aparentes como la cacareada ignorancia popular, ni en la deficiencia de *luces* académicas, ni el mal uso de los recursos naturales, ni en esos mil subterfugios tendentes a ocultar el fondo mismo o causa última de esas desequilibrantes desviaciones ecológicas. Debemos necesariamente ir a las causas económicas, al tipo de sistema de vida que clasistamente venimos dándonos, ayer esclavista y feudal y hoy desparramada y globalizadamente capitalista.

Porque no débese seguir confundiendo las relaciones del *hombre* con la naturaleza con las relaciones entre unos hombres y otros. Aquellas son relaciones naturales y ambientalistas, las segundas son meramente socioclasistas.

sábado, agosto 11, 2007

Moral y Luces fueron Primeras Necesidades Mantuanas

Por Manuel C. Martínez M.
9-ago-07

Los tipos culturales, los gobiernos, las ideologías, la moral, el vestido, las usanzas en general, la ciencia y sus correspondientes tecnologías, y hasta la manera de historiar e historiografiar, son todos enfatizadamente *históricos*, o sea, sentimos y pensamos según y cómo vivimos.

Hemos tomado el título de esta entrega de los epígrafes que orgullosamente engalanan los edificios de muchos de nuestros excelentes *Grupos Escolares*. El Ministerio de Educación que los fundó tomó esta lapidaria expresión de una escritura atribuida al Libertador, Simón Bolívar: su Discurso ante el Congreso de Angostura.

Ahora bien, los 26 congresistas o legisladores constituyentistas de marras, a quienes él dirigió con densa argumentación su excelente discurso allá por 1819, si bien son citados como representantes del pueblo, debemos entender que entre estos hubo un importante faltante popular. Ni los esclavos ni los indios tuvieron representación directa en la escogencia provinciana de ninguno de aquellos diputados, y era de esperarse que los ungidos con el voto *mayoritario* sólo los representaban a aquellos en su condición de *bienes patrimoniales* de tales diputados, de sus familiares y amigos. Recordemos que para entonces aquella Venezuela era un ente predominantemente esclavista.

De ese faltante popular recordamos al epopéyico *Negro* Primero, todo un valiente teniente que murió ignorando a quién servía. Pedro Camejo, nombre que se le reconoció postmortem, fue un esclavo de Vicente Alonzo, y esclavo que estuvo al servicio militar de Páez. Y más recientemente se viene reconociendo a las determinadas y específicas esclavas de la servidumbre mantuana: La *Negra* Hipólita, y la *Negra Matea*, todos ellos con apodos expresamente alusivos a su condición social.

Por supuesto, los esclavos del siglo XIX, como tampoco los trabajadores del presente, jamás han sido representados como personas con iguales derechos ante las leyes, porque estas siempre han estado divorciadas de la realidad, que es como decir letra muerta en materia DD HH mayoritarios.

Nuestras constituciones sólo han tenido como articulado veraz los privilegios de los oligarcas de ayer y de hoy. Por ejemplo, la atribución para indultar que tienen los Presidentes cuando un oligarca moderno resultare condenado por algún notabilísimo delito. En el caso de propiedad privada, sabemos que este derecho sólo se le respeta y hace respetar al gran poderoso, pero no al propietario menor.

Entonces, retomando el epígrafe de nuestro artículo, las verdaderas Primeras Necesidades de la mayoría del pueblo son: comida, vivienda, calzado, salud, seguridad, respeto interciudadano, libertad para *trabajar para vivir*, pero para los mantuanos de otrora, ciertamente, personas con todas esas necesidades harto satisfechas en su condición de adinerados, Moral y Luces sí eran sus primerísimas necesidades por cuanto, a juicio de Simón Bolívar, sus contemporáneos y compatriotas eran muy inmorales y analfabetos.

Trabajadores buhoneros y Comerciantes tracaleros

Por Manuel C. Martínez M.
05 ago. 07

Los evasores de la realidad, los literatos tarifados por el gran capital, los demagogos y hasta los analistas sociales sorprendidos en su buena fe, suelen maquillar el vocabulario dirigido al pueblo de mediana preparación cultural, con él lo envuelven, y la problemática social sigue su irresoluble curso.

Un nobelado peruano, al servicio de intereses conservadores, hace varios lustros se encargó de divulgar mundialmente la expresión *Economía Informal*, para calificar así al desparramado comercio menor y ambulante que supuestamente viene perturbando la paz de los comerciantes *formales*.

En principio y originalmente la *economía informal* asume el comercio de quincallería, de menudencias, y su ejercicio corrió a cargo de desempleados o de personas de baja preparación técnica, con inclusión de menores de edad. Pero modernamente la practican hasta profesionales o universitarios sin ocupación fija, como tales, o que buscan con ello mejorar sus deprimidos ingresos.

En Venezuela, el fenómeno de la buhonería viene desarrollándose sin que hasta ahora se vislumbre un freno, ni una solución satisfactoria tanto para esos *trabajadores* como para los *comerciantes afectados* y ni para la ciudadanía en general. Los gobiernos se han limitado a tomar medidas emergenciales, paliativas y nada definitivas, los apelotonan en centros comerciales ad hoc, los persiguen con la policía municipal, estos vuelven a instalarse, los vuelven a desalojar y así recicladamente. La ciudadanía, y la ciudad somos los grandes perdedores.

Es bueno saber que la mayoría de las mercancías adquiridas en este mercado informal son de tercera calidad, y los riesgos no son cubiertos por ninguno de sus vendedores quienes hoy están aquí pero mañana no.

Ahora bien, detrás de la *Economía Informal* existe el Comercio Formal. Está claro que los buhoneros adquieren sus inventarios con cargo a la oferta que los intermediarios mayoristas quienes dejan de colocarla parcialmente en los comercios formales, y estos también pudieran estar valiéndose de estos *desempleados* para vender sus mercancías en mercados más amplios. De esta manera este comerciante ve reducidos sus costes operacionales de inquilinato, energéticos y otros, pero, sobre todo, logra importantes economías salariales. Para estos comerciantes formales que venden a través de estos buhoneros no rige la Ley del Trabajo, no paga Seguro Social, no asume pasivos laborales prestacionales, ni aguinaldos, ni bonos…

Sugerimos que el gobierno le haga un seguimiento exhaustivo a la procedencia de esos inventarios manejados por *trabajadores informales* cuyas actividades podrían responder formalmente a estrategias empresariales mercantiles, porque detrás de cada *trabajador buhonero* puede existir un *comerciante tracalero* y evasor, no de la realidad, pero sí de la formalidad de nuestras leyes laborales.

El carácter perverso de la Inflación

Por Manuel C. Martínez M.
02 ago. 07

La inflación siempre ha sido temida y combatida por los gobiernos responsables y conscientes de su alta peligrosidad. Sin embargo, es pobremente analizada, y por razones políticas esos mismos gobiernos suelen minimizar los perversos efectos que las subas incontroladas de precios tienen a mediano plazo sobre la producción de muchas mercancías fundamentales en el empleo tanto de mano de obra como de los factores técnicamente complementarios.

Toda inflación está asociada a contradicciones y absurdos. Por ejemplo, cuando se da una suba general de precios las ventas crecen y crecen, pero paradójicamente la oferta baja y baja, y con esta se contrae la producción, o sea, baja el empleo. Esta baja de empleo se traduce en nuevas contracciones de la oferta colocada, por causa de una reducción en los salarios causados, y con ello en nuevas alzas de precio a fin de seguirse manteniendo el previo volumen de ganancias.

Mientras las ventas sigan creciendo monetariamente, los inventarios de mercancías tardan en salir, la producción debe reducirse, surgen despidos, reducciones en compra de materias y materiales, que también sufren alzas de precio, la maquinaria empieza a subutilizarse, etc., con todo lo cual el empleo sigue su caída en picado, la inflación se robustece, los gobiernos empiezan a desestabilizarse y los consumidores pueden perder los estribos.

Hasta este momento no se vislumbra salidas positivas, mientras haya poder de financiamiento para la inflación, financiamiento que es, por cierto, el otro absurdo de esta perversa situación económica. No resulta lógico que en una sociedad con alto poder de compra tal poder adquisitivo se traduzca en alimentación de una inflación que paradójicamente lo reduce. Caos, crisis, pobreza creciente, son los resultados finales de un maligno proceso que aparentemente es causado por desajustes mercantiles entre la oferta y la demanda, inicialmente por una escasez que si no es oportunamente atendida desencadena todo ese proceso de continuado molestar social.

De resultas, podemos sufrir una fuerte contracción y estancamiento de la economía del país cuyo gobierno no ha sabido regular la inflación a tiempo, ni hacerlo con controles eficaces. A este extraño fenómeno con mayor propiedad se le debe llamar estanflación, o sea, suba de precios con desempleo. Por esta razón el nombre Inflación no pasa de ser un eufemismo.

Un expediente muy usado por aquellos gobiernos que no logran controlar la Inflación es atribuirle la culpa a los empresarios, a los excesos de liquidez y mil especulaciones más, sin que ninguna de estas llegue al meollo del asunto.

Ahora bien, ocurre que las ventas responden a un valor compuesto del volumen de oferta de mercancías por sus correspondientes precios: QxP, para Q = volumen de oferta colocada, y P = precio alcanzado.

Durante sus prolegómenos y en pleno proceso inflacionario perfectamente las ventas pueden mantenerse y hasta crecer a punta de una elevación del factor P con inclusión paralela de una considerable baja en el volumen Q finalmente colocado. La causa inicial de la suba de precios se le atribuye a una mayor demanda sobre la oferta que suele darse en mercancías de alto importancia económica nacional y trasnacional, de energéticos en primer lugar.

Pero el desajuste de la Oferta-Demanda que sirve de detonante inflacionario es causado a su vez por una tendenciosa baja en la tasa de ganancia que es afanosamente evitada mediante elevaciones unilaterales amparadas en toda esa estructura paramonopólica que caracteriza al alto poder industrial imperial. Tal baja en la tasa de ganancia es percibida casi inmediatamente por los grandes industriales del mundo, por los principales inversionistas dedicados como están al control mundial de todos los mercados involucrados en la economía moderna y globalizada. Son estos megaempresarios quienes ni cortos ni perezosos recurren a las primeras subas de precios, estas cruzan los mercados de las empresas centralizadas y finalmente quedan instauradas hasta en las economías de menor rango, que paradójicamente terminan sufriendo toda la perversidad de este estanflacionario proceso. De allí que no menos paradójicamente sean los países desarrollados los que acusan un menor índice inflacionario a pesar de ser sus iniciadores.